El noveno año de "PNP"
Eternamente cuestionado a partir de algunas posturas ideológicas del pasado sobre las que admite haber hecho autocrítica, ampliamente reconocido por su capacidad innovadora en términos televisivos, Raúl Portal acaba de iniciar por Telefé el noveno año del programa en el que más cómodo se siente: "Perdona nuestros pecados".
Por sobre todo, a Portal hay que reconocerle una admirable intuición para abrir caminos que luego fueron seguidos, corregidos o aumentados por un sinfín de propuestas televisivas. Aun con matices suficientes para marcar las diferencias, ninguno de ellos puede hacer olvidar a quien antes que nadie lanzó la idea al aire.
Así ocurrió con "Semanario insólito", pionero del humor surrealista pensado como sátira de la actualidad; con "Notidormi", que comenzó a darle un sentido televisivo a la medianoche, favoreciendo el recorrido posterior de "El show de Videomatch", y sobre todo con "PNP", instancia original de los noticieros dedicados a revisar los defectos televisivos, hoy emulados hasta el cansancio con mejores y peores exponentes.
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En la apertura de esta nueva temporada, Portal sólo recordó casi al pasar la condición de "PNP" como programa visionario de los pequeños grandes errores de la pantalla. Y pareció reforzar en algunos momentos esa idea a favor de la siempre bienvenida creatividad visual en el aprovechamiento del material de archivo por parte del equipo comandado por su hijo Gastón, alguien que a su modo también marcó rumbos y supo entregar en sus programas (aun los más irregulares) algunos genuinos alardes de originalidad.
El auténtico espíritu de "PNP" se quedó en esas intentonas iniciales. El tiempo demostró que un programa de este tipo funciona mejor cuanto más se persevera en la idea original. Y cuando algunas imprescindibles modificaciones formales se convierten en cambios de fondo ya estamos hablando de otro programa, bien distinto a pesar de conservar en el orillo la marca original.
Si la idea de convocar a distintas estrellas invitadas para compartir cada semana la conducción parece todavía una respuesta experimental y errática a la falta de una partenaire estable, la aparición de un sketch como el de "Los Gogos" es un rotundo paso atrás, sobre todo porque expresiones de escaso gusto como ésta fueron sistemáticamente evitadas por Portal, a fuerza de un humor transparente y espontáneo, durante estos nueve años.
En esta temporada, Portal está solo. Después de la hoy consolidada Federica Pais y de Mariana Fabbiani (que con méritos propios se está ganando un lugar en el medio), el conductor busca ahora en la delgadísima Carola Kirby una nueva vuelta de tuerca en el juego del conductor afirmado y la chica que quiere aprender.
Por ahora los resultados son muy pálidos y por primera vez abren algún interrogante sobre el destino de "PNP" en el mediano plazo. "Televisión registrada", que tomó como propias muchas de las ideas fuerza originadas por Portal, se instaló astutamente en un lugar más acorde con los tiempos que corren y matizó con algunos oportunos toques ideológicos sus observaciones televisivas. Hoy es el modelo por seguir en un género cuyo fundador parece olvidarse de sus propias fuentes.
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