"Eleanor Rigby": una canción oscura, dos historias y la "perfección minimalista de Beckett"
Aunque ahora parezca inimaginable, las grandes canciones que Paul McCartney escribió para Revolver, una verdadera bisagra en la discografía de The Beatles, no estaban impulsadas por la confianza en sí mismo que, se supone, debía tener un artista de su calibre, sino por un palpable sentimiento de inseguridad.
McCartney, cuenta el periodista inglés Philip Norman en la excelente biografía del músico de 750 páginas publicada por Malpaso en 2017, estaba muy preocupado por lo que sucedería cuando alcanzara los 30 años (cuando se grabó Revolver, en 1966, tenía 26). Creía que el proyecto beatle ya estaría agotado y "se imaginaba a sí mismo como una persona de mediana edad que fumaría en pipa, llevaría una chaqueta de tweed con coderas -igual que su padre- y escribiría canciones 'maduras' que necesitaría para sobrevivir como artista". El resultado de ese razonamiento fue "Eleanor Rigby".
Ese nombre propio estaba tallado en una lápida de piedra del cementerio de la iglesia de St. Peter's de Woolton donde Paul había conocido a John Lennon y por el que solían merodear cuando formaron los Quarrymen. Pero McCartney siempre dijo que había usado Eleanor por la actriz Eleanor Bron, parte del elenco de la película Help!. También contó que durante una visita a Bristol habría pasado cerca de la tienda de importadores de vinos Rigby & Evans y tomado de ahí el apellido de la protagonista de la canción.
Aunque tanto él como John siempre fueron reticentes a la hora de revelar los orígenes y el desarrollo de sus fantásticas composiciones, McCartney habría escrito en soledad la primera estrofa de "Eleanor Rigby". El resto fue cobrando forma en la casa que tenía Lennon en Weybridge, con el aporte de todos sus compañeros de banda. Ringo tuvo la idea de la melancólica frase "darning his socks in the night when there's nobody there" ("zurciendo sus medias en medio de la noche cuando no hay nadie allí") y Harrison la del adhesivo estribillo "aah, look at all the lonely people" ("aah, mira a toda la gente solitaria"). Una vez terminada la canción, Paul se la presentó a Donovan y a William Burroughs, quienes la elogiaron y consolidaron la confianza que el bajista de The Beatles ya tenía de su futura repercusión.
La sesión de grabación se llevó adelante con el mismo acompañamiento clásico de cuerdas de Yesterday, aunque Paul le pidió a George Martin que los arreglos tuvieran un tono más dramático, al estilo de las composiciones de Vivaldi. Igual que en "Yesterday", Lennon, Harrison y Starr no contribuyeron instrumentalmente al tema, aunque John y George sí se sumaron en los coros.
Finalmente, "Eleanor Rigby" fue lanzada como single, con "Yellow Submarine" como Lado B. Y se mantuvo durante cuatro semanas en el número uno de las listas del Reino Unido. En Estados Unidos alcanzó el puesto 11 y fue nominada a tres premios Grammy.
La otra historia
A pesar de que McCartney siempre sostuvo que Eleanor Rigby era un personaje ficticio, hace unos años se hizo público un documento de 1911 que demostró que en realidad sí existió. Era una criada que trabajó en el hospital de la ciudad de Parkhill y que cobraba un salario de apenas 14 peniques. La mujer murió en octubre de 1939, cuando tenía 44 años, pero a diferencia de los seres solitarios a los que alude la canción, había estado casada desde muy joven.
Según George Melly, cantante y crítico musical de Liverpool fallecido en 2007, "Eleanor Rigby" es un tema claramente escrito a partir de las experiencias personales de Paul en su ciudad natal: "Liverpool estuvo siempre en sus canciones, y ésta particularmente tenía como protagonista a una clase de anciana prototípica que yo también recuerdo de mi infancia: mujeres respetables de Liverpool que mantenían el escalón frente a la puerta de su casa meticulosamente impoluto y en cuyas vidas la iglesia anglicana tenía una presencia sólida", explicó el especialista.
¿Pero cuál es en realidad la temática medular de "Eleanor Rigby"? Se podría decir que la muerte, un asunto que la música pop suele disimular con coros celestiales o tratar como si solo fuera una broma siniestra. Eso quedó en evidencia por el impacto que la canción causó en muchos de los seguidores de The Beatles cuando apareció en escena. El triste fallecimiento de una solterona (la canción alteró ese dato biográfico de su musa inspiradora) y la imagen de un sacerdote limpiándose la tierra de las manos mientras se aleja de la tumba que narra el tema provocó escozor en algunos fans de la banda habituados a sus mensajes más vitales y optimistas. Y el tormentoso arreglo de George Martin para un octeto de cuerdas le añadió más drama al clima general. De hecho, la lúgubre estrofa final de la canción fue incluida luego de arduas discusiones en el seno del grupo.
Inicialmente, el sacerdote que aparece en la historia era "el Padre McCartney", pero Paul decidió cambiarlo por "Padre McKenzie", un apellido que buscó al azar en una guía telefónica. Por otra parte, unos cuantos años después de su lanzamiento, Lennon -en plena etapa de buscapleitos con su media naranja en la composición beatle- aseguró que el el 70% de la letra fue idea suya. Enervado, McCartney replicó que el aporte de John había sido "prácticamente nulo". A pesar de todo el aparente caos que rodeó a la elaboración de este tema, que por cierto muchos consideran una pieza clave de la riquísima historia de The Beatles, "Eleanor Rigby" es una canción innegablemente sólida y coherente.
Para el crítico Ian McDonald, autor de The Beatles. Revolution in the Head, "la imagen metafórica de la cara que la protagonista del tema guarda en una jarra junto a la puerta de su casa, con el propósito de ocultar su desesperación -inadmisible para la etiqueta de la clase media inglesa de la época-, es una de las más memorables de todo el repertorio de la banda".
La novelista y filóloga británica A. S. Byatt, autora de la excelente novela Posesión, ganadora del premio Booker en 1990, sostuvo por su parte que la letra de "Eleanor Rigby" tiene "la perfección minimalista de un cuento de Beckett" y señaló que "si la pobre Eleanor hubiera guardado la cara en un tarro junto al espejo, la figura literaria hubiera sugerido la menos perturbadora imagen del maquillaje, pero al dejarla en la puerta de su casa el mensaje implícito es que Miss Rigby ni siquiera tiene rostro, que no es nada, lo que vuelve todo mucho más ominoso". No es una interpretación descabellada: lo que la canción sugiere es que Eleanor Rigby muere en soledad simplemente porque es incapaz de contarle a alguien cómo se siente. Ni siquiera escucha el sermón del sacerdote McKenzie. El temperamento oscuro de la canción da por tierra con la idea tan instalada de que McCartney y Lennon preferían para sus composiciones las fantasías escapistas. En verdad, hay unas cuantas pruebas de que en sus mejores momentos fueron más mordazmente realistas sobre la sociedad en la que vivían que la mayor parte de los artistas populares de su época.
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