Entrañable drama de una familia peculiar
Pequeña pieza de relojería
Nuestra opinión: excelente
Dramaturgia y dirección: Paola Traczuk. Elenco: Matías Carpio, José Guerrero, Valentina Gutiérrez, Aldana Illán. Escenografía: Corina Corvalán, Delfina Rodríguez. Iluminación: Lucas Coiro. Sala: El Estepario, Medrano 484. Funciones: viernes, a las 23.
Desde el comienzo, la situación es extraña: dos adolescentes tienen una conversación en la que por momentos parecen niños y, luego, amantes. A medida que avanza la obra, el espectador se entera que son hermanos y se ve obligado a reformular lo que acaba de ver. Pequeña pieza de juguetería se escapa siempre con respecto a lo que uno puede elucubrar, aquí los adultos parecen infantes y viceversa. Cumple con las exigencias de un buen drama: mantiene siempre la atención con personajes que tienen objetivos definidos, entretiene en su recorrido y, sin ser predecible, lleva a un final sorpresivo e inevitable.
Sobre una tarima, el living. Allí reina la madre (Aldana Illán), que tiene sometido a la servidumbre a su hijo (José Guerrero), al tiempo que se pelea con su hija (Valentina Gutiérrez) y su marido (un destacable Matías Carpio). Abajo, el terreno de los hijos, lugar donde crece una sublevación oculta. Con elementos disímiles, Paola Traczuk consigue una rara unidad estética desde el tono de actuación y la suma de objetos. Las coordenadas del deseo que organizan a esta familia son la necesidad de todos de irse y, a su vez, la imposibilidad de moverse. Si bien puede utilizar arquetipos de los dramas de familia disfuncional, la obra se ocupa de reformular estos tópicos. Consigue su mayor fuerza en esa desviación a sabiendas de las zonas obvias. Traczuk se acerca a sus personajes sin juzgarlos nunca y consigue armar una obra entrañable alrededor de una infancia que nada tiene de idílica.
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