La asesina, una serie con guiones precisos, ritmos logrados y protagonistas sólidos
Es una producción de seis capítulos que se puede ver en Universal+
5 minutos de lectura'

La asesina (The Assassin, Reino Unido/2025). Creación: Jack y Harry Williams. Elenco: Keeley Hawes, Freddie Highmore, Gina Gershon, Shalom Brune-Franklyn, David Dencik, Alan Dale, Devon Terrell. Disponible en: Universal+. Nuestra opinión: buena.
“Menopausia”, dice Julie (Keeley Hawes), luego de despachar a un asesino a sueldo que quería eliminarla en un yate de lujo. Y no se lo dice a cualquiera, sino a un amigo griego con quien ha sobrevivido a una matanza de proporciones en una isla paradisíaca del Mar Egeo. Es que Julie también fue una asesina de fuste en sus años mozos, y desde hace un tiempo estaba retirada en un pueblo tranquilo hasta que esa jubilación anticipada se acabó de prepo, y ni la menopausia ni la clandestinidad pudieron salvarla de volver a la acción. Tuvo que sacar las armas del desván y reactivar las hormonas para volver al ruedo.
Ese es el tono de la nueva serie de los hermanos Jack y Harry Williams, conocidos por éxitos como The Missing, Liar o la más reciente The Tourist, ingleses hasta la médula en ese desapego del tono y la ironía que envuelve a la acción, ahora contagiados un poco por esta moda de sicarios y asesinos a sueldo que pululan como dandys por los vericuetos de un mundo caótico. Julie es alguien así, una especie de sobreviviente de un sistema de contratos y recompensas que con el tiempo -luego de su retiro- se ha convertido en un negocio sin códigos ni tradiciones, gobernado por niños millonarios y caprichosos, por magnates que ponen precio a cualquier cabeza, y por criminales que no tienen escrúpulos si paga el mejor postor. Y por supuesto, en el centro de ese universo está Keeley Hawes, con quien los Williams ya habían trabajado en la segunda temporada de The Missing, una actriz que combina a la perfección el ceremonial inglés con el humor quirúrgico, expresiones de una contradicción tan elegante como divertida.

Aun en este aire familiar que define a la serie, con ecos de Killing Eve (de hecho, los Williams fueron productores de Fleabag de Phoebe Waller-Bridge, quien definió lo mejor de la serie con Jodie Comer y Sandra Oh), del tono absurdo y caótico de The Turist, y del espionaje que pulula desde la irrupción de Mick Herron en el streaming, The Assassin es también una historia sobre la compleja relación entre madre e hijo. En el comienzo del primer episodio, tenemos un destello del pasado de Julie, su eficiencia y pericia juvenil, su embarazo e imprevista maternidad. En el presente, Edward (Freddie Highmore), el hijo de Julie ahora ya de 30 años, ignora casi todo de su pasado, y la relación con su madre está signada por cierto rencor y mucho secretismo. Cuando llega a la isla griega de visita, resulta que su arribo es el detonante del regreso de su madre a la acción: ella recibe la comunicación de un antiguo jefe, un encargo misterioso, y luego un vendaval de ataques que terminan con el exilio en el yate y la reflexión sobre el pasado y la menopausia. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí? Algunas respuestas no son tan difíciles.

La serie no tiene demasiados misterios: hay un magnate poderoso, un secreto revelado, un precio muy jugoso por ese descubrimiento. Julie y Edward terminan envueltos en esa historia solo porque la heredera de un emporio minero parece haber escuchado lo que no debía, y también porque el karma del pasado siempre regresa. En esa lógica, son siempre mejores las escenas de humor, las conversaciones entre madre e hijo llenas de reproches e inesperadas emociones, que los tiros a mansalva entre playas de aguas verdes. Pero así estamos y esa es la ficción contemporánea: lo policial es la coartada perfecta para abordar todos los temas posibles, el misterio como disparador, la violencia como velo que reviste el drama. En solo seis episodios, los Williams no hacen nada memorable, pero consiguen lo mejor de sus dos actores, y de un elenco que ofrece un eficaz complemento (sobre todo Alan Dale -el Charles Widmore de Lost- y Gina Gershon).

El secreto de los Williams está en sus narraciones compactas -acá tenemos solo seis episodios, y habrá que ver si es que la estiran en nuevas temporadas-, guiones precisos, ritmos logrados, y protagonistas sólidos. Lo demás es un poco el marco del streaming contemporáneo, en el que salirse de las fórmulas es algo que cada vez ocurre con menos frecuencia. Hay despliegue de locaciones: Grecia, Albania, una prisión en Libia, y quién sabe cuántas más en un espiral donde el espionaje turístico se ha convertido -quizás desde James Bond, pero con el invaluable ímpetu de la saga Misión Imposible de Tom Cruise-, en la mejor excusa para llevar al espectador a conocer el mundo. Tanto el humor contenido de Hawes como los juegos torpes de Highmore -que funciona a la perfección en ese papel de nerd puesto en peligro sin aviso- confluyen en el gesto consciente que enaltece a este tipo de ficciones: saber que no hay que tomárselas demasiado en serio.
- 1
Timothée Chalamet conquistó al público en la Comic-Con de San Pablo
2El futuro de las suscripciones de Netflix, tras el anuncio de la compra de los estudios Warner
3Cine y series en diciembre: cuáles son los estrenos más importantes de FLOW, Disney+, Amazon y más
4Paramount le declaró la guerra a Netflix para quedarse con los estudios Warner





