Te quiero poco, y todo lo demás
Recorrido sentimental por el mundo de los amores y desamores femeninos
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Dirección y adaptación: Juan Arena / Dramaturgia y asistencia de dirección: Adriana Gómez Piperno / Interpretes: Ximena Seijas y Cecilia Pertusi / Música original y en vivo: Sonia Kovalivker / Coreografía: Jimena Pérez Salerno / Escenografía: Juan Guerrero / Vestuario: Jimena Luna y Mariela Tranquillo / Sala: El Camarín de las Musas / Duración: 55 minutos.
Nuestra opinión: buena
¿Qué implica querer poco? ¿Es medible el amor? ¿Qué se hace cuando te arrojan un "te quiero, pero poco"? Una serie de interrogantes sirven como puntapié inicial para lanzar al vacío a una joven que acude a su psicóloga para sobrellevar un desamor. Así arranca esta pieza dirigida por Juan Arenas en la que tres mujeres estarán todo el tiempo presentes en escena: una, Sonia Kovalivker, al piano acompañada siempre con su música y hasta por momentos con su voz; Ximena Seijas y Cecilia Pertusi son las dos actrices que irán deslizando y profundizando un sinfín de situaciones amorosas.
Ella, Juana, sufre; la quieren "poco" y la abandonan. Su psicóloga la ayuda a transitar por los laberintos de la mente, pero ése es sólo el principio. En adelante, la intención de la obra es bucear en los sentimientos de una mujer, pero para tratar de comprender. La platea no puede no sentirse interpelada, porque ¿quién no ha sufrido alguna vez por amor? ¿Quién no ha sido abandonado o ha abandonado y querido poco? Y eso se nota en las risas tímidas que aparecen ante un relato patético que ilustra lo que es capaz de hacer una persona con tal de que la quieran o en los comentarios de la amiga confidente que escucha siempre, siempre, las mismas frases.
Una escenografía hace las veces de consultorio con sillón, con diván de boliche, y va mutando, según se lo pida el recorrido sentimental de la protagonista y los días previos a una clásica separación: ganas de salir y conocer gente, pasar tiempo en soledad, visitar y pedir el consuelo de La Amiga y hasta ir al psicólogo. Tal vez, para la corta duración de la pieza resulte un poco molesto la cantidad de apagones que se producen para reacomodar y reinventar la escena. De todas formas, la pianista y cantante hace que esos momentos sean amenos.
Las dos actrices, apoyadas en un texto que fluye muy bien y que dispara una frase tras otra, se destacan de forma pareja. Juana (Ximena Seijas) ilustra los momentos vividos con colores (momentos amarillos) e invoca a las miles de golosinas exhibidas en el quiosco como modo de acercarse más íntimamente a las personas, como si la elección de un dulce determinara todo de uno. Así, con esos detalles simples, pero simpáticos, pone de manifiesto la intención de conocer y conocerse siempre un poco más.
Un buen plan de sábado por la noche para pasarla bien y ¿por qué no? repasar nuestras propias historias, nuestros desamores y hasta reírnos de nosotros mismos.




