
Al rescate de Leopoldo Marechal
Mañana se estrenará "Las tres caras de Venus"
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En su intención por recuperar diferentes textos poco representados de la dramaturgia argentina, el Teatro Nacional Cervantes propone en esta temporada un acercamiento a "Las tres caras de Venus", de Leopoldo Marechal. Un texto producido en 1952, que por entonces fue estrenado, con dirección de Antonio Cunill Cabanellas, en el teatro Ateneo y por un grupo de entusiastas estudiantes universitarios, entre los que se encontraban Duilio Marzio y Pepe Soriano.
Reconocido fundamentalmente por su narrativa y su poesía, Marechal hizo un breve tránsito por el teatro y, en general, es "Antígona Vélez" -su local versión de la "Antígona", de Sófocles, con la que, según declaró "intenté una obra dramática que fuese argentina y universal"- el texto más reconocido de su pequeña producción dramática (a las piezas citadas deberían agregarse el oratorio "El canto de San Martín" y "La batalla de José Luna").
La particularidad de "Las tres caras de Venus" está en su germen de comedia, de farsa cuestionadora de ciertos pensamientos científicos, de valores que hacen a la relación entre los géneros humanos y también al deseo de convertir al otro en quien uno quiere. Vista desde este presente, la pieza también expone un juego fantástico muy inquietante para la época en que fue concebida.
Con dirección de Lorenzo Quinteros el espectáculo, que se estrenará mañana en la sala María Guerrero, está interpretado por Duilio Marzio, Ana María Cores, Beatriz Spelzini y Horacio Roca.
Conversar sobre "Las tres caras de Venus" con Duilio Marzio resulta por demás interesante. No sólo porque el haber interpretado a uno de los personajes en el estreno de la obra lo obliga a aportarle el marco ideal a este material dramático, sino por la cantidad de anécdotas que llegan a su memoria. La pieza, en verdad, tenía por título "Las tres caras de Eva", pero en tiempos del gobierno de Juan Domingo Perón trataban de evitarse en los títulos de las obras los nombres Juan y Eva (por Eva Duarte) para que los espectadores no llegaran a realizar relaciones no buscadas o no deseadas por los autores. Marzio recuerda que en la misma época hasta se cambió el nombre de un musical americano, "John Loves Mary", por "José quiere a Marta".
Por entonces estudiante de abogacía -según el designio paterno-, Duilio Marzio no dudó a la vez en inscribirse en el Grupo de Teatro Universitario, que acababa de crearse y que dirigía Cunill Cabanellas ("Tuve tres grandes maestros -recuerda el actor-: Cunill, Alberto D´Aversa y Lee Strasberg"). La primera obra en la que participó fue "Como él le mintió al marido de ella", de George Bernard Shaw. El segundo material con el que se comprometió en escena fue "Las tres caras de Venus", que Leopoldo Marechal le acercó a Cunill Cabanellas. Ambos profesaban una fuerte amistad, por lo cual el actor tuvo la posibilidad de acercarse al escritor, visitar su casa. "Yo no lo dimensionaba verdaderamente en ese momento -cuenta- . Me resultaba un hombre muy agradable, que venía siempre con su pipa y que hasta llegó a contarnos anécdotas muy particulares como ésta que llega ahora a mi memoria: un día fue a visitar a Eva Duarte a su residencia y ella ya estaba muy enferma, en la cama. Se levantó y salió al jardín a recibirlo y se aferró a un árbol y le dijo «no quiero morir, no quiero morir». Su manera de describir la escena era de una sensibilidad extrema y nosotros nos quedábamos sorprendidos por sus relatos. Ahora me doy cuenta de que nos estaba contando la historia."
Volver a este texto le resulta al intérprete "una delicia", lo aclara una y otra vez. "Es volver a gozar de las palabras", dice y cita un texto: "Las palabras sazonadas con ondulatorios vislumbres del mundo angelical". Es una delicia decir esa música. Decir un texto que disfrutás es el placer por el placer mismo, como el sexo. Siento que estoy volviendo a las fuentes, pero ahora ese disfrute es con más conciencia y esto se debe a una carrera actoral consolidada".
Con respecto al tema de la pieza y a su personaje dice que le interesa "denunciar a ese farabute -Ambrosio, un científico que busca convertir a una mujer a su gusto-. Su planteo, como científico, lo descalifica. Nadie puede tener aprisionado a un individuo. Ese manejo inconsciente de obligar a alguien a ser como uno quiere implica destruir a un ser humano. Esta obra tiene mucho de advertencia, llegar a robotizar a alguien es quebrar al individuo, es destruir a una persona".
Ana María Cores interpreta en "Las tres caras de Venus" a Graciana, una mujer autómata que responde a los designios de Ambrosio. La actriz dice que su personaje "es una especie de Pigmalión. Esa creación que busca Ambrosio es una fantasía que han tenido, tienen y tendrán muchos hombres. Pero finalmente ella se da vuelta, deja de manifestarse reprimida en sus actos y provoca un final inesperado en el que toma la vida en sus manos".
Aunque se trata de una obra con fuertes trazos machistas, Cores descubre cierta feminidad en el personaje, que le gusta resaltar. "Es que la feminidad del personaje -dice- va más allá del machismo que trata de controlarla, de guiarla por los caminos que el hombre desea. En un comienzo es como una muñeca femenina pero autómata. Si la acercamos a esta época diríamos que es como una Barbie. Pero termina mostrándose como es en verdad. Si imagináramos una posible historia de esta mujer, diríamos que pasa de la represión al destape -donde se desborda-, hasta que finalmente encuentra su propio equilibrio como mujer".
Interesada en trabajar en las más diversas experiencias -se la ha visto en musicales, teatro infantil, dramas, comedias y unipersonales-, Ana María Cores se muestra fascinada por introducirse en este mundo de los años 50, que, según su relato, el director Lorenzo Quinteros intenta mantener intacto. "Si bien la mirada del director está en los años en que fue creado el texto - comenta- , está trabajando con actores de hoy. Nuestro cuerpo, nuestra mente, pertenecen a este presente. Eso posibilita un juego muy rico y que, en particular, me divierte mucho. Estamos acercándonos a una comedia de otro tiempo. Pero que a la vez habla de cuestiones de ayer, de hoy y de siempre."



