El hipopótamo que quería cantar
El Nudo Compañía Teatral llevó a escena Un hipo desafinado, su tercera producción infantil
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La nueva producción de El Nudo Compañía Teatral, Un Hipo desafinado , reúne a tiernos animalitos solidarios, que esta vez tratan de socorrer a un hipopótamo que quisiera cantar, pero no se anima. "Con frecuencia comprobamos que los adultos que concurren con los niños al teatro no son espectadores de teatro ellos mismos -dicen Nelly Scarpitto y Mariana Trajtenberg, integrantes del grupo-; somos conscientes de tener una responsabilidad al estar acompañando a nuestro público en ese mundo cultural en que los chicos tienen que transitar."
A su vez, agregan: "En lo que se refiere a los temas, creemos que lo que importa es de qué manera se tratan con los chicos. Intentamos tomar el aquí y ahora, que es donde los chicos están; la ética es la nuestra y nos identificamos con sus situaciones. Por ejemplo, el tema de Hipo es la vergüenza, la timidez, y a qué tememos cuando sentimos vergüenza. Cosas que a nosotros también nos pasan, por supuesto. Y en esa situación puede aparecer la conducta solidaria del otro. Para nosotros es un trabajo muy rico porque las respuestas de los mismos chicos nos llevan a constantes replanteos."
Cuentan que cada proyecto les lleva, como mínimo, un año y medio de preparación. Este es el tercer espectáculo para chicos; los dos anteriores fueron Hay que esconder al elefante y Un tigre en el gallinero , pero también hacen teatro para adultos. "El grupo no tiene un director -añaden-, sino directores de proyectos. Luego, cuando un espectáculo empieza a perfilarse, aquel que elige estar del otro lado, mirar y evaluar será quien quede con la dirección."
"La realización de los títeres también atraviesa un proceso de investigación -aclara Nelly Scarpitto, directora de Un Hipo desafinado -. Hay muchos ensayos con los objetos; utilizamos prototipos y los probamos hasta que quedamos satisfechos de que son los mejores para la manipulación. Y ensayamos mucho para encontrar los efectos en cada escena."
Mariana Trajtenberg añade que eso es importante para el grupo: "[Porque] estamos muy atentos al ritmo de la obra, a que no haya baches ni demoras que nos hagan perder al espectador. Más en este caso, en que trabajamos con títeres de mesa".
Fuera del retablo
Scarpitto agrega sonriendo: "Esta vez nos salimos del retablo; también nosotros nos exponemos, pero tratamos de lograr que el público siga a los títeres. Y para eso nos sirve mucho el trabajo de las luces. Con esta técnica, la manipulación es más lenta. Quisimos llegar a imitar la forma en que el chico mueve los objetos cuando juega y se cuentan historias, pero no es tan fácil moverlos con la velocidad que ellos lo hacen. Un recurso que, me parece, nos ha salido muy bien -resume, y sonríe-. Es lo que hicimos con la mesa. Resultaba muy larga y llevaba tiempo recorrerla, así que la transformamos en mesas más chicas y con rueditas, que se mueven, giran, cambian de lugar según donde vaya la acción".
"El resultado de esto es que nos abrimos, nos expandimos; creamos distintos espacios mágicos adonde los chicos pueden ir y volver, como en sus juegos", aporta Mariana Trajtenberg.
A su vez, enfatizan la importancia del sonido en cada uno de sus espectáculos. "Esta vez, en lugar de una pista sonora, tenemos una intérprete en vivo que nos acompaña en algunos momentos; nos da flexibilidad para incorporar distintos tiempos a las situaciones. Hace diez años egresamos de la Escuela de Titiriteros del San Martín y quisimos continuar investigando juntos. Esta nueva obra es como una fiesta; sentimos que estamos creciendo".
Un Hipo desafinado estará los sábados y los domingos, a las 15.30, en la Sala Raúl González Tuñón, del Centro Cultural de la Cooperación (Corrientes 1534), con entradas a 12 pesos. La dramaturgia es trabajo de Mariana Trajtenberg; los intérpretes son, además de la propia directora, Daniel Scarpitto, Claudia Villalba, Julieta Alessi y Sebastián Pomiró. El diseño y la confección de títeres corresponde a Rocío Campos, mientras que el diseño de objetos a Alejandra Alonso. La iluminación es de Agustín Valle y la ejecución sonora digital en vivo de Gisela Trica. Y, finalmente, la dirección recae en Nelly Scarpitto.




