La vida de los actores de Mad Men después de Mad Men
Como siguió la carrera de Jon Hamm, Elisabeth Moss, John Slattery y Christina Hendricks; qué fue de los creadores de la exitosa serie que ganó cuatro veces el Emmy como mejor serie dramática
En los diez años que pasaron desde que se estrenó Mad Men , aquel ejecutivo de HBO que rechazó una y otra vez el guión del piloto escrito por Matthew Weiner debe de haber sentido cierta afinidad con un tal Mike Smith, el cazatalentos del sello Decca que pasó a la historia por haber decidido no firmar contrato con The Beatles en 1962. Un error garrafal que, en menor medida por supuesto, fue similar al que cometieron muchos canales dedicados a producir series cuando no pudieron ver el potencial de la ficción que se convertiría en cuatro veces ganadora del Emmy como mejor drama y en un fenómeno cultural que a más de dos años de su último capítulo todavía es parte de la conversación en el sobrepoblado universo de la televisión.
Tanto impactó la historia de los complicados creativos publicitarios encabezados por el misterioso Don Draper que, como sucedió con otros ciclos de similar huella cultural, sus protagonistas y creadores debieron pensar muy bien su vida profesional post Mad Men.
Jon Hamm tenía 36 años y el tiempo se le acababa. Al menos así lo había estipulado él mismo: se había dado cinco años para triunfar como actor en Nueva York. Después de casi cuatro años yendo a audiciones sin éxito, apenas papeles olvidables en series fugaces, Hamm se topó con Mad Men y especialmente con Weiner, que, como él, llevaba demasiado tiempo esperando la gran oportunidad de su vida. Esa coincidencia en las expectativas y objetivos que cada uno se había impuesto resultó providencial. Nadie mejor que Weiner –que durante años llevó el guion de la serie literalmente bajo el brazo mientras se hacía un lugar en el equipo de escritores de Los Soprano– para entender que Hamm era el actor perfecto para ser Don Draper.
“Necesitaba un actor que pudiera mostrarse de una forma hacia el exterior y tuviera una interioridad muy distinta”, decía Weiner sobre Hamm y su personaje en el libro Difficult Men, de Brett Martin, en el que se analizan las series fundamentales de la era dorada y en el que Mad Men y su equipo creativo son analizados en detalle. Allí se menciona a Draper como el Jay Gatsby de la publicidad, un hombre ambicioso y brillante que oculta mucho más de lo que muestra, repleto de conflictos desde el principio hasta el fin de su recorrido. Un complejo personaje que necesitaba de Hamm tanto como Hamm necesitaba de él. Por eso Weiner luchó con el canal, AMC, por tenerlo, lo consiguió y el resto es historia televisiva. Lo que nunca se sabe después de un éxito como ese es qué sucederá después.
En el caso de su protagonista, el estrellato parecía inevitable. Tan concreto y reluciente como el Emmy que ganó en 2015 por el papel que cambió su vida. Sin embargo, a diferencia de lo que sucedió con George Clooney luego de su paso por la TV, la trayectoria de Hamm está recorriendo un camino distinto. De las películas que protagonizó ninguna consiguió demasiada repercusión, y en la más destacada, Baby Driver, de Edgar Wright, tuvo apenas un papel secundario. De hecho, contra todo pronóstico, el hombre que fue Don Draper resultó un brillante comediante televisivo. Algo ya había insinuado cuando todavía trabajaba en Mad Men gracias a su participación en 30 Rock, de Tina Fey, que luego lo convocó para interpretar un personaje secundario pero fundamental en la brillante comedia Unbreakable Kimmy Schmidt, de Netflix. Allí es Richard Wayne Gary Wayne, el mesiánico criminal que secuestra y encierra en su búnker a la protagonista.
“Sí, otro hombre al que le gusta tratar a las mujeres como objetos”, comentaba Hamm con humor durante una charla con la revista The New Yorker, en la que también revelaba su regla de oro en lo que respecta a la comedia: “Hago siempre lo que me dice Tina Fey”.
Así, aunque tiene unas cuantas películas independientes realizadas y otras por estrenar, todo indica que la televisión le reserva los más grandes proyectos. En 2018 interpretará al arcángel Gabriel en la serie Good Omens, basada en la novela de Neil Gaiman (American Gods) que se verá por Amazon.
Fondo y figura
Durante años, Mad Men fue sinónimo de Don Draper: sus cigarrillos, sus copas, las infidelidades y los conflictos existenciales de un hombre (un grupo de hombres) enfrentado a los tiempos que empezaban a dejarlo atrás. Pero más allá de esa premisa estaba Peggy Olson ( Elisabeth Moss ), la secretaria devenida genial creativa publicitaria y mujer que trabaja que hacia la despedida del programa resultó ser el personaje con el final más –convencionalmente– feliz de todos.
Experta en adueñarse de las escenas, por más cortas e intrascendentes que fueran, Moss puso toda su experiencia como protagonista teatral para destacarse en medio de los muchos y muy carismáticos actores del programa. Así, fue ganando protagonismo, aunque para los espectadores de la serie cada línea del relato que involucrara a Peggy nunca fuera suficiente.
Para ellos, 2017 fue el año de las buenas noticias. Moss no sólo encabezó la segunda temporada del policial Top of the Lake, de Jane Campion, sino que además protagonizó la serie dramática más destacada del año: The Handmaid’s Tale. El cuento feminista basado en la novela de Margaret Atwood no sólo fue la ganadora del Emmy en su categoría, sino que corrigió la injusticia que la Academia venía cometiendo con la actriz hacía años. Moss ganó la dorada estatuilla a la mejor intérprete protagónica y confirmó que ya completó su largo recorrido desde el fondo hasta el protagonismo absoluto y el reconocimiento global.
Después de la revolución
Tal vez las enseñanzas de su mentor y jefe, David Chase, influyeron para que Weiner se tomara un tiempo para decidir su futuro profesional luego de la despedida de Mad Men. Aun antes del final de la serie había intentado la ruta del cine al dirigir la película Are You Here, un intento de comedia negra que no resultó demasiado exitoso. Luego hizo su primer regreso a la TV al dirigir un episodio de Orange is the New Black, y mientras decidía si retornaría escribió la novela Heather, the Totality.
Finalmente, en marzo confirmó su nuevo proyecto para la pantalla chica, más precisamente para la plataforma de streaming Amazon. The Romanoffs será una antología de ocho episodios (cada uno contará una historia distinta), con eje en diferentes personas de todo el mundo que creen ser descendientes del último zar ruso. Detrás de cámara estará un equipo compuesto por varios guionistas y productores veteranos de Mad Men. Delante de ellas, la elección de Weiner es al mismo tiempo ecléctica, estelar y nostálgica: el elenco incluye a Isabelle Huppert, Diane Lane, Jack Huston, Amanda Peet y –para deleite de los fanáticos de Mad Men– John Slattery y Christina Hendricks, más conocidos como los inolvidables Roger Sterling y Joan Holloway. Dos intérpretes que desde los tiempos de la serie se transformaron en dos de los más solicitados actores de carácter del cine y de la televisión actual, que tanto le debe a Mad Men.
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