La banda inglesa estrena canción, “Invisible” y se prepara para lanzar su 15° álbum de estudio: Future Past; Graham Coxon, Giorgio Moroder y Mark Ronson integran el seleccionado de músicos y productores que los secundaron en esta nueva aventura, a 40 años de su primer disco; hablamos en exclusiva con su bajista, John Taylor
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A lo largo de más de cuarenta años de vida, Duran Duran construyó su carrera en base a saber sortear adversidades. Durante todo ese tiempo, la banda de Birmingham tuvo que aprender a lidiar con dimisiones de sus miembros fundadores (y sus posteriores reincorporaciones), nuevas búsquedas artísticas que no siempre llegaron a buen puerto y la constante revalidación de su historia cada vez que se renovaba el público.
Desde el regreso de su formación histórica con el disco Astronaut, en 2004, el grupo liderado por Simon LeBon supo mantener la vigencia de su legado sin necesidad de recurrir a la nostalgia. Aun después de que el guitarrista Andy Taylor se volviese a marchar, la banda se mantuvo activa y con un notable hándicap creativo en Red Carpet Massacre (2007), All You Need is Now (2010) y Paper Gods (2015).
Y fue justamente la supervivencia la que signó su siguiente paso. En 2019, Duran Duran comenzó a trabajar en su decimoquinto disco de estudio, hasta que la pandemia tuvo otros planes y forzó al grupo a tomarse una pausa involuntaria. Para sobrellevar el aislamiento (y mientras se recuperaba de la Covid-19), el bajista John Taylor comenzó a subir a YouTube tutoriales de sus propias líneas de bajo, y el experimento de algún modo ayudó a que el nuevo disco volviera a tomar forma. “Pensé que sería divertido hacer eso para mis redes sociales, y terminó siendo de ayuda. A veces está bueno escucharte, porque te permite pensar en lo que hiciste en el pasado y por qué lo hiciste”, cuenta el músico, casi con una alusión involuntaria al título de su nueva obra.
Con las energías renovadas, Duran Duran terminó de dar forma a Future Past, el álbum que publicará el 22 de octubre. Para el disco, la banda trabajó la mayoría de las canciones nuevas junto al productor Erol Alkan (conocido por su trabajo junto a Ride y por sus remixes de Noel Gallagher y Temples) y tuvo a Graham Coxon, guitarrista de Blur, a cargo de las seis cuerdas. El resultado de esta alianza improbable está a la vista en “Invisible”, el single que el grupo estrenó este miércoles, que conserva el groove característico como marca identitaria con el agregado de nuevas capas sonoras.
–Duran Duran hizo discos en contextos muy distintos, pero este va a ser el primero gestado en una pandemia. ¿Cuán diferente fue trabajar durante este período?
–El aspecto más significativo fue tener que hacer una pausa, porque veníamos trabajando en el disco desde hacía un año. Sentimos que estábamos llegando a terminarlo, dándole los últimos toques a las canciones para poder tenerlo listo para el verano (boreal) del año pasado, con mucha presión. Cuando la pandemia atacó fuerte en marzo de 2020, cerramos el estudio, yo regresé a Estados Unidos, y no trabajamos en esa música por casi nueve o diez meses. Cuando volvimos y empezamos a hablar para ver qué hacíamos con esa música, el tiempo que nos tomamos nos dio una perspectiva y una energía que nos permitieron terminar las canciones de una manera distinta a como probablemente lo hubiéramos hecho. Nunca jamás hubiéramos elegido tener que tomarnos un tiempo de esa manera, porque una vez que nos embarcamos en un proyecto, seguimos y seguimos, porque después tenés que salir de gira. Y eso se convierte en un ciclo que es bastante desgastante, porque al momento en que llegás a tener el disco terminado, nos odiamos entre nosotros y odiamos a las canciones, odiamos todo y encima tenemos que salir de gira. Esta vez tuvimos esta pausa y esta perspectiva, y creo que volvimos a la música con la sensación de “¡wow! realmente hay algo bueno acá”.
–¿Y cómo encaja “Invisible”, el primer single, en esa lógica?
–La experiencia en particular con esa canción fue casi mágica. Volví sobre ella, la escuché con la perspectiva de la experiencia del encierro, y pensé: “mierda, esta canción me está hablando de esta experiencia pandémica”, y fue bastante raro, porque no la escribimos con esa intención. Me gustan las canciones que me llegan emotivamente, y en lo general esas canciones van a ser sobre cómo me siento sobre vos, o cómo te sentís respecto a mí. “Invisible” era una canción que tenía que ver con una crisis emocional en una relación, en un matrimonio, pero de repente llegó a este nivel nuevo, y esto es lo que puede pasar con canciones como esa, que pueden hablar a un grupo mayor de gente, porque todos estuvimos jodidos durante esta pandemia. Nuestro sentido de identidad, nuestras amistades y nuestros vínculos están todos jodidos. No sé, me gratificó bastante que esta canción me hablase de esa manera. Además no quería regresar con una canción de fiesta, porque la gente está demasiado sensible en este momento. La próxima probablemente sí lo sea, pero esta parecía la adecuada para encarar el regreso.
–En el último tiempo han convocado a productores y músicos que los ayudaron a reinventarse en cada álbum. Gran parte del disco la hicieron con Erol Alkan al mando. ¿Por qué decidieron convocarlo?
