Canosa: "De Intrusos me fui con un ataque de pánico"
En una entrevista con LA NACION, la conductora habló de todo: desde la pelea con Rial hasta la complicada relación que tuvo con su ex marido
El libro se llama Basta de miedos y, dice Viviana Canosa, es el primero de siete que publicará en los próximos siete años. "Quería empezar contando mi historia, para que la gente me conozca más profundamente." Estamos en Canal 9, en su camarín lleno de pares de zapatos. "¿Cuánto calzás?", me pregunta. Lamentablemente, no tenemos el mismo número y me quedo sin su regalo. Se la nota exultante, contenta. Habla sin parar y juguetea con el celular que suena unas cuantas veces durante más de una hora de entrevista.
En el libro, Canosa cuenta por qué fue una niña carente de afecto, su enfrentamiento con Jorge Rial, su expulsión de la tele, la separación de su marido [el productor Daniel Tobal], sus posteriores relaciones amorosas, su viaje a Haití y sus métodos de autoconocimiento y sus técnicas para ser feliz.
-No das la sensación de ser una mujer con miedos...
-Porque siempre los enfrenté, pero es muy tortuoso vivir siempre enfrentando. Por qué no hacer las mismas cosas, con un poquito de adrenalina, pero no con miedo. Yo tenía miedo al desamor, miedo a la vida, miedo al trabajo. ¡Miedo a todo! En un momento me paralicé. Tuvo mucho que ver con mi etapa de prohibición en el medio.
-¿Después de tu pelea con Rial? ¿Por qué él se enojó tanto cuando te fuiste de Intrusos ? ¿Qué le molestó que hizo que te persiga de esa manera?
-Tal vez hice algo que le molestó y yo no lo sé. Me hubiese encantado saberlo en ese momento para haberlo solucionado.
-Me dijeron que te fuiste en ambulancia...
-Me fui con ataque de pánico. No aguanté. Me sentía física y emocionalmente mal. Ahora lo miro a la distancia y me da ternura. Yo no me sentía cómoda y no lo podía expresar. Estaba en mi camarín y escuchaba que hablaban de mí y mostraban una silla vacía... Me fui en ambulancia, sí, sentía que me moría.
-Y no volviste nunca más. ¿No pudiste enfrentar a Rial y decirle que tenías otra propuesta?
-Es que yo me iba a ir del canal con o sin propuesta. Era un ciclo terminado. Si pudiera volver el tiempo atrás, pienso que hubiera estado bueno aclarar las cosas. Pero yo sentí que me estaban echando. Fue raro todo y nunca me quedó claro.
-¿El te maltrataba? ¿Por qué te sentías tan mal?
-Ya ni me acuerdo, pero se ve que las cosas no estaban buenas. Jorge tuvo mucho que ver con mi cambio y mi crecimiento. Tal vez yo nunca hubiera hecho terapia, nunca me hubiera replanteado con autocrítica cosas mías. El año pasado lo llamé, le dije que sentía que no tenía enemigos en este medio y que más allá de lo que había pasado estaba bueno terminar bien. Y como había sufrido tanto con esa situación, esa conversación me hizo bárbaro.
-¿No estabas en juicio con él?
-Cuando yo me voy, América me inicia un juicio. El canal, no Jorge. Y mi abogada hizo una contrademanda. Pero yo estaba tan mal que ni sabía lo que estaba pasando. Al tiempo tomé un café con la gente de América y les dije: "No me interesa tener ningún juicio con ustedes". Y llegamos a un acuerdo.
-¿El llamado a Rial fue una movida estratégica?
-No. ¿Sabés quién fue nuestro celestino? Ricardo Fort. Un día salió en mi programa y quiso criticar a Rial. Y yo lo paré. En ese momento alguien se lo cuenta a Jorge y él me lo agradece. Y estuvo bueno porque yo ya no tenía ganas de tenerlo como enemigo, pero no por miedo, sino para avanzar un paso.
