
Padre e hijo comparten la escena
Tienen los mismos ideales y los vuelcan en "América... tan violentamente dulce"
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Cuando el teatro logra representar la esencia de la relación de amor padre-hijo, emociona y provoca un cosquilleo que enternece. Sobre todo cuando es realmente auténtico y los intérpretes tienen y representan vínculo. El abrazo que Juan Palomino y su papá, José Palomino Cortez, se ofrecen sobre el final de "América... tan violentamente dulce" (en el teatro La Máscara) es el cierre perfecto para un espectáculo en el que la experiencia y el amor le tienden la mano a la duda, la angustia y, por qué no, la inseguridad.
Juan es hijo de mamá argentina y papá peruano. Aunque nació en Buenos Aires, pasó su infancia en el Cuzco y, de grande, se radicó nuevamente en su país. Pero Don José tuvo varias ideas y venidas. En diciembre de 2001, estaba en el país andino filmando el documental de 13 capítulos "Los caminos del Perú", para el canal de cable Elgourmet.com, mientras que Juan se repartía entre el cine y la televisión en su país. Los hechos del 19 y 20 de ese mes motivaron una comunicación epistolar que hoy toma forma de espectáculo teatral. "La relación que sosteníamos por carta nos permite armar parte de la historia de América latina, ligados a los hechos que estaban sucediendo. La historia es circular, por eso tomamos el 19 y 20 de diciembre como punto de partida -explica Juan-. Nos juntamos con Carlos Kaspar, para que nos dirija, y con Gabriel Bianchini para estructurar la historia. El espectáculo te lleva a la reflexión, podés tomar partido para el lado que quieras, pero son hechos. Están planteados los elementos que rigen nuestra vida en este momento".
Ambos hablan con una correlación asombrosa, como si uno estuviera en la cabeza del otro y pudiese continuar su frase. Lo notan, se sonríen y admiten que esa relación simbiótica es tan admirable como emocionante. "El tema principal de la obra es la relación padre-hijo. A partir de haber sido padre cambió mi forma de verla. Empecé a recomponer la relación, a ver otro tipo de cosas, que me ayudó a crecer como papá. Su amor por su ciudad, por su país, por América latina... por eso también apareció esta profesión y esta pasión por el continente. Todo eso nos hizo estar muy juntos y a compartir todo. Podemos decir que somos amigos", describe Juan, quien para agosto espera a su tercera hija: Floriana. Su padre continúa: "Somos solidarios y eso te ayuda a compartir aquellos valores que se van perdiendo. Pero esta relación no aparece de la noche a la mañana, viene de mis padres también. En estos momentos no puedo creer que pueda cumplir este sueño de compartir un escenario con uno de mis hijos con esta temática. Tenemos las mismas sensaciones, las mismas respuestas". Juan lo mira con admiración y agrega: "A pesar de la diferencia generacional, hay algo que tiene que ver con los ideales. Si uno tiene claros valores como la justicia, la libertad y la solidaridad, es un legado que perdura. Espero lograrlo también con mis hijos".
Música y teatro
El espectáculo, multimediático, apoyado con fotos e ilustraciones, cuenta también con los comentarios musicales del grupo Huerque Mapu, que interpretan temas como "Razón de vivir", "Sacha Shulko", "La caída del sol", "Lamento quichua", "Adagio en mi país", "La maldición de Malinche" y "El surco", entre otros.
Por su parte, además de la dramaturgia de Gabriel Bianchini, los actores también incluyen textos y poemas de Luis Nieto Miranda, Juan Gelman, Simón Bolívar, Armando Tejada Gómez, Eduardo Galeano, Marcelo Gobello, Pablo Neruda, Mario Benedetti y Carlos Guido Spano. A su vez, las cartas reflejan las sensaciones, miedos e incertidumbre que se traducen en una reflexión acerca de la identidad y la historia latinoamericana. El padre, apelando al legado de las grandes culturas indoamericanas, intenta dar respuesta a los miedos de su hijo y, ambos, emprenden la búsqueda de su identidad. "Los pueblos originales de América no tienen voz. Juan lidera varias agrupaciones indígenas y difundimos sus actividades", comenta José. "Uno no se siente solo. Aparecen otros compañeros que nos apoyan, como Rodrigo de la Serna, Gastón Pauls y Joaquín Furriel, y esto se vuelve algo que nos une más allá del trabajo. El objetivo de un artista debería ser también intentar ser el emergente de una sociedad. Además de entretener nos podemos inmiscuir más en las ideas y el espacio ideal para expresarlas es el teatro", agrega Juan. En los últimos años, a José le cambió la vida. De trabajar casi sólo en radio, pasó a trabajar en cine ("El descanso" y "El fondo del mar") y en TV ("Yago"). Hoy, además, ambos conducen el programa de radio "Perdidos en la noche", por AM Concepto, todos los días, de 0 a 2 de la mañana. Es decir, se ven todos los días para compartir sus conversaciones con los demás. Eso es amor.



