La casa de Chris Watts: qué va a pasar con la propiedad donde el "monstruo de Denver" cometió sus asesinatos

Es una bella casa de unos 400 metros cuadrados en un tranquilo y familiar barrio de la localidad de Frederick, al norte de Denver, en el estado de Colorado, en Estados Unidos. Pero hace más de dos años que está vacía y nadie quiere comprarla. Sucede que esa vivienda de dos plantas y ocho habitaciones fue, en noviembre de 2018, el escenario en el que Chris Watts, bautizado "el monstruo de Denver", asesinó a su esposa embarazada y a sus dos pequeñas hijas.
Así que nadie quiere esa vivienda "por su sórdida historia", de acuerdo a lo que dicen los agentes inmobiliarios.
El 13 de agosto de 2018 Watts estranguló a su esposa Shannan, de 34 años y a sus dos hijas, Bella y Celeste, de 4 y 3 años. Luego, trasladó sus cadáveres para ocultarlos en las cercanías del campo petrolero donde él trabajaba y denunció al día siguiente su desaparición.

Pero cuando sus mentiras cayeron, el criminal confesó sus asesinatos, fue a juicio y recibió triple cadena perpetua. Ahora purga su pena en una prisión del estado de Wisconsin, donde pasará el resto de su vida,y ha vuelto al candelero mediático gracias a un reciente documental de Netflix sobre su caso, El caso Watts: el padre homicida, estrenado el pasado 30 de septiembre.
Ahora se conoció que la casa donde ocurrieron los atroces crímenes se encuentra vacía hace dos años. Según lo que cuenta el medio estadounidense People, la vivienda del femicida está cotizada hoy en aproximadamente unos US$645.000. Los Watts la habían adquirido en el año 2013 por US$400.000.
El monstruo de Denver no había terminado de pagar su hipoteca en el momento en que cometió los crímenes, entonces el prestamista ejecutó la propiedad, pero nadie pujó por ella en la subasta. Luego de ello, el mismo acreedor puso en venta la casa durante un año, pero tampoco encontró compradores. Finalmente, la retiró de la ejecución hipotecaria y, técnicamente, la propiedad aún pertenece a Watts.

El criminal, en estos momentos, carga con sus propias y pesadas deudas. El año pasado acordó el pago de US$6.000.000 a la familia de su esposa Shannan, que le había iniciado una demanda civil por homicidio culposo. De modo que, si alguna ganancia le entrara a Watts por la venta de la casa, iría hacia los padres de su esposa.
La casa no se vende
Pero la casa no se vende. Nadie la visita con intenciones de comprarla, ni oferta por ella, ni pregunta siquiera por su valor. Los que sí merodean la casa son los curiosos, que conocieron la historia del monstruo de Denver, o los que la descubrieron a través del documental de Netflix. Ellos se acercan al lugar, sacan fotos -algunos, incluso, selfies-, y se muestran interesados en la trágica historia de la vivienda, pero están lejos de comprarla.
"La casa no está recibiendo ninguna oferta porque la gente conoce la sórdida historia que tiene y nadie la quiere", dijo el abogado en bancarrotas de Denver Clark Dray, en declaraciones al sitio inmobiliario estadounidense Realtor.com.
En cuanto al presente de la casa, Dray señaló: "Simplemente se queda en un limbo hasta que un acreedor llegue y vuelva a intentar una ejecución hipotecaria".
Es posible también que el precio de la vivienda descienda si no se encuentra un comprador. "Cuanto más tiempo esté desocupada la casa, mayores serán los descuentos. Y ya estuvo desocupada durante dos años", señaló el tasador inmobiliario Orell Anderson al citado medio especializado en bienes raíces.

"Cuando hay niños involucrados (en un crimen en algún inmueble) los descuentos son más altos. A la gente realmente no le gusta eso", concluyó Anderson, cuya especialidad es la compra y venta de inmuebles dañados, o de propiedades donde se cometieron delitos.
Para sumar un ingrediente más al caso de esta vivienda que a la vez fue la escena de un atroz crimen, el documental El caso Watt: el padre homicida fue la semana pasada fue lo más visto en Netflix la semana pasada, de acuerdo a lo que informa People. De modo que esta propiedad, con su luctuoso pasado, seguirá por un tiempo más siendo destino de curiosos visitantes. Aunque ninguno de ellos se ofrezca a comprarla.