
Sonic Youth
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Regreso pop a los días del noise
Sonic Youth siempre tuvo un gusto excéntrico por la melodía, pero rara vez fue tan descaradamente indulgente con ese gusto como en Rather Ripped. Estos encantados veteranos arty punk están tratando de hacer un álbum pop quince años después de que realmente hubiera tenido algún sentido comercial hacerlo. La mayoría de los doce temas rondan la marca de cuatro minutos, tienen una producción limpia y un tono sentimental. Casi no se oye nada del famoso retorno de los Youth, ni nada de sus interludios de la incomodantepoesía beat que chorreaba de sus últimos álbumes. Kim Gordon suena hasta como si sintiera lo que canta.
En principio –esta es una idea de borrador–, Sonic Youth es mejor zigzagueando y creando atmósferas que en estrofa-estribillo-estrofa. Ser concisos y pegadizos nunca fue lo suyo. Pero Rather Ripped es un disco excelente, uno de los más fuertes del sorprendente último período de Sonic Youth. Thurston Moore domina, cantando seis de las canciones, y tiene la misma onda que en su perla solista de 1994, Psychic Hearts: las guitarras suenan con una sensación de urgencia emocional, como si tuvieran algo increíblemente importante que decir.
Alguna vez Sonic Youth reunió las aspiraciones más despojadas del rock indie de los 80 en Day Dream Nation, la obra de 1988 en la que se burlaron del exceso de art rock a la vez que lo dejaban en evidencia. Sonaba como una visión del futuro, aunque ni los Youth ni ningún otro nunca se animaron a seguirla. Marcaron época en los 90 con discos monótonos, casi heavy, pero estuvieron en un rollo creativo desde A Thousand Leaves, de 1998, en el que se permitieron ponerse picantes otra vez. En la última década, hicieron dos álbumes destacados ( Leaves y Murray Street ), uno realmente bueno (Sonic Nurse ), uno realmente malo ( NYC Ghosts and Flowers ) y una prolífica serie de experimentos sólo para fans. No demasiado cuando uno tiene en cuenta que el trío nuclear –Moore, Gordon y Lee Ranaldo– está sonando desde 1981.
Rather Ripped sigue la corriente ganadora, sin sonar demasiado como ninguno de los otros. Los Youth volvieron a convertirse en un cuarteto, después de seis años con Jim O’Rourke. La premisa es el burbujeo melódico de guitarra de clásicos de Youth como "Bull in the Heather", "Wildflower Soul" y "The Diamond Sea". Las canciones no son ni lentas ni tranquilas. Desafortunadamente, Ranaldo mantiene aquí un perfil bajo, contribuyendo sólo en el no muy logrado "Rats". La gran sorpresa es Gordon: Rather Ripped tiene sus primeros temas valiosos en una década o más. Ella y Moore intercambian alientos de voz en canciones de amor; Gordon suena genial en la balada "Turquoise Boy", la fantasía hippie "Jams Run Free" y la conmovedora "The Neutral". En definitiva, Rather Ripped sugiere que si Sonic Youth sigue próspero, su gloriosa década de los 80 podría terminar sonando como un mero preludio a su música de hoy.
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