A horas de su show en La Trastienda, donde presentarán su disco Estoy bien bien bien, un reportaje exclusivo con Victoria Mil.
Eso de "Estoy bien bien bien" no parece una ironía. El último disco de Victoria Mil, quizás el más directo y claro de su carrera, llegó después de una reconformación de la banda (con Leo Santos de vuelta en batería) y ahora, tras la alta rotación de "Bien equivocado" (lo más cercano a un hit en su historia) y "El rock vive de mi", el combo comandado por Miguel Castro y Julián Della Paolera proyecta continuar de gira con su propuesta de locura y psicodelia narcótica, a gran escala. Después de la presentación oficial en La Trastienda del viernes 9 –que promete ser uno de su shows más importantes- los esperan en México, donde el disco está editado hace dos meses, y por España y Chile, donde se podrá conseguir próximamente. ¿Futuro promisorio para este clásico del Sonido Adrogué? Sí. Y eso no es todo: los remixes de Estoy bien bien bien saldrán en primavera (con mezclas de DJ Trincado, Leandro Fresco, Emisor y Babasónicos, entre otros) y un nuevo álbum de estudio vería la luz en marzo.
- ¿Por qué tanto y tan rápido?
Miguel: Porque todo el tiempo tenemos la idea de grabar un disco. Apenas terminamos uno ya estamos pensando en el otro. Es necesario grabar para poder ir a lo siguiente. Es una forma de pasar a otra etapa y dar lugar a lo nuevo. A mi generalmente me salen los temas nuevos cuando estamos terminando con la producción de un disco y aunque me gusta el tema que acabo de hacer, a veces es demasiado tarde para ponerlo.
- ¿Qué fue lo que marcó la creación de Estoy bien bien bien?
Julián: Por suerte este disco nos agarró bien, en un buen momento espiritual, bien armados. Creo que lo particular que tuvo es que logramos algo que queríamos hacer desde Armas y no podíamos lograr: generar la composición a través del sampler, los ruidos y las secuencias. Tocar sobre eso. Siempre terminábamos tocando todo sin programar, porque nos daba vagancia. Cuando Leo no estuvo en el disco anterior, tuvimos que programar todo y se convirtió en algo natural tocar sobre pistas. Era el ideal que estábamos buscando en otro momento y al final nos llegó naturalmente.
- Relaciones humanas, locura y las drogas son los temas omnipresentes en el disco…
Miguel: Puede ser, pero creo que nos drogamos con una cierta dirección. Yo creo que en las drogas hay un aprendizaje. Es una experiencia que exploramos práctica y teóricamente. Nosotros queremos experimentar, estar ahí.
- Puede sonar apologético, pero también se habla de drogas que hacen mal…
Miguel: Ahí se refiere a los barbitúricos. Cuando hablamos de la locura, hablamos de desde un lugar sano. No nos gusta eso que hace la gente que no sabe donde ir y lo único que hace es tomar pastillas e ir al psiquitara. Nosotros buscamos una mayor libertad, porque si tenés que tomar algo para dormir, algo para estudiar y algo para vivir…
Julián: Me imagino que la adicción a la cocaína no es ninguna gracia. Las drogas son parte del entretenimiento. Podés pensar y drogarte. Estamos hablando de un tema que es la pasión de la banda. Si tomaste un ácido y tuviste un bad trip fijate, porque hay algo detrás de eso.
Migue: A veces la música y la droga vienen juntos, yo creo que la música tiene droga.
- Entonces, ¿se puede concebir un show de Victoria Mil sin drogas?
Julián: Por supuesto. Yo conozco gente que nos va a ver que no se droga y de hecho, Leo no se droga. Somos un poco más libres que eso. Las drogas forman parte de nuestra cultura, pero no se si las recomiendo. Como no recomiendo un disco de Capitain Beefheart a cualquiera. Victoria Mil, como las cosas que me gustan en mi vida, son para el que pueda disfrutarlas. Quiero decir, cualquiera es bienvenido a acercarse pero sé que el disfrute y la experiencia no lo van a tener todos.
- ¿Cómo va a ser el show en La Trastienda?
Julián: Va a ser largo, va a tener temas de todos los discos. Y es muy oscuro lo que se va a ver.
Migue: Será algo así como una mezcla de reflejos infinitos. Como puesta en escena, es algo re novedoso inclusive para nosotros. Va a ser una sorpresa. Queremos que cualquier persona que nos haya visto antes o alguien que nos venga a ver ahora flashee… vamos a jugar mucho con la percepción y los sonidos. Queremos que la magia que hay cuando estamos creando música baje al escenario.
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Crítica de Estoy bien bien bien, por Patricio Orellana