Piñón Fijo y Balá, encuentro cumbre
Cuatro mil personas se emocionaron con estos dos ídolos de varias generaciones
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MAR DEL PLATA.- El aplauso de pie del abuelo. Las lágrimas del papá. Y la sonrisa de los más pequeños de la familia. Varias generaciones y muchas emociones se cruzaron en la misma platea para vivir un espectáculo que tuvo sabor a homenaje: el show de Piñón Fijo, que esta vez, como ya había ocurrido en Córdoba, compartió escenario y cartel con el inolvidable Carlitos Balá. El estadio Polideportivo estuvo casi completo con más de 4000 personas en las tribunas, que bailaron y cantaron durante casi dos horas al ritmo del cantante cordobés y los siempre vigentes éxitos del artista del flequillo más famoso de la televisión argentina.
"Los papis ya se encargaron de contarles a sus hijos quién soy", dijo Balá, satisfecho porque los niños que no vieron sus programas ni sus espectáculos en vivo ya conocen muy bien cada uno de sus guiños y chanzas. "El gestito de idea y el qué gusto tienen la sal -insiste- se lo saben todos."
Piñón Fijo no se sorprendió por semejante convocatoria. "La primera vez, que pensamos que iba a ser la única, llenamos el estadio Orfeo", recordó. Balá, que acaba de festejar sus 80 años, apareció en el escenario cuando Piñón Fijo ya había completado media hora de show. Como solía hacer aquí, cuando era uno de los éxitos del verano en la carpa inflable de la calle Buenos Aires, el creador de personajes como Petronila o el perro Angueto se vistió con un impecable pantalón blanco y campera roja y brillante. Y así como arrancó aplausos con su sola presencia, divirtió a todos con adivinanzas, chistes, bromas y sus mejores canciones.
Fue entonces cuando Balá se convirtió en el gran protagonista hasta el final del show. Y Piñón Fijo, encantado como el resto de los espectadores, prefirió ubicarse en un costado del escenario y disfrutar en vivo del ritual que cumplía cada una de sus tardes durante la niñez: tomar la leche con vainillas divirtiéndose con las ocurrencias de su ídolo.
Lo llamativo fue no sólo que las plateas estaban llenas de niños. Se veían grupos de adultos, muchos de ellos bastante mayores, que habían ido sólo para reencontrarse con el gran cómico. "Es el artista con humor sano que nos gustaría que nuestros nietos hoy pudieran ver en televisión", contaron los cordobeses Raquel e Ignacio, que están de vacaciones y cortaron más temprano que nunca la tarde de playa.
El momento más festejado estuvo sobre el final. Piñón Fijo y Carlitos Balá intentaron una primera despedida con uno de los grandes hits del primero: "Chu chu uá". Lo bailaron todos hasta quedar, como la letra manda, con la lengua fuera de la boca. Pero hubo tiempo para un bis y esta vez fue para uno de los clásicos de Balá. Entonces todos se fueron satisfechos luego de cantar a coro "Felicidad empieza con fe".
Los dos artistas reconocen que el espectáculo que lograron tiene gran respuesta y podría ser un proyecto de trabajo con continuidad. "Estamos abiertos a propuestas", dijeron un poco en broma, otro poco en serio. Pero aclararon que este segundo encuentro no había sido programado, sino que se había logrado gracias a que Balá estaba aquí disfrutando de sus vacaciones junto al mar. "Hice este show -dijo Balá- con un gusto y una satisfacción enormes."
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