
¿En qué anda Walter Quiroz? Acá te contamos...
El actor protagoniza Y un día Nico se fue, la obra de Osvaldo Bazán y Ale Sergi
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Si se mira en retrospectiva, la trayectoria de Walter Quiroz da cuenta de una carrera larga y llena de recordados títulos. Estuvo en Clave de sol y Socorro, quinto año.
Con un rápido cálculo, uno puede deducir que estará cerca de los 40 años. "Casi 41", corrige él, del otro lado del teléfono, orgulloso. Sabe que su rostro no acusa recibo de esas cuatro décadas. Ojos azules, ni una cana. Afeitado parece menor, perfecto para el physique du rol de su nuevo personaje en teatro, como protagonista del nuevo musical de Ricky Pashkus, Y un día Nico se fue. Porque Walter, a quien muchos recuerdan por sus papeles en El tiempo no para o Verano del 98, se dedicó íntegramente al teatro en los últimos cinco años, con algunas escalas en el cine, pero nada más de televisión.
Aunque su carrera oficialmente se lanzó allá por el 89, fue con el rol de cura en Verano del 98 cuando su presencia se convirtió en una constante en la pantalla chica. PH (2001), Franco Buenaventura, el profe (2002), Son amores (2003), Sin código (2004), Los pensionados (2004), Criminal (2005), El tiempo no para (2006), Los exitosos Pells (2008), fueron algunas de las ficciones que lo tuvieron en sus elencos.
En cine trabajó con realizadores de renombre, como Pino Solanas ( El viaje ), Almeida Prado ( Perfume de gardenia ), Alejandro Maci ( El impostor ), Héctor Babenco ( Corazón iluminado ) y Diego Sabanes ( Mentiras piadosas ).
"No extraño la exposición. Me siento un privilegiado y me encanta lo que estoy viviendo ahora", dice, entusiasmado, en diálogo con Personajes.tv. Es que, en estos tiempos en que los mediáticos pululan por los programas de la tarde con valor de megastars, hay actores que prefieren refugiarse en uno de los rituales más antiguos de la humanidad: el teatro.
"Siento que el escenario tiene algo de altar. Si entrás con respeto a la ceremonia, el público lo recibe y es imposible que no haya una comunión", dice. Formado con grandes maestros como Guillermo Angelelli, Agustín Alezzo y Carlos Gandolfo, Quiroz se reivindicó como actor de oficio cuando enfrentó dos roles de enorme compromiso: protagonizó El otro Judas, de Abelardo Castillo, y fue Osvaldo en un clásico de Henrik Ibsen, Espectros , ambas dirigidas por Mariano Dossena. Esta última le valió una nominación al ACE como mejor actor. "No sólo tuve la oportunidad de hacer un texto de Abelardo Castillo sino que lo conocí. Que me reciba en su casa...eso es un premio ya", repasa y justifica con pasión su alejamiento de la televisión: "Estoy haciendo teatro y cosas que hacen que me sienta muy bendecido".
Hace dos semanas, estrenó Y un día Nico se fue, en La Usina del Arte, un musical basado en el libro de nombre homónimo de Osvaldo Bazán, adaptado al teatro por Ricky Pashkus con música de Ale Sergi. Con un tinte autobiográfico -el protagonista se llama Osvaldo-, cuenta la historia de amor de dos hombres, hasta que, como dice el título de la obra, uno decide dejar al otro, e irse. En un comienzo, iba a ser protagonizada por Gastón Pauls, pero a último momento el actor rechazó el rol y fue Walter el encargado de prepararlo en apenas un mes y medio.

-Hace tiempo que no te vemos en la televisión. ¿Decidiste alejarte o se fue dando?
- Fue pasando así. Hubo algunas propuestas en televisión. Está todo perfecto con la tele. Me encanta trabajar en donde sea. Involucrarme con lo que hago, dándolo todo. Si Dios quiere, y ojalá tenga la posibilidad, espero seguir aprendiendo. Pero me siento en un momento privilegiado.
- Apostás a enfocar tu carrera en el teatro...
