
De divas famosas y fonomímicas
Frankie Kein y Manuel Arte, en un clásico: la versión de Liza Minelli en Cabaret
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Frankie Kein y Manuel Arte , en el Xirgu. Con ellos dos, cuerpo de baile y participación especial de Mauro Troussel. Bailarines: Romina Corpucci, Paola García, Eliana Yanuzzi, Federico Lynch, Emmanuel G. Castro y Franco Tabernero. Coreografía: Valeria Pérez Roux, Peter La Fox, Dee Deringer y F. Kein. Diseño de luces y multimedia: Matías Canony. En el Margarita Xirgu. Duración: 110 minutos.
Nuestra opinión: buena
Días atrás, Liza Minnelli apareció en el programa del Actors Studio , en el canal Film & Arts, entrevistada por James Lipton. Se la vio con varios kilos de más y avejentada, aunque con la voz, la expresividad y la energía de siempre. En el Margarita Xirgu, Frankie Kein nos devuelve la imagen juvenil de Liza en Cabaret , con treinta años menos: es el número de clausura y el más fuerte de su espectáculo, cuando va despojándose lentamente de la ropa y el maquillaje hasta mostrar que es varón y que todo ha sido una fantasía, un juego ilusorio.
Hace ya varios años que Kein y Arte -otro transformista de alta escuela, responsable junto con aquél del espectáculo en el Xirgu- vienen a Buenos Aires con sus caracterizaciones de divas famosas: además de Liza, están Marilyn Monroe, Marlene Dietrich, Julie Andrews, Sarita Montiel? Ambos han hecho (como Jean-François Casanovas entre nosotros) de la fonomímica una forma de arte, en un alto nivel de calidad. Las personificaciones son de una exactitud inquietante, y cabe pensar en el esfuerzo para lograr una identificación tan perfecta, no sólo con la imagen reconocible de cada estrella, sino también técnicamente, sonido y gesto en impecable fusión. Y algo más: no son encarnaciones de personas reales, sino de mitos. El juego más trascendente propuesto por Frankie y Manuel es con el tiempo: Liza es hoy una mujer madura, Marilyn tendría 85 años y Marlene más de cien. En el espectáculo son como las recordamos, eternamente jóvenes.
La fastuosidad y la elegancia de la ropa, el brío del cuerpo de baile y el uso de la luz y el humo crean otra ilusión: la de un escenario mucho más vasto y complejo del real. En los intermedios, actúa un simpático imitador de voces conocidas, Mauro Troussel, al que beneficiaría recortar un poco sus intervenciones. En la cartelera y en el programa figura Lía Crucet como actriz invitada: un cartel exhibido en la boletería informa sobre las razones de su ausencia (se la desvinculó del espectáculo por hacer playback ).



