Un gran absurdo polaco
La primera vez / Autor: Michal Walczak / Traducción: Elzbieta Bortkiewicz / Intérpretes: Marienn Perseo, Andrés Giardello, Antonela Marcello / Iluminación: Ricardo Sica / Vestuario: Martina Cazaux / Adaptación, escenografía y dirección: Alejandro Genes Radawski / Sala: El Estepario Teatro, Medrano 484 / Funciones: viernes, a las 23 / Duración: 60 minutos / Nuestra opinión: muy buena
Michal Walczak es una de las voces más reconocidas del teatro polaco actual cuya producción se ha estrenado en importantes salas oficiales de su país. En La primera vez, escrita en 2005, el autor construye una obra absurdista de notable pureza. La historia gira en torno a Gloria y Marcos, dos jóvenes que ansían tener su primera relación sexual pero continuamente ven frustrada la posibilidad dado que ella, una y otra vez, recurre a ciertos artilugios que rompen con el deseo de ambos.
La estructura de la pieza es muy atractiva. Una primera situación (la llegada de Marcos a la casa de Gloria en una noche lluviosa) se reitera en varias oportunidades y en ese juego el espectador logra comprender a fondo la conducta de los personajes. Ella, una mujer conflictuada, pone siempre reparos a los pedidos de Marcos; mientras que él, cansado de tanta espera, entra en un campo de fantasía tan intenso que su mundo onírico ingresa a la obra y el público no llega a definir cuáles son los límites entre la verdadera acción y la que se genera en el imaginario del muchacho.
En su adaptación Alejandro Genes Radawski agrega un tercer personaje. Una joven que, en algunos momentos, deambula por el escenario siguiendo ciertas necesidades de uno y otro protagonista. Ella misma termina convirtiéndose en ese deseo que ellos no logran satisfacer.
Genes Radawski construye una experiencia que va creciendo progresivamente, a buen ritmo y permitiendo que cada uno de los personajes se vaya mostrando por fragmentos. En cada situación aparece algo nuevo que los irá completando y definiendo más íntegramente. Al comienzo lo que se expone simulará un mundo juvenil ingenuo, plagado de inseguridades, miedos, desconfianza; pero pronto Gloria y Marcos dejarán ver unas reacciones inesperadas, con una carga de agresión que parecería echar por tierra con el objetivo primario que plantea Walczak. En el final, el realismo se cuela en la pieza y queda muy claro que su aparición es muy necesaria para sosegar un mundo que estuvo a punto de estallar.
Para los intérpretes no resulta fácil sostener una trama que continuamente los obliga a quebrar ese estado emocional que alcanzan y deben volver a empezar y dejarse sorprender ante las nuevas instancias propuestas por el autor. La dirección de Genes en ese sentido es rigurosa y logra que sus actores construyan con mucha idoneidad a esas criaturas tan complejas, no en sus características generales que son por todos conocidas, sino en la forma en que se relacionan.
La primera vez es una pieza que ofrece a su director y a sus intérpretes la posibilidad de entrar en un campo de investigación sumamente atractivo. Obliga a explorar un terreno tan complejo como el absurdo que en esta puesta se recupera con buenos logros.