- Es que la actuación es un juego. No hay carrera. Hay días. Es lo más. Le digo a Ricky, el teatro es jugar…Y él me dice, "claro, como la vida". Jugar y jugar. Lo que más me gusta es que te dan ganas de vivir.
Llegaste a último momento a esta obra [ Y un día Nico se fue ], ¿cómo fue esa maratón de ensayos?
- Desde el primer momento que hablé con Ricky me dijo: "Esto va a ser un huracán. Pero yo te veo haciéndolo". Le creí. Y me puse en acción. Lo primero que puse en escena fue disponibilidad. Tenía que estar disponible. Me puse a mirar lo que pasaba a mi alrededor. Empezando por Tomás Fonzi, que es de una luz, es impresionante, un compañero de oro.
- ¿Qué te hizo aceptar esta propuesta?
- Es, como dice la canción, "un tipo de magia". Un día los vi cuando todavía estaba Gastón [Pauls] presentando el proyecto. Algo de mi corazón me dijo que era mi lugar, pero no porque quería estar ahí sino porque sentía algo que me era propio. Cuando supe que Gastón se bajaba y entraba yo, fue muy fuerte. Tengo 40 años y me confían esto... A nivel vida me encantó. Me encanta el "huracán", el viaje mágico del musical.
- ¿Te gustaba el musical como género?
- Nunca fui espectador de musicales. Pero siento que hay algo del género que me es propio. De la dinámica, de la disciplina, son como un diamante, la luz que tienen no lo puedo creer. Los admiro muchísimo. ¡Los actores de musical son gente muy talentosa!
- ¿Cómo te recibió el grupo?
- Fue un placer, me siento muy protegido por el grupo. Siento que somos una sola voz. Ellos son unos superhéroes del musical. Y yo me metí…a cantar, qué atrevido…canciones de Ale Sergi.
- ¿Qué es lo que más te atrajo del libro de Bazán?
- No leí el libro. Leí la obra. La leí y la escuché. Lo primero que me gusta es que hay algo para contar. Ahora también me doy cuenta que pasa algo con el público. Hay una comunión y una energía que me dice que algo está bien en lo que estamos haciendo. Hay mucha disciplina. Pero también hay algo amoroso, un rigor y un trabajo en equipo. Eso se nota. La entrega es más profunda.
- Tanto esta obra como Farsantes , una de las telenovelas más exitosas del año, tienen como eje central una historia de amor gay. ¿Sentís que hay menos prejuicios?
- Bueno, esta obra no sale del prejuicio. Tanto Farsantes como lo nuestro. Al contrario. Por eso la gente lo recibe, lo identifica, porque tiene que ver con la identidad profunda. El tema es la identidad, la verdad, estar dentro de vos mismo, el no prejuicio.
- ¿Ves Farsantes ?
- Si. Cada vez que puedo. Hay mucho talento ahí. La verdad es que tiene muy buenos actores y un buen libro.
- Ya protagonizaste una historia de amor similar [en El tiempo no para, conformaba un triángulo amoroso con los personajes de Federico Amador y Ludovico di Santo] ¿Te preocupa que te encasillen en ese rol?
-Para nada. Hay que hacer lo que el corazón te dicta y darle marcha. Estar atento a tu intuición.

- ¿Cómo te llevás con Tomás Fonzi?
- Es un genio Tomás. Es increíble. Un gran compañero. Una de las cosas que me daban seguridad era que esté el. Nunca había estado en el escenario con él. Es un jugador de toda la cancha. Sabía que había un compañero , me jugaba las fichas a él. Es un golazo de media cancha.
- ¿Osvaldo Bazán te habló de cómo tenía que ser el personaje?
- Fue una presencia continua él, con una opinión muy discreta. Pero no, con él no hablaba casi.
- ¿Cómo es tu Osvaldo?
- Es un personaje que es un negador, es un obsesivo, se obsesionó con otra persona, con Nico. Deposita todo en él. No puede verse a sí mismo. Cuando Nico se va, al final, Osvaldo se pega contra el paredón y tiene que reconstruirse, hacerse fuerte. Lo interesante es que nada de lo humano le es ajeno. Es grato porque lo vemos sufrir pero sabemos que tiene un humor también.




