
Sesión nocturna con la terapia del humor
"Todos al diván", talk show humorístico conducido por Roberto Pettinato y Elizabeth Vernaci. Colabora: Gabriel Rolón. Producción periodística: María Elena Schiariti. Producción: Marcos Gorban. Por Azul TV, los sábados a las 23. Nuestra opinión: bueno.
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"Todos al diván" parece el producto de un laboratorio televisivo en el que se hizo una cruza entre "Causa común" y "La biblia y el calefón". Esto es, un talk show con invitados famosos que todo el tiempo hablan de sí mismos pero a partir de una consigna: todos los temas deben ser considerados, ante todo, con humor.
El momento "serio" y especializado es aportado por Gabriel Rolón, un licenciado en psicología a quien la veta risueña no le es ajena, a partir de su conocida participación en los programas radiales de Alejandro Dolina.
Nada, pues, en "Todos al diván" es demasiado original, pero sus responsables han tenido el tino de explotar lo más atrayente de los ciclos que tomaron como referencia y le agregaron algún toque propio, que se apoya fundamentalmente en el histrionismo de Roberto Pettinato, uno de los nombres con más rapidez e ingenio para el humor en la TVde hoy.
Como todo talk show, el programa se expone a los vaivenes que puede ofrecer la chispa aportada por los invitados. Y por lo visto, los resultados parecen inversamente proporcionales al cartel de las figuras convocadas, que aquí dejan de lado al sexo como tema excluyente y son impulsadas, saludablemente, a reírse de sí mismas hablando por ejemplo de manías, culpas o hábitos. Esta circunstancia, de paso, estimula las punzantes, veloces y por lo general muy graciosas réplicas de Pettinato.
Cambios a tiempo
Aunque se advierte que no se trata de un producto depurado y que paga el tributo de su falta de originalidad, "Todos al diván" demuestra que sabe corregir algunos defectos a tiempo. Por ejemplo, el lugar de Rolón se fue ajustando tras un comienzo descolorido, y se decidió eliminar una muy molesta y estridente identificación (un colorido diván giratorio) que ocupaba por momentos un cuarto de pantalla y dispersaba la atención.
No son las únicas cuestiones pendientes. El papel del público (si es activo o simplemente se limita a festejar las charlas entre los famosos) no está todavía del todo claro, y se nota sin disimulos, con saltos abruptos y temas que quedan en el camino, un trabajo de edición sobre un programa que fue grabado previamente, algo que le quita espontaneidad.
Pero las objeciones no impiden que "Todos al diván" sea, por ahora, un pasatiempo liviano, festivo y sin pretensiones, en el que Elizabeth Vernaci trata de cumplir, más allá de su ironía, el papel de la conductora tradicional. También ella está tratando de encontrar su lugar, a pesar de que el perfil del programa y la presencia avasalladora de Pettinato dejan por momentos la sensación de que a esta nueva propuesta le sobra un animador.





