FIBA: dos montajes internacionales con disímiles resultados
GIVE ME A REASON TO LIVE
Escocia. Coreografía e intérprete: Claire Cunningham. Sala: Beckett Teatro. Calificación: muy buena.
La bailarina escocesa Claire Cunningham posee un interés por la actividad artística y una destreza sumamente atractivos. La creadora padece osteoporosis, se mueve gracias a dos muletas y se dedica a la danza. A través de esa disciplina logra no solo mantener su cuerpo activo sino, a la vez, construir unas experiencias en las que su incapacidad motora deja de ser una dificultad para transformarse en un valor agregado a la hora de concebir unas singulares propuestas escénicas.
Para dar forma a Give me a reason to live (Dame una razón para vivir), la artista se inspira en algunos personajes que asoman en ciertas pinturas de El Bosco y analiza el rol de los lisiados y mendigos que allí aparecen. En su espectáculo las muletas dejan de servir como sostén de un cuerpo para convertirse en elementos que la artista pondrá al servicio de su imaginación. Materiales de juego con los que irá armando diversas propuestas de movimiento que desarrollará en un espacio despojado. Hay mucha poesía en ese trabajo en el que Cunningham además se muestra como una cantante exquisita.
Carlos Pacheco
BLACK BOX
Alemania, Argentina, Brasil, Francia, India y Uruguay. Dirección y dramaturgia: P.L.U.T.O. Intérpretes: Shady Nafar, Neel Chaudhuri y otros. Sala: El portón de Sánchez. Calificación: regular.
Un P.L.U.T.O poco divertido y bastante monótono. P.L.U.T.O es un colectivo de artistas de distintos países, que firma la dirección y dramaturgia de esta docuficción teatral. Fue fundado en 2015, en el Lincoln Center de Nueva York.
La performance refiere a las "caja negras", en este caso no se trata de un avión, sino de pequeñas cajas de recuerdos que los artistas manipulan y extraen fotos, una tapa de Charlie Hedbo, recortes, ropa, una taza. En su travesía mencionan hechos que hacen a la historia del mundo. Así desfilan infinitos nombres de países, o relatos: una chica sola que extraña al novio, un oso polar, un abuelo. El show intenta ser dinámico, los intérpretes cambian las cajas de lugar, se proyectan imágenes sobre ellas, muchas no se distinguen desde la platea. Hacen el esfuerzo por imponerle a sus palabras un humor sutil, pero no lo logran y sus voces por instantes no se escuchan. Black Box se acerca más a un work in progress.
Juan Carlos Fontana
Más leídas de Espectáculos
Sigue la polémica. Homer Laffon, el hijo de Anne Heche, asegura que la herencia de su madre no alcanza para pagar las deudas
En las redes. El cruce entre Alberto Samid y Migue Granados: “No me nombres más”
"No quería ser actriz". Debutó con Alcón, enamoró al país y sus declaraciones contra el gobierno de Menem le provocaron un disgusto