El príncipe Raniero de Mónaco y la princesa Gracia contrajeron matrimonio el 19 de abril de 1956 en una solemne ceremonia celebrada en la catedral monegasca de San Nicolás.
Su historia de amor traspasó todas las fronteras y su boda fue una de las más glamorosas que se recuerdan de la época. Ella, frágil y dulce, vistió un elegante diseño elaborado por Helen Rose con el que deslumbró a su llegada al templo. Como manda la tradición, llegó minutos antes que el novio, acompañada por su padre y avanzó lentamente hacia el altar, seguida de sus damas de honor que iban vestidas de amarillo.
Poco después, hizo su aparición el Príncipe luciendo su espléndido uniforme. Según recuerdan las crónicas periodísticas de la época, la emoción que se vivió dentro de San Nicolás culminó con la salida de los recién casados de la catedral entre los vítores y ovaciones del pueblo monegasco. Un día antes, Raniero y la princesa Gracia se dieron el "sí, quiero" en una ceremonia civil en el Palacio de Mónaco y debido al gran acontecimiento histórico que estaba viviendo el país, los monegascos disfrutaron de varios días de fiesta.
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