Si algo le faltaba a Hernán Cattáneo, el DJ y productor que marcó el camino cuando la música electrónica argentina pasó del underground y los clubs a los festivales masivos en el comienzo de la década pasada, era tocar en el Teatro Colón: siguiendo los pasos de Pete Tong, Jeff Mills y Paul Van Dyk, entre otras leyendas de la música electrónica, ofrecerá un concierto sinfónico en el emblemático coliseo porteño el 22 de febrero -el martes 9 a las 10 de la mañana salen a la venta las entradas-. “Pensaba que nunca nos iban a dejar. Porque vos le decís a la gente ‘Cattáneo en el Colón’ y piensa que vamos a hacer una rave, con el público saltando en las butacas, y nada que ver”, dice Cattáneo, que trabaja con sus colaboradores Oliverio y Baunder, el director Gerardo Gardelín y una orquesta de 50 integrantes para interpretar un setlist que resume los artistas que lo marcaron cuando era joven, como Alan Parsons Project y The Orb, y clásicos dance, como Underworld. “Decidimos sacar el kick, hacer versiones como si fuera un unplugged y dejar todo ese espacio a la melodía. Más de uno se va a sorprender.”
¿Cuánto trabajo lleva armar una presentación como la del Teatro Colón?
Mucho. Con alguna interrupción, hace más de un año que estamos trabajando en esto. Cuando nos dijeron “la fecha es ésta”, ahí hubo que acelerar. Con Gerardo venimos de mundos diferentes, cada uno es experto en lo suyo y hay que combinar todo eso. El está reescribiendo los temas para la orquesta y con Oliverio y Baunder elegimos qué partes electrónicas de las que no puede replicar la orquesta son fundamentales, como los samplers y efectos.
¿Por qué elegiste que participen tantos invitados?
Por un lado van a estar algunos cantantes del Colón, como la soprano Oriana Favaro. También figuran Richard Coleman, Leandro Fresco, Javier Zuker tocando el bajo y Mercurio con la guitarra. Son músicos que están muy involucrados con la música electrónica. Quería que participen porque, si bien este show tiene el nombre de Hernán Cattáneo, no lo considero sólo mío. Siento que estamos llevando para adelante lo que nos gusta. Si fuera por mí, haría 10 funciones y en cada una traería tres DJs nuevos como invitados.
Hace tres años volviste a Argentina después de vivir más de diez en Europa. ¿Cómo impacta en tu agenda?
Impacta en la parte de logística. Muchos más viajes, muchas más millas. Pero se ve mucho peor de lo que es. En el avión, si no miro películas, trabajo mucho porque estás ahí desconectado y es muy bueno para escuchar música. Para poner bien los temas, tenés que conocerlos a la perfección y los vuelos son ideales para eso. O armo el podcast semanal que tengo. A veces hago más en ocho horas en un avión que en una semana en mi casa con todas las distracciones que tenemos.
En diciembre, diste tus primeras presentaciones en el país en dos años en Córdoba y la segunda noche cerraste con “Vuelta por el Universo” de Colores santos, el disco de Gustavo Cerati y Daniel Melero. ¿Por qué elegiste ese tema?
Es muy progresivo, volador e hipnótico, que es lo que me gusta a mí. Mi mujer lo pone en el auto a la mañana cuando llevamos a nuestras hijas al colegio, y siempre que lo escuchaba, pensaba: “Algún día lo voy a poner”. Se venían shows muy fuertes en Córdoba, el segundo iba a ser un momento de mucha emoción y sabía que era muy importante poner algo trascendente. No es que cerrás con un tema más y te vas de la cabina.
¿Algún otro artista de rock nacional puede llegar a aparecer en un set o una producción tuya?
Cuando era más chico de lo que más fui fan fue de Virus y de Sumo. Especialmente de Virus: si hubiera tenido algunas partes de las grabaciones de la banda hubiera hecho un remix. Federico Moura me parecía un fenómeno altísimo. Igual, no estoy pensando constantemente en eso porque no estoy programando qué es lo que voy a poner de acá a cinco meses. Siempre me encantó “El genio del dub” de los Cadillacs, que me parece el tema más bailable de la música nacional. El groove que tiene es una cosa imparable. Pero nunca lo usé en vivo.
En Córdoba se habían tomado varias medidas, como limitar la capacidad del lugar y trabajar en la prevención del consumo de drogas para evitar cualquier tragedia. Después de esas fechas se conoció que había muerto un hombre de 35 años que había asistido a la fiesta. ¿Cómo reaccionaste cuando te enteraste?
Lo viví con mucha tristeza. Como puse en mis redes sociales: seguir viendo que los chicos no se cuidan o no tienen la real dimensión de lo peligroso que es lo que hacen y que terminen así, es una locura. No me entra en la cabeza. Igual, este tema da para una nota aparte, una de varias páginas.
Después de las muertes en Time Warp 2016, la solución fue suspender las fiestas masivas por unos meses. ¿El prohibicionismo sirve de algo?
Esto es un tema social y cultural. No es que simplemente prohibís las fiestas y ya está. No solucionás nada: la gente va a seguir tomando las drogas en otro lado. En Europa no prohíben, educan. Por algo será. Si todos los países más desarrollados, con mucha más historia de todo, de música electrónica, de drogas, de pop, de rock, de fútbol, han logrado mejorar muchísimo estas situaciones con las fórmulas que aplicaron, ¿por qué no las aplicamos nosotros?
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