"Se me aclaró el panorama en pleno cacerolazo"

Será porque escribe poesía, a Nicolás Domínguez Bedini le gustan mucho las coincidencias poéticas. Si uno está por encontrarse con él y le manda un mensaje de texto como: Ya llego, estoy en el subte , él podría contestar con tres preguntas: ¿Línea B? ¿Qué estación? ¿Estaremos en el mismo?

Por estos días, Domínguez Bedini anda abrazado a un libro del brasileño Ferreira Gullar, Hombre común y otros poemas . Y al suyo también: Decirte al oído , se llama. Lo editó él mismo y lo presentó hace unos días, en su cumpleaños, en un encuentro literario y musical que un poco hacía reír y otro, conmoverse.

"Ya estoy dejando de ser joven, tengo 35 años", dice Bedini, que también es sonidista, DJ, y que con bigotes y todo parece un chico grande. Poeta independiente, le sorprende tener admiradores. Sobre todo, gente como ese muchacho de La Plata que una vez se le apareció en un bar recitándole un poema suyo: Nací un 13 de septiembre/ en el Hospital Italiano/ a las diez y veinte de la mañana/ pero las contracciones empezaron la noche anterior . Ante la inquietud de Bedini, el fan le explicó: "Me recibí de comunicador social con una tesis sobre tu libro". El autor no se tranquilizó.

A veces, sus poemas son tristes como Un panqueque/ de dulce de leche/ rodajas de banana/ bañado en chocolate/ es a lo único que puede aspirar/ mi angustia/ en este domingo sin novia . Otras veces, muy tristes como Casi te has muerto otras veces./ Revive, ¡oh, Abuelita! También los hay divertidos, y hasta transformó alguna nota publicada en este matutino: Disc Jockey se nace/ pero hoy se aprende/ como un oficio más .

- ¿Desde cuándo escribís sistemáticamente?

-Se me aclaró el panorama en pleno cacerolazo. Estaba en un momento de muchísimas pérdidas, crisis personales de fe, de amigos... Y ahí se fue definiendo ese personaje que cuenta todo en primera persona. En principio es un personaje, porque por ahí la realidad es mucho más compleja.

-Escribiste: Soy el DJ sordo/ que hace bailar a las suegras/ en los casamientos . El libro se llama Decirte al oído . A la vez, con tu audífono trabajás como sonidista, como DJ, tenés un programa de radio...

-El tema de la audición se fue extendiendo sobre los demás, y siempre me generó malos entendidos. Me hicieron muchas notas con el tema del DJ sordo. Para presentar el libro me habían invitado a un programa de televisión en el que también tenía que hablar sobre mi pérdida auditiva, pero dos semanas antes había ido una chica que no tenía pies y se peinaba el flequillo con el muñón. Decidí no presentar el libro en televisión, no había lugar para la poesía. En esto hay mucho de ironía y mucho de trágico. De alguna manera la poesía entra como un desvío hacia ese silencio inevitable. Sería muy necio aferrarme a la música cuando hay una realidad inevitable, aunque mi trabajo está relacionado con la música, montando sonido para fiestas, pasando música...

-Sos el primero en llegar a las fiestas y el último en irte.

-Hay algo que se repite entre esa previa y ese fin de fiesta. Hace años que veo cómo se va armando todo, con esa ilusión de pasarla bomba, de una noche única e irrepetible en la que todo puede pasar, y cómo va ganando el bostezo, el amanecer y todo decanta, la casa está tomada por extraños y llega el domingo. En estas fiestas es en los lugares donde más esbozos de poemas escribí.

-Pero los domingos, después de las fiestas, leés por la radio ( El monte análogo , por www.unaradio.com.ar ).

-Me interesaba rescatar lo de la lectura al aire. Se hace un poco difícil, son dos horas de lectura, música, experimentación... Un ejercicio de spoken word , un género que incluye todo esto y del que se hacen festivales por el mundo. Ahora estamos con Jorge, el nadador , una novela de Leopoldo Torre Nilsson, que también fue un escritor de novela y poesía muy valioso.

- El programa se llama como el libro de René Daumal .

-Es mi novela preferida. Un día, estaba repartiendo volantes del programa en el Centro Cultural Recoleta y un señor me dijo: "Jorge Luis le había regalado este libro a mi hijo para su cumpleaños número 13". Otro día, estaba repartiendo más volantes en el Espacio Giesso, se me acercó otro señor y me dijo: "Borges me regaló este libro a los 13 años".