
Llega Avenida Q desde el off Broadway
Ganó el premio Tony al mejor musical en 2003
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"Irreverente", "hilarante", "deliciosa". Así la calificó la prensa estadounidense, tras su arrollador estreno en Broadway, allá por 2003. El premio Tony al mejor musical de ese año terminó de consagrar a Avenue Q , una obra que nació en el off Broadway de la mano de artistas casi ignotos, y llegó a los lugares más recónditos del mundo. La interpretaron en Filipinas, Israel, Australia, España, México y ya tiene fecha y sala en la Argentina: se estrenará el 11 de septiembre, en el Paseo La Plaza.
La historia de cómo llegó a los escenarios locales es una prueba de que la perseverancia y el profesionalismo son cualidades fundamentales en toda persona que quiera dedicarse al teatro. Natalia del Castillo, Santiago Fernández ("Tato") y Mariano Chiesa, los principales impulsores de este proyecto, no pueden creer que ya pasaron dos años desde que se les ocurrió por primera vez traer esta obra. "Fueron dos años de tocar puertas y recibir un no como respuesta, y hoy tenemos casi concluido el casting ", comentó Chiesa a LA NACION, quien, al asociarse con Fernández y Del Castillo para comprar la licencia de Avenue Q , pidió protagonizarla.
La selección del resto del elenco se hizo a través de una convocatoria abierta. "Es una obra en la que por primera vez el phy sique du rôle no importaba, sino la predisposición y el trabajo previo que traen, y el trabajo en equipo", dijo la directora, Natalia del Castillo, que, junto a Fernández, director artístico, pero también encargado de la escenografía y el diseño de luces, decidieron crear un grupo en Facebook, que desde diciembre incentiva a todos los actores, cantantes, bailarines, titiriteros, locutores y doblajistas del país a inscribirse en las audiciones.
La amplitud de aptitudes buscada se debe a que la obra está protagonizada, en parte, por títeres. Con alusiones a Plaza Sésamo y estética de muppets , Avenida Q cuenta la historia de una serie de personajes que no sabe qué hacer de su vida. Perdedores, en otras palabras. "Los ganadores del casting serán los que demuestren que son capaces, además de cantar y actuar, de manipular los títeres casi como si fueran parte de su anatomía", explicaron los directores, que trabajaron codo a codo con dos titiriteros de estirpe: Rosa y Jorge Crapanzano. "Era fundamental que los especialistas estén desde el momento cero de la selección", comentaron. Tras una semana de audiciones, se capacitó a los finalistas con un seminario intensivo de títeres, para que puedan pasar a la última etapa de audiciones. "No buscamos titiriteros, sino que tengan una gran capacidad de aprendizaje", aclaró Fernández.
Los 600 participantes que se presentaron tuvieron que esforzarse mucho y sólo 11 conformarán el elenco, ya que otra particularidad de la obra es que algunos de los títeres son manipulados por dos personas y varios de los actores interpretan a más de un personaje. Uno de ellos es Mariano Chiesa, quien, además de llevar el títere de Princeton, el protagonista, tiene que manipular a Rod, el intelectual gay a quien le cuesta asumir su sexualidad. "A veces me siento un atrevido, porque hay chicos que desde hace años trabajan en el musical", admitió el actor y locutor, aunque desde la producción de la obra aseguran que se ganó su lugar "a fuerza de muchísimo trabajo y profesionalismo".
Para definir si los textos se interpretarían en neutro o en "argentino", se apeló a una prueba de focus group , donde espectadores ajenos a la obra vieron las dos versiones. "El 90% eligió la versión argentina, y los chistes con referencias locales demostraron ser mucho más efectivos", dijeron los directores.
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