
Homenaje a un auténtico maestro
Otra vez, el azar. Mientras buscaba un tema para la columna de esta semana, mecánicamente estiré el brazo hacia un estante de la biblioteca, del que asomaba parte de una revista dejada allí quién sabe cuándo. Apareció un ejemplar de Caras y Caretas del 10 de septiembre de 1938, dedicado a Domingo Faustino Sarmiento en el cincuentenario de su muerte (11 de septiembre de 1888). Hojeándolo, encontré, entre las páginas 38 y 39, el reportaje que Luis M. Grau le hizo a Antonio Cunill Cabanellas con motivo de la inauguración, dos días después de la salida de la revista, del Museo Nacional del Teatro, que aún existe con el nombre (más apropiado, según comenta Luis Ordaz en su "Historia del teatro argentino") de Museo del Teatro Nacional.
Por ese entonces, hacía ya dos años que funcionaba, en su sede oficial del Teatro Cervantes, la Comedia Nacional Argentina, creada en 1935 por la Comisión Nacional de Cultura (antepasada de la actual Secretaría de Cultura de la Presidencia de la Nación), presidida por Matías Sánchez Sorondo. Cunill fue su primer director y dirigió el espectáculo del debut, "Locos de verano", de Gregorio de Laferrère, a mediados de 1936, en el que reunió a casi todos los actores notorios de la época: Iris Marga, Luisa Vehil, Miguel Faust Rocha, Pilar Gómez, Santiago Gómez Cou?
Informa Grau: "Pocos hombres dentro del teatro argentino han sido tan discutidos como Antonio Cunill Cabanellas; pocos hombres han tenido que luchar contra una opinión generalizada sin verdadero fundamento". Hace después un recuento de su labor como dramaturgo. A pesar de que una de sus obras, "Chaco", mereció el premio Florencio Sánchez del Círculo Argentino de Autores, Cunill mismo reconoce: "Ninguna de mis obras tuvo éxito. En realidad, no lo busqué tampoco. Siempre he escrito teatro como una expansión necesaria a mi sensibilidad". En cambio, donde se lo considera en un nivel excepcional es en la dirección teatral. Fueron y siguen siendo famosas sus temporadas en el Odeón, financiadas por otro gran hombre de teatro, el doctor Enrique Susini, allá por 1933. Escribe Grau: "[?] donde la puesta en escena de «Mirandolina» («La locandiera») de Goldoni, «Carina» de Crommelynck y «Cuando se es alguien», primicia exclusiva de Pirandello con asistencia del mismo autor, contribuyeron a afirmar plenamente la personalidad de Cunill Cabanellas".
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La estructura de la Comedia Nacional se basó, aunque con lógicas diferencias, en la de la Comedia Francesa, creada por Napoleón I en 1812. Era el elenco oficial argentino, así como el Cervantes -sede de la institución- sigue siendo la sala oficial del país. La Comedia Nacional, en cambio, dejó de existir unos veinte años atrás. En cuanto a las otras dos creaciones de Cunill -que él, generosamente, atribuía a la Comisión Nacional de Cultura-, el museo y el instituto funcionan hasta hoy, si bien el último se ha independizado del Cervantes y abarca otras funciones, muy necesarias e importantes, de financiación y difusión federal.
Tuve el honor, cuarenta años atrás, cuando se cumplían treinta del debut de la Comedia, de entrevistar a Cunill para la revista Primera Plana. Fue conmovedor para mí conocer por fin personalmente a quien tanto me había conmovido desde el escenario, sobre todo a partir de su versión de "La divisa punzó", de Paul Groussac. Faust Rocha era Juan Manuel de Rosas; Iris Marga, su hija Manuelita; Luisa Vehil interpretaba a Florencia Dupasquier, y también actuaban, entre muchos otros, Gómez Cou y Florindo Ferrario.
El espectáculo me pareció deslumbrante y todavía lo es, en mi memoria: sé que decidió mi definitivo enamoramiento del teatro. Yo me acercaba a los doce años de edad; hoy tengo muchísimos más y no lo he olvidado nunca. ¿Veré alguna vez, en el magnífico vestíbulo del Cervantes, el busto de Cunill que sus admiradores venimos reclamando desde hace tanto tiempo? Hay una placa que lo recuerda, pero no es suficiente.





