Ternura, tristeza y melancolía
A los pocos minutos de empezar la película, sentí que me quería ir de la sala, pero algo me seguía obligando a mirar y eso me hizo cambiar de opinión. La noche, de Edgardo Castro, no es una película difícil -en el sentido de que requiera del espectador entender algo oculto o raro-, pero sí es incómoda, lo que ya es un valor. Muestra el periplo nocturno de un hombre (el propio realizador, Edgardo Castro) a través de una serie de encuentros sexuales y otras promiscuidades. Las imágenes son explícitas, pero no existe intención pornográfica: ese sexo es triste, es rústico -la película misma lo es y por eso resulta absolutamente honesta, llena de una verdad que la hace brillar-, y es la representación misma de una búsqueda desesperada por paliar la soledad. Una soledad que no es física, sino del alma. Por eso es que, pasado el choque inicial, el espectador siente cierta ternura, cierta tristeza, una tremenda melancolía que estalla en un final que es un golpe emotivo tremendo. Es difícil tener tanta verdad en el cine y mostrarla con una honestidad tan grande, tanto que elude incluso cualquier precepto académico sobre "el buen filmar": filmar bien es que las imágenes sean las justas, no que sean lindas.
La noche
Actualmente en cartelera.
* Actriz
Producción Julia Montesoro
Graciela Borges
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