Ricardo Arjona llevó su circo al Campo de Polo y emocionó a sus fans
"Ya podría ir empezando", protestaba una señora de la cuatro décadas. "¿Ricardo dónde está? Dón-des-tá, ¡Ricardo dónde está!", se escuchaba un poco más atrás, por un corito de voces más jóvenes. "Si no me mata la emoción me muero de hipotermia", lanzaba otra, entre la multitud. Hacía frío y ya había más de media hora de demora del horario previsto para el inicio. "Encima si va a empezar con el show del payaso..." seguía protestando la cuarentona. "Pero no te quejes, porque aunque ya lo viste, lo volverías a ver 20 veces", la retrucaba una amiga.
Las pasiones son así, y para todas estas chicas que colmaron el Campo Argentino de Polo, Ricardo Arjona es una de ellas, más allá de las demoras y del frío. Finalmente llegó, 57 minutos tarde, sin flores ni las disculpas del caso; pero a ninguna le importó.
"En el circo lo que aburre te entretiene", entonó el guatemalteco, primero en off, como primer guiño a su disco Circo Soledad, mientras su propio circo comenzaba la acción. Minutos después, Arjona emergió desde una plataforma, vestido de negro y empuñando una guitarra Gibson SG del mismo color. El primer tramo fue rockero, con "Ella", Señorita" y "El problema". Pero al rato, el barroco de la escenografía dispuesta en las pantallas abrió paso a un set de medio tempo, con "Acompáñame a estar solo".
Antes, Arjona había dicho que lo que más admiraba de este país, en tantas veces que vino, era su capacidad para caer y ponerse de pie. "Siempre de pie, con sus maradonas sus messis y sus gardeles", dijo.
Después sí sonó el hit de su más reciente producción discográfica, "Hasta que la muerte los separe". Así empezó a interactuar con el público que cantó de principio a fin "Realmente no estoy tan solo" y "Sin tí, sin mi"; y fue del tango ("Mujer de lujo") a las ranchera pop ("Porque puedo"). Y de allí a una versión bien salsera de "Historia de taxi", con tumbados rítmicos y la suficiente potencia para ir quitando el frío.
Y si bien más adelante hubo matices como "El cielo a mi favor", "Fuiste tu" (con la española India Martinez, como invitada especial) y "Señora de las cuatro décadas". El show fue ágil y vertiginoso, a la medida de un escenario al aire libre, para 40.000 personas (según el dato aportado por la productora).
Una acróbata en las alturas, un payaso en monociclo, una mandolina que hizo una introducción de bluegrass, "Si el Norte fuera el Sur", y, al decir del anfitrión, "al carajo Donald Trump", algunos de los momentos más destacados del show.
También hubo cosas que no se ven pero que pasan, como algunos códigos, señales y acuerdos tácitos entre Arjona y sus fans. Al final de un tema muchas comenzaron a levantar carteles con frases para provocarlo y divertirlo. Y él las agasajo con otros de sus éxitos hasta el último bis, "Mujeres".
Arjona había terminado 2017 en la peor relación con la Argentina. En realidad, con una productora que quiso obligarlo a agregar una función a último momento, a las cinco que ya había ofrecido en el DirecTV Arena. Pero su relación con el público local siguió intacta. De otro modo no hubiera vuelto a apostar por esta plaza (en otro escenario y con otra producción, por supuesto) para la gira de despedida de su último disco.
Circo Soledad tuvo una presentación argentina en el circo Rodas del kilómetro 9 de la Autopista Buenos Aires La Plata. En julio del año pasado, el cantautor hizo un viaje fugaz a nuestro país para conversar con periodistas y fans y darle al estreno discográfico una escenografía acorde. "Este es uno de mis mejores discos desde Animal nocturno. Tiene la frescura de ese disco. Además no me lo esperaba. Fue como un tropezón. En un día hice tres canciones. En una semana tenía doce y en dos meses habíamos grabado todo el disco", contó en ese momento, antes de la saga de shows en el estadio de Tortuguitas a fin de año. Más allá de los problemas que tuvo luego de esa serie de conciertos, la gira circense debía tener una mejor despedida en estas tierras. Y la tuvo hace apenas unas horas.
Cosas de fans
Bien temprano, la zona de Pacífico era un buen distribuidor para conectar colectivos, tren o subte con el recital. Desde allí, cerca de las 21, partía la breve peregrinación que se hacía mas colorida a medida que se avanzaba. Un grupo imponía el verde fluo de vinchas con pompones y gorros. Otros preferían pelucas fucsia. Y algunas chicas directamente se emponcharon en banderas argentinas con alguna leyenda del tipo "Soy Arjoneana". Allí estaban. Las de las cuatro décadas, algunas (las menos) que tenían cuatro décadas cuando Arjona escribió su canción más famosa, y las veinteañeras que, para gran suerte de Ricardo, son las que siguen renovando su público. Para todas esas madrugadoras, las que llegaron a las 21 o antes, la previa del show de Arjona la hizo la cantante Kany García, siempre dentro de una línea muy romántica. Fue una manera de ponerse a tono con lo que vendría después, en una noche demasiado fría para ser primaveral.
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