Mary and Mike: la pareja que encarnó el horror de la dictadura chilena
Durante las horas más oscuras de la historia chilena, una pareja de civiles pasó a la posteridad gracias a su crueldad disfrazada: a mediados de los 70, Mariana Callejas y Michael Townley operaban bajo las órdenes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA), un organismo militar creado para perseguir y desarticular todo aquello que pusiera en peligro la permanencia del gobierno de facto de Augusto Pinochet. Lo hacían mientras mantenían su fachada de dupla perfecta y padres ejemplares: ella, una escritora con aires de aristócrata y él, un agente de la CIA estadounidense supuesto importador de artículos electrónicos y bastante menor que su mujer, conservaban la dinámica familiar en la misma mansión en la que torturas indecibles se llevaban de manera silenciosa y no tanto, en escenas salvajes que remiten a las protagonizadas aquí por el clan Puccio. En esos años, fueron responsables de la muerte del ex comandante en jefe del ejército Carlos Prats en Argentina y el atentado contra Orlando Letelier en Estados Unidos, por ejemplo.
Con una estética que evoca a The Americans, la serie Mary & Mike se estrena este martes 13 a la medianoche en Space para narrar en seis capítulos cómo fueron las atrocidades cometidas por estos amantes, interpretados por Mariana Loyola y Andrés Rillón. Aunque basada en hechos reales, la producción original está ficcionada en muchos sentidos e intenta profundizar la tendencia creciente de la industria regional por generar contenidos de calidad, sin nada que envidiarle a los gigantes del norte: "Tenemos que educar a nuestras audiencias. Las series colombianas relacionadas con la realidad narco fueron muy aceptadas en toda la región y con esta apuesta la idea es lograr que se empiece a valorar cada vez más la ficción y los contenidos latinoamericanos y no solo los contenidos norteamericanos con los que todos crecimos", explicita María Paz Epelman, Directora de Gestión Corporativa y Editorial de Turner Chile.
Pero a pesar de que en la decisión de mostrar el lado humano de los victimarios yace tal vez una contradicción moral, la intención no es generar empatía sino atracción. Los resabios de la herida generada por la dictadura resisten en algunos rincones del país vecino y la repercusión no será mínima: "Espero que no genere contradicciones, que no haya compasión. Cuando se muestra una realidad tan brutal como esta en algunas personas probablemente genere asombro: hay mucha gente que vivía en una burbuja y no sabía lo que pasaba a su alrededor. Solo con justicia y con verdad se puede terminar con esa grieta pero todo lo que aporte es bienvenido; y esta realidad aunque sea desde la mirada del victimario sí tiene que generar cierta distancia pero al mismo tiempo entretener porque es una ficción. Lo bueno de que esté inspirado en la realidad es que genera el efecto espejo en la sociedad, la idea de que todo eso fue verdad", cuenta Mariana Loyola, actriz de alta trayectoria en la televisión y el cine chilenos.
En ese sentido, el joven Andrés Rillón (quien con esta serie obtuvo su primer protagónico) remata: "Estas temáticas aluden a cuestiones globales, a pesar de que estén situadas en un ambiente local, y el doble juego, entre la humanidad y la crueldad de los personajes, nos conecta a todos por igual. Si a alguien le llega a molestar, si les duele, creo que es porque estamos haciendo las cosas bien."