Llegó el cuarto giratorio

Con un promedio de rating de 26,8 puntos, que ubicó a ShowMatch como el programa más visto del día, debutó anteayer la novedad del "Bailando por un sueño 2011". Se trata del cuarto giratorio, un dispositivo constituido por un gran cubo de madera montado en una estructura de caños que le permite girar a distintas velocidades. En las paredes internas aparecen pintados lo que simulan ser el piso, el techo y las paredes de una habitación. Los participantes bailan dentro de ese cubo mientras el couch de cada pareja lo mueve en diferentes sentidos y velocidades. Una cámara que se mueve solidaria a la estructura toma las imágenes y cuando éstas se ven en la pantalla, generan el efecto de parecer que los bailarines desafían a la gravedad y bailan subiendo por las paredes o cabeza abajo en el techo.

Otra sorpresa de ese programa fue la vuelta al jurado de Graciela Alfano que luego de intentar agredir físicamente a Aníbal Pachano, a fines de septiembre último, fue reemplazada en su puesto por Carmen Barbieri.

En el concurso bailaron en este programa cinco parejas. Sin contar el voto de Flavio Mendoza, que en esta vuelta tiene el secreto, las dos parejas que más alto puntaje sacaron fueron las de Paula Chaves y la de Peter Alfonso, ambas con 32 puntos. Paula y su compañero interpretaron a una enfermera y su paciente en una situación hot . Por su parte, Peter y su compañera hicieron de un par de pintores que intentaban hacer su trabajo en contra de la ley de gravedad.

Las otras tres parejas que participaron fueron la de Coki Ramírez, que obtuvo 30 puntos; la de Silvina Escudero y Sofía Pachano, que obtuvo el puntaje más bajo, con 24 puntos, y la de Cinthia Fernández, que consiguió apenas un punto más que la anterior.

Y para no perder la costumbre, nuevamente Graciela Alfano protagonizó el encontronazo más fuerte de la noche. Fue con la pareja de Escudero y Pachano, a quienes les recriminó que quien manejó la velocidad del cubo fue la asistente del couch , a diferencia del resto, a quienes se lo manejó el couch mismo.

Por Ricardo Marín

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