Tiësto

Vía YouTube, la ansiedad por el regreso de Tiësto a la Argentina crecía. Los videos colgados de las diferentes presentaciones del Elements of Life World Tour (la gira presentación de su disco homónimo, que también lo llevó a Córdoba, Chile y Paraguay) estimulaban a los fanáticos. Se hablaba de un despliegue audiovisual digno de estrella pop. Llamaba la atención. Daban ganas de ir. Entonces las entradas se acababan mientras el Parque Sarmiento se preparaba para recibir otra vez un evento electrónico. Como las míticas raves de hace diez años… Pero con el triple de público. En el mismo predio de aquellas fiestas dance (probablemente, la génesis de la electrónica clubber), la fecha con Tiësto como número central fue el bautismo de fuego para los nuevos ravers. Momento Kodak que un adicto al beat recordará toda su vida: la primera vez que dejó todo en un dancefloor. La lluvia constante que cayó en Buenos Aires toda la semana anterior dejó la pista de atletismo ideal para organizar un certamen de lucha en el barro. Más de 25 mil personas se ponían en puntitas de pie pero igual se hundían. Querían distinguir a su ídolo que dominaba todo desde una cabina dispuesta allá lejos. ¿Pero qué pasó? Tiësto no mostró nada nuevo en la parada porteña de su megagira, que lo llevó por todo el mundo como si fuera Robbie Williams (pero más dance todavía). Para los que fueron con toda la expectativa, el único recuerdo de esta noche será un par de zapatillas arruinado. Y, encima, con las suelas nuevas.

Por Por Emilio Zavaley

LA NACION

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