Graciela Borges: el recuerdo de su padre y las "enseñanzas" del coronavirus
Instalada en su casa de Pilar para pasar la cuarentena, Graciela Borges charló con Cortá por Lozano y contó cómo está viviendo estos días de aislamiento social. Tras señalar que esta pandemia nos está dejando un mensaje muy claro, la actriz habló de todo: sus grandes amores, las cosas que la enojan o le generan violencia, la relación con su padre y los grupos de chats que comparte con sus amigas del medio.
Mientras cuenta que pasa sus días leyendo y meditando, la actriz se refirió al Covid-19 con una de sus frases favoritas: "El miedo va delante de las cosas de la vida". "Si uno lo atraviesa, ahí está el banquete de la vida. Esto no es una carrera, es una maratón. Hay días en que uno está más armado y otros no tanto. Sé que lo que no tengo que hacer es informarme demasiado porque me alarmo mucho. Si esto no va a ser una maestría y lo atravesamos, no sé", expresó con gran esperanza.
"Si esto no sirve para transformarnos no sirve para nada. Uno piensa qué hicimos con este planeta cada vez que vemos que Venecia limpió sus aguas, que los animales aparecen en lugares insólitos. Algo bueno tiene que venir después de esto", agregó y, enseguida, enumeró sus preocupaciones: "La mente es peligrosa. Uno se despierta a la noche y piensa en la gente que está hacinada o tiene que salir para comprar comida o que está sola, que no sabe ni siquiera cómo armar un barbijo".
Junto a su perra Sarita, la artista aclaró que se mantiene en continuo contacto con sus seres queridos: "Juan Cruz (su hijo) partió a su casa con Jesusita (su nieta). Hablo mucho con ella, inventamos cuentos de terror, tenemos unos que le encantarían a Mauro Zeta", comentó, entre risas. En cuanto a sus charlas en época de pandemia, confesó: "Tengo amigas y amigos que están solos en sus casas y me comunico a través de Whatsapp. Tengo varios grupos de chats. Uno que se llama "Lucecitas" y otro "Señoras de la escena". En ese está Lucrecia Martel, María Onetto, Julieta Zylberberg, Mercedes Morán; es un grupón", reveló al tiempo que destacó haber tenido mucha suerte con los compañeros con los que ha trabajado a lo largo de su carrera.
"¿Has amado mucho?", preguntó Verónica Lozano sin vueltas. "Sí, sigo amando pero en el amplio sentido de la palabra. Amo a la gente, a mis amigos. En el amor he sido enamoradiza sí. Creo que he tenido dos grandes amores, dos hombres que he amado mucho", respondió sin revelar la identidad de los afortunados.
Al hablar de las cosas que la enojan, Borges enumeró la injusticia y la violencia como primeras de la lista. "Esos crímenes, femicios espantosos, esos violadores", indicó en referencia a todo lo que diariamente ve en televisión. Y enseguida, hizo una sorprendente confesión: "Voy a contar algo horrible. Hace muchos años yo vivía con mi madre, que había puesto un aviso para encontrar una señora que nos ayude en la casa. Tocaron el timbre y apareció una mujer con un paraguas, vestida de negro y un pequeño sombrero. Con una cara muy rara, no recuerdo qué le dijo mi madre y ella, que seguramente estaba enferma, le pegó con el paraguas en la cabeza. Yo no sé qué hice pero me avalancé sobre ella y abrió la puerta del ascensor rápido y se metió. Tuve la sensación de que si ella no lograba cerrar la puerta del ascensor yo la iba a matar. Esa fue una reacción violenta por defender a mi madre que era mi ser más preciado", relató mientras pidió que no la consideren como una persona violenta de ahora en más. "Ahora van a sacar esto de contexto en todos lados y van a decir que quise matar a alguien", bromeó rompiendo con el silencio atento de los presentes en el piso.
Tras advertir que la vida fue buena y generosa con ella, "a pesar de ciertos avatares y una infancia difícil", Graciela explicó de dónde surgió su apellido artístico. "Jorge Luis Borges, el escritor, iba asiduamente a comer a la casa de unos amigos y siempre me invitaban. Mi padre había tomado a mal que yo quería ser actriz. Entonces una vez, tendría 14 años, yo estaba llorando porque no me dejaba usar su apellido para una película y él me dijo: "le presto mi nombre", recordó emocionada.
Si bien confesó que su padre no lo tomó muy bien, la actriz recordó que a pesar de todo pudo limar asperezas antes de su muerte. "Siempre que hacía un film pensaba: ‘¿este lo verá mi papá?’. Tuvimos una conversación hermosa donde le dije: ‘te quiero con todo mi corazón', y él me contestó: ‘y yo con toda mi alma’, y esa fue la última vez que lo oí hablar", concluyó emocionada.
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