Amanda Knox, ¿ángel o demonio?: un documental de Netflix intenta responder esa pregunta

Después de un festejo nocturno, la joven de 21 años Meredith Kercher llegó a su departamento de Perugia en Italia, para descansar tranquila en su habitación. Horas más tarde, a la estudiante británica la encontraban muerta como consecuencia de 46 puñaladas, y posteriormente se comprobaría que también había sido violada. Transcurría el primer día de noviembre de 2007. ¿Quién podría haber sido el responsable de semejante acto de violencia en un lugar como Via della Pergola donde nada tan brutal sucedía? Las miradas (y la policía) apuntaron a una protagonista excluyente: Amanda Knox.

La estadounidense que era la compañera de departamento de Kercher había viajado a Italia para darle un rumbo nuevo a su vida, estudiar, trabajar y conocer otra cultura. Al poco tiempo de estar allí, se enamoró y se puso de novia con el italiano Raffaele Sollecito, pero su rutina se vio sacudida cuando el cuerpo de Meredith fue encontrado sin vida. Las contradicciones en los testimonios de Knox, junto con su bizarro comportamiento antes de ser interrogada, derivaron en la condena de 26 años de prisión tanto para ella como para su pareja, quienes fueron considerados culpables del asesinato junto a Rudy Guede, un traficante de drogas marfileño cuyo ADN se encontró en el cuarto de Kercher. Luego de cuatro años en prisión y por falta de evidencias biológicas concretas, Knox y Sollecito fueron absueltos. Guede permanece en prisión.

¿Cuál es la coartada que Amanda mantiene hasta la fecha? Que pasó esa fatídica noche teniendo sexo en la casa de su novio, luego de mirar Amélie, y que ella misma encontró a Kercher a la mañana siguiente de su deceso.

¿Ángel o demonio? El nuevo documental de Netflix, simplemente titulado Amanda Knox, se sumerge de lleno en la complejidad de un caso en el que la víctima quedó como figura secundaria. La disputa entre Italia y Estados Unidos - y sus diferentes procederes policiales y judiciales -, el morbo de los periódicos en relación al asesinato y la obsesión de dichos medios con la figura de Knox - una joven a quien se la llegó a llamar "depredadora sexual" y "el monstruo de Perugia" - son tópicos que los directores Rod Blackhurst y Brian McGinn exploran en una hora y media de metraje, quizás quedándose cortos en comparación con el exhaustivo trabajo que pudimos ver en la similar Making a Murderer.

De todas formas, Amanda Knox cuenta con fascinantes testimonios en primera persona de la joven y de Sollecito, quienes a pocos días de conocerse en el 2007 se vieron envueltos en una situación desesperante que aún hoy sigue generando dudas. ¿Qué ocurrió realmente en la habitación de Kercher? ¿Por qué la conducta fría de Knox ante la muerte de su amiga pesa más que la resolución judicial? Ella misma, a sus 29 años y buscando retomar su vida como escritora en Seattle, intenta responderlo: "La gente ama a los monstruos y cuando tienen una posibilidad de verlos, no se niegan".