La duquesa de Alba busca reconciliarse con su hijo, a días de la boda

Empieza la cuenta regresiva. La duquesa de Alba y Alfonso Díez viven con entusiasmo los días previos a su boda, como recoge la revista¡HOLA! esta semana. A días de su enlace, doña Cayetana y Alfonso han llevado con intensa actividad las vísperas del gran acontecimiento. Así, el pasado fin de semana lo pasaron juntos en el palacio de Dueñas de Sevilla, ultimando los detalles del enlace.

En la capital hispalense, coincidiendo con la Feria de San Miguel, aprovecharon para disfrutar de una tarde de toros en La Maestranza. La pareja recibió numerosas muestras de cariño tanto a la entrada como a la salida de la plaza. Feliz y sonriente, con un vestido azul verdoso y sus coloridas gafas de sol a juego, doña Cayetana entraba y salía del coso del brazo de su futuro marido. "No estoy nada nervioso", confesó Alfonso a la salida del festejo taurino.

"Estoy recibiendo regalos, cartas y flores de todo el mundo. Estoy emocionada", ha declarado la aristócrata, que guarda con celo el vestido que lucirá el 5 de octubre en su boda. "Claro que el traje es una sorpresa para Alfonso", expresó la duquesa tras habérselo probado. Los autores del traje, Victorio & Lucchino, han declarado por su parte: "A la duquesa le gustó mucho el vestido. Está encantada con el resultado y nosotros, felices."

Reconciliación familiar

Algo que todavía genera expectativa y que podría ensombrecer el festejo de boda de la duquesa es su pelea con su hijo Jacobo, el conde de Siruela, quien amenaza con no asistir a la fiesta. Es que luego de la división de bienes que Cayetana realizó para zanjar la disputa que le impedía casarse (sus herederos se oponían a la boda), el conde se habría mostrado disconforme con su parte de la herencia. Al parecer, las propiedades que él quería fueron entregadas a la menor de la familia, Eugenia. No bien supo del enojo de su hijo, Cayetana respondió a través de los medios y llamó a su nuera, Inka Martí, "mala y envidiosa". Mediante una nota de prensa, el conde no tardó en expresar que lamentaba "las desafortunadas palabras" de su madre.

Ahora, la duquesa quiere suavizar la discusión y reconciliarse con su hijo, puesto que su deseo es que todos estén presentes en el momento de su enlace. Es por eso que pidió perdón públicamente: "Espero que mis desaforunadas palabras sean pronto olvidadas. Pero me duele que ella (por Inka Martí) no reconozca todo lo que he donado a mi hijo Jacobo. Le di mis mejores fincas de Salamanca y un piso en Madrid", se defendió Cayetana en una entrevista con la revista Semana.