–Erol es una persona que tiene energía y un gusto excelente. Realmente entiende cómo funciona la música, entiende la emoción y las texturas y sobre todo entiende a Duran Duran. Es muy importante para nosotros, porque necesitamos a alguien en la habitación con nosotros que nos diga: “Está bien ser Duran Duran”. A mí me decía “¡Sos John Taylor, quiero escuchar a John Taylor en este tema, porque eso es lo que la gente va a estar esperando!”, y a veces es bueno tener a alguien así. Puedo llegar a pensar demasiado las cosas, intelectualizar demasiado y confundirme mucho sobre lo que se supone que es lo que tengo que decir, así que es muy útil tener a alguien que tiene una visión muy clara de cómo tiene que ser el sonido.
–¿Y cómo llegaron a incorporar a Graham Coxon?
En cierto modo, cada vez que hacemos un disco estamos haciendo una especie de “arquitectura sónica”, y ese sonido está moldeado por las personas que traemos para trabajar con nosotros. Esa persona ahora es Graham, y él fue una influencia enorme en este disco. Erol y él trabajaron juntos. Cuando conocí a Erol me preguntó qué me parecía Graham, y fue gracioso, porque Nick (Rhodes) lo había conocido poco antes y le había dicho que viniera a tocar con nosotros algún día. Erol nos dijo: “Creo que sería un gran guitarrista para este proyecto”, así que nos lanzamos a trabajar con él, y fue fenomenal, porque es uno de los más grandes intérpretes de guitarra eléctrica que existen.
Y es una colaboración que nadie vio venir.
¡No! Pero ese es el asunto: a nosotros nos encanta hacer cosas que sorprendan al público. Estamos en el estudio y nos ponemos traviesos pensando en cómo la gente se va a volver loca (se ríe). Incluso algunos se van a enojar en serio, pero tenés que poder hacer eso y seguir a tu corazón. Los cimientos de este disco fueron los temas que hicimos con Erol y Graham, y después Giorgio Moroder vino a Londres e hicimos unas canciones con él, que fue algo muy divertido.
–Siempre fueron fans de Giorgio Moroder, ¿cierto?
–Somos fans de su música desde que éramos chicos, así que tener la chance de meternos con él en un estudio fue una experiencia maravillosa. Es un tipo encantador, es una leyenda, pero además es tan amable, y tiene un sentido del detalle enorme. Trajo solamente un tecladito con un par de sonidos, lo conectó y de repente era como estar haciendo un disco de Giorgio Moroder, porque tiene estas secuencias sonando que son preciosas. Y también hicimos un par de temas con Mark Ronson, con el que nos volvimos amigos y trabajamos con él de manera intermitente desde hace diez años. Con todos los productores lo que queremos es gusto. Queremos gente que diga: “eso es cool”, “eso no lo es tanto”. Todavía no terminamos de armar el disco, no está cerrado porque tenemos que terminar la selección de canciones y después secuenciarlas en orden. Va a ser muy interesante, porque no todas las canciones tienen el mismo sonido, así que tenemos que estructurarlo de manera que tenga sentido.
–¿Y cómo creés que estas distintas versiones de Duran Duran encajan en un mismo disco?
–No estoy seguro, pero vamos a encontrar la manera. Creo que en parte se trata de tener las mezclas individuales de cada tema, que sean consistentes. En los ochenta y los setenta, los discos tenían el mismo sonido en todas las canciones, pero para mí el quiebre fue con Rock Steady, de No Doubt. Es un disco que tiene el sonido característico de la banda, pero además trabajaron en un tema con Ric Ocasek, en otro con Prince, con Pharrell Williams también, y tuvieron que unir todo eso, y creo que fue bastante exitoso. Creo que en el hip hop y la música tecno tenés discos con un montón de vibras sonoras distintas, pero las bandas no son tan amigas de eso, son más de encontrar un sonido y aferrarse. Hoy en día los oyentes no están acostumbrados a tener esa consistencia sonora a lo largo de un disco. Mientras las canciones suenen bien, no les va a importar otra cosa.
–¿Cuál creés que es el lugar de Duran Duran en la música hoy en día?
–Creo que siempre vamos a estar atados a los comienzos de los ochenta. Cultural y musicalmente, hay cosas que se resignifican. Creo que ese fue un período de transversalidad en muchos sentidos, había un cruce entre el rock y la música bailable, y tenía que ver con la fluidez sexual, con la metro sexualidad. No tenía tanto que ver con esa cosa de “machos o mujeres”. La moda tuvo un peso muy importante, también los videos y cómo utilizabas ese medio en particular para expresar tu propia identidad.
–¿Pensás que todo esto es lo que hizo que Duran Duran sea más relevante hoy en día que otros artistas de su época?
–Sí, y fuimos de los últimos artistas previos a la generación del sampleo con computadoras. El componente humano del grupo tenía mucha personalidad, es como pop progresivo, donde había un tecladista con un estilo muy particular y un bajista con un estilo muy particular, Una de las cosas que más me gustan de este disco es que siento que trabajamos muy duro para incluir todos los elementos musicales. En mucha de la música de hoy en día parecen no importar las partes que la componen. Se reduce todo a estar al servicio del cantante. En Duran Duran nuestro experimento siempre se trató de pensar: “a ver qué pasa si tomamos a este guitarrista de rock fabuloso y lo ponemos a tocar junto a este tecladista experimental”. Poníamos eso encima de una sección bailable y groovy para ver qué pasaba al mezclarlos. Son elementos que quizás no deberían funcionar cuando están juntos, y ese es el desafío para nosotros. Pero cuando sale bien, decís: “¡Ah!, es Duran Duran. Esto es lo que hacen”.
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