
Raúl Lavié, el nuevo ACE de Oro
"Las troyanas", "El hombre que se ahoga" y "Enrique IV" recibieron varios premios
1 minuto de lectura'
Anteanoche, en El Nacional, se realizó la decimocuarta entrega de los premios ACE, Asociación de Cronistas del Espectáculo, que distingue los mejores trabajos de la escena porteña. Y como sucede desde 1992, la extensa ceremonia, que no se apartó en nada del formato tradicional, concluyó con la entrega del ACE de Oro.
En esta oportunidad, el esperado galardón fue para Raúl Lavié por su trabajo en “El hombre de la Mancha”, la comedia musical que se presenta justamente en la misma sala. “¿No será mucho?”, se preguntó el cantante ante una platea ya un tanto raleada. Algunas personas se preguntaron lo mismo, pero así son los premios. Lavié ya había ganado como mejor actuación masculina en musical y el espectáculo que protagoniza fue considerado la mejor producción.
Analizando la totalidad, hubo otros ganadores de peso. Por ejemplo, el actor Horacio Peña se llevó la estatuilla como mejor actor de reparto en drama, por “En casa/En Kabul”, y como mejor actor de reparto en comedia por su labor en “Enrique IV”.
Otro verdadero ganador fue el espectáculo “Las troyanas”, trabajo dirigido por Rubén Szuchmacher (el anterior Ace de Oro) que obtuvo seis premios. Es más, Szuchmacher también dirigió “Enrique IV”, otro de los espectáculos más premiados de una noche en la cual no hubo aplausos de pie (como siempre ocurre) y faltaron los discursos de contenido social que suelen matizar una noche de vestidos nuevos, algo de glamour y largas listas de agradecimientos.
A lo sumo, se podría decir que uno de los momentos más emotivos de la noche fue cuando Lorenzo Quinteros, ganador por su actuación en “El resucitado”, recordó al recientemente desaparecido Roberto Villanueva, director de la obra ganadora. “Dejó ternura, honestidad intelectual y amor”, afirmó su ex compañero de ruta.
Otro momento emotivo fue cuando recibió su plaqueta el crítico Ernesto Schoo o cuando Karina K (ganadora por su actuación en “Te quiero, sos perfecta, cambiá”) se vio sobrepasada por los aplausos que venían del pullman. Algo similar le ocurrió al iluminador Gonzalo Córdova, a Elena Tasisto (ACE de Oro en 1997) y a Luciano Suardi. Suardi ganó por su labor actoral en “El hombre que se ahoga”, la versión que hizo Daniel Veronese de “Las tres hermanas”, de Anton Chejov (obra que fue considerada el mejor espectáculo off del año). Aunque no estaba presente en la sala, Veronese fue otro de los nombres más escuchados de la noche, ya que dirigió “El hombre que se ahoga” y “El método Grönholm”, texto considerado la mejor obra extranjera.
Una larga noche
La ceremonia fue transmitida en directo por Canal 7 y contó con la sobria conducción de Gabriela Rádice. A lo largo de las casi dos horas y media que duró la movida, los mismos actores, directores, productores y la gente de teatro fueron los que entregaron los premios a sus pares. Y a la hora de subir a recibir el galardón, hubo algunos que dejaron su marca. Como cuando Emme, premio revelación por su trabajo en “Rita, la salvaje”, confesó sentirse un tanto incómoda ya que se trataba de su primer trabajo actoral (algo similar le sucedió a Facundo Arana, revelación masculina por su labor en “Esperando al Sr. Green”). “En realidad –dijo Emme–, este premio debería ser para Juana González, la Rita de verdad, por los ovarios que tuvo.”
Víctor Laplace, por “Numancia”; Pepe Soriano, por “Esperando al Sr. Green”; Julia Calvo, por “Emma Bovary”; la española Blanca Portillo, por “La hija del aire”, y Anahí Martella, por “Canto de amor contra la muerta”, fueron otros de los actores ganadores. Entre otro rubros, el jurado consideró que “El país de las brujas”, de Cristina Banegas, era el mejor espectáculo infantil. O que la régie de Oscar Barney Finn, quien montó “L’elisir dámore”, fue la mejor del año. O que la coreografía que hizo Ana María Stekelman para “Lentejuelas” merecía ser premiada.
Como es costumbre, cada anuncio de un nuevo ganador generó comentarios a favor y en contra. En fin, parte de la religión.
El trasfondo de la noche
A poco de haberse dado a conocer las ternas de los premios ACE de este año, comenzó a circular un mail titulado “Autopremiados”. En ese correo se denunciaba que Jorge Montiel, uno de los miembros del jurado y también productor teatral, contaba con varias nominaciones. Esta sección se hizo eco de esa situación y publicó una nota en la cual se confirmaba el hecho con la respuesta institucional del ACE firmada por su presidente, Ricardo García Oliveri, un crítico de cine de larga trayectoria en el medio.
Aquella nota generó una infinidad de nuevos correos electrónicos de todo color, formato y tenor. En esa oportunidad, Montiel pidió derecho a réplica y lo tuvo. La cosa se siguió multiplicando. Algunos de esos correos afirmaban que se había conformado una Cámara de Inversionistas del Off, que, entre otros objetivos, quería boicotear la entrega de los premios. Pero era todo una mentira para generar presión. También corrieron nuevas denuncias que no avanzaron.
En forma paralela, la comisión del ACE se reunió para tratar el tema Montiel, que finalmente fue suspendido.
Claro que mientras los mails iban y venían, ninguna personalidad de peso mediático o las asociaciones de teatristas levantaron sus voces pidiendo que se aclarara el tema y, así, se limpiara la imagen del premio ACE. Nada de eso. A lo sumo, hubo más mails con nuevas denuncias o comentarios de algunos miembros de la asociación que decían haber renunciado por motivos diversos aunque la página oficial decía lo contrario.
Así es que llegamos a la entrega de premios de anteayer en la que llamativamente no hubo discurso oficial, costumbre habitual en estas ceremonias, ni nadie que recordara esta situación. Vale aclarar que para la realización de los premios, Alejandro Romay cedió gratuitamente su teatro. Canal 7, por su parte, según afirmó Hugo Barcia, directivo de la emisora, la transmisión también fue gratuita. De todos modos, ACE recibió un subsidio de 41.600 pesos otorgado por el Fondo de Cultura de Buenos Aires para realizar la ceremonia.



