
NCIS o los secretos para alcanzar el éxito
Más de 17 millones de personas siguen cada semana, sólo en los Estados Unidos, esta serie sobre investigaciones criminales
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LOS ANGELES.- Conocer el tras la escena de una serie tiene sus pros y sus contras. Entre los puntos no tan agradables está, sin duda, visitar esos destempladísimos sets de filmación donde hace frío hasta en verano y donde no hay que usar mucho la imaginación para darse una idea del frío que hace en invierno; también hay que acostumbrarse a esperar -esperas que se amenizan ingiriendo peligrosísimas cantidades de snacks -, ya que como las series siguen su marcha, las entrevistas con sus protagonistas se hacen a medida que se desocupan de tal o cual escena. Nada grave, gajes de un oficio que se alimenta, también, de la curiosidad.
Así se llega a los puntos favorables, esos que contrarrestan los anteriores y que hicieron más que interesante la visita al Valencia Studio de Los Angeles, donde se graba NCIS , la serie que, con las actuaciones protagónicas de Mark Harmon y Michael Weatherly, gira alrededor de un grupo de agentes especiales del Servicio de Investigación Criminal de la Marina de los Estados Unidos, que en la realidad -y también en la ficción-, conforman un equipo de respuesta para casos de ataques terroristas, secuestros, asesinatos, y demás, en los que estén vinculados miembros de la marina.
Ese vínculo entre realidad y ficción hace que cada día de grabación haya en el estudio un verdadero agente del NCIS a mano para que pueda salvar dudas y ofrecer algún asesoramientos de último minuto. Pero el día de la visita del grupo de periodistas extranjeros, del que esta cronista formó parte, el set del Valencia Studio hervía de agentes de verdad, con lustrosos y bien planchados uniformes, ansiosos por mostrar armas de todo calibre y tamaño -desde las más fáciles de esconder hasta las que no se inmutan a la hora de la masacre-. Con la compañía de los especialistas de cada área, se pudo recorrer el laboratorio montado para la serie, que podría pasar por uno de verdad en actividad, ya que tiene cuidados al extremo hasta los detalles más pequeños. Poco de puesta en escena se aprecia en un recorrido en el que las explicaciones del caso se reciben en un tono más que bajo, ya que se graba en sets aledaños y los ruidos se pueden filtrar peligrosamente. No es raro recibir duras advertencias casi de desalojo y el volumen de la voz no es el adecuado.
Uno de los puntos más curiosos fue el del polígrafo o "máquina de la verdad", en la que fue posible participar de una prueba. Sólo entrar en la habitación de interrogatorios, donde se impone visualmente la silla con cintas sujetadoras y cables que la unen a una modernísima computadora, da nervios sin que se sea culpable de nada. Pero esos nervios extras son tenidos en cuenta y de alguna manera "se restan" de los otros, de las demás vibraciones que genera el cuerpo en momentos de tensión. La respiración, la presión de la sangre, la transpiración, los movimientos de los dedos son mensurables y tremendamente delatores, aunque no haya empezado el interrogatorio que se arma cuidadosamente intercalando preguntas incisivas, inocentes y capciosas cada 30 segundos.
Y como en toda serie de forenses -de alguna manera ésta lo es, al menos así lo define su productor ejecutivo, Donald Bellisario-, también están los especialistas en investigar crímenes, en levantar evidencias del lugar de los hechos y aquí aparece un grupo de agentes mujeres, todas biólogas, en el que se destaca Jodi Delgado, una puertorriqueña que hace muchos años es agente del NCIS y que reconoce que su trabajo no es tan glamuroso como se muestra en el programa. "Se toman algunas licencias poéticas para narrar los hechos, a veces hasta para simplificarlos. La verdad, lo que hago no es tan excitante como se lo ve en la televisión", resume Delgado.
Años de trabajo
Entonces puede ser que el glamour sea uno de los secretos que hace que cada semana 17 millones de personas vean la cuarta temporada de esta serie, solamente en los Estados Unidos (en la Argentina se está transmitiendo la tercera). Pero no siempre fue así, durante los primeros tres años NCIS no tenía la repercusión que logró éste, al menos en su país de origen, ya que siempre le fue mejor en el extranjero.
"La verdad, creo que el reconocimiento de hoy es el producto de cuatro años de trabajo, de nueve horas diarias de grabación durante cinco y seis días por semana para lograr cada episodio. Aunque debo decir que no creo que este reconocimiento sea porque haya crecido el programa, sino simplemente porque creció la audiencia, más gente nos descubrió. A NCIS la hicimos con el mismo rigor desde el primer día", explica Mark Harmon, quien interpreta al agente Leroy Jethro Gibbs, personaje del que se sabe poco de su vida privada, al menos hasta esta tercera temporada, ya que en la próxima aparecerá un Gibbs "más suave" -según sus propias palabras-, donde no todo girará alrededor del trabajo, característica que se extenderá hacia todos los personajes.
Junto con él, una cara más que conocida que se pudo ver en The West Wing , en Chicago Hope , en la lejana Moonlighting y en películas como Freaky Friday y Wyatt Earp , actúa Michael Weatherly (el agente Tony DiNozzo), que no sólo hace de gracioso en la pantalla, sino que también en la rueda de prensa se muestra histriónico, ocurrente, galante...
Sean Murray (el agente Timothy McGee), que en la vida real es el hijastro de Bellisario, se muestra más tranquilo. Serenidad que se ve cortada por la increíble velocidad en la que habla la, de verdad, simpática Pauley Perrette (la amante del gótico y especialista forense Abby Sciuto), que en su vida cotidiana es activista por los derechos civiles y directora de documentales.
David McCallum, que no puede dejar de traer a la mente de quien lo mira su viejo Illya Kuryaki de El agente de Cipol , le imprime humor negro a la serie desde su personaje, el jefe de medicina forense Ducky Mallard, quien les habla a vivos y a muertos por igual. También están la chilena Coté de Pablo (en Chile se las suele llamar Coté a las María José), quien interpreta a uno de los personajes más interesantes de NCIS , la agente del Mossad, Ziva David, y Lauren Holly, quien se mete en la piel de la directora Jenny Shepard, la mandamás de un cuerpo de elite eminentemente masculino.
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