-En el libro, justamente, nombrás a Rial como "el enemigo".
-En el libro cuento mi historia y les agradezco a las personas que me hicieron sufrir un poquito y en algún momento él fue mi enemigo. Y si yo no lo reconozco como eso es imposible que pueda superarlo.
-¿Vos nunca hiciste sufrir a alguien?
-Seguramente sí, pero no creo que tanto. Y nunca conscientemente. Tal vez en el afán de hacer y de contar cosas de los famosos, uno se equivoca. Pero lo bueno sería una vez registrado el error, no volver a hacerlo. Y con respecto a lo que me hizo Rial, lo sentí como una persecución en mi trabajo, pero eso me hizo más fuerte. Ojalá no hubiera pasado. No está bueno pelearse.
-Pero vos sos muy peleadora.
-Me tuve que hacer peleadora, me pelearon mucho siempre. Me amaba mucha gente y cuando empecé a hacer mi programa se convirtieron en enemigos. Si me podían pegar, me pegaban. Ocupé un lugar y no fue fácil. Si no los enfrentaba, me pasaban por arriba. Y recién ahora aprendí a respetar a los que me critican. Antes me ponía muy mal. No me gustaban las críticas.
-Es extraño eso porque vos también sos muy crítica.
-Yo digo lo que pienso pero no armo guerras con la gente. Y no los mato porque sí, les doy derecho a réplica. Ahora en el programa estoy mucho más relajada y abierta a todo. Le puse mucho humor.
-En el libro decís que simulabas ser lo que no eras.
-Quise decir ser más fuerte de lo que soy. Parecía que yo podía con todo y no podía. Lo hice pero no me sentía contenta. No era feliz, no disfrutaba de mi trabajo. Era una guerra despiadada con el mundo.
-¿Tenía que ver con la relación tortuosa que tenías con tu marido?
-No era tortuosa, era difícil. En el último tiempo nos matábamos, es cierto. Y el hecho de terminar con ese matrimonio y dejar de trabajar con mi marido me cambió completamente y fue muy fuerte. Yo siempre sentí, como mujer independiente, mucha culpa en esa relación. Era poderosa para el afuera y entonces en mi casa era una geisha. Quería darle a él el poder. Pero ni yo me lo creía. Esa no era yo. Entonces al final todo fue muy difícil, estábamos separados en la misma casa y seguíamos trabajando juntos y nadie lo sabía. Fue tremendo.
-¿A él le gustó lo que escribiste sobre él?
-No lo sé.
-Del relato se desprende mucho sometimiento.
-Es que en una relación siempre es el cincuenta y el cincuenta. Si él era así era porque yo quería y seguramente yo lo permitía.
-Vos eras la víctima.
-Yo creo que los dos fuimos culpables. Así como pasa con una mujer golpeada, más allá del miedo que puedas tener a enfrentar la situación, te pegan porque vos querés que te peguen. Y si yo me dejé someter fue porque quise. O porque no pude manejarlo.
-Pero la mujer no tiene la culpa si le pegan.
-Ya lo sé. Pero mientras sucede no puedo decir "el tipo es un hijo de puta porque me pegaba". Esa pareja se tendrá que separar y hacer un mea culpa de porqué pasó lo que pasó. Yo no me siento víctima, a mí nadie me obligó a hacer nada. Eramos dos personas adultas y por alguna razón yo me quedé instalada en un lugar y él en otro. Ahora, a la larga, me quedo con lo mejor de la relación.
-¿Tuviste una relación amorosa con Aníbal Fernández?
-Noooo. No me gustaría su bigote.
-Pensé que era el señor casado del que hablás en el libro.
-Cuando una mujer se separa tiene que aparecer un tipo que te devuelva tu autoestima de mujer y te haga sentir poderosa, linda, que te diga que tenés un culo genial, unas tetas increíbles y que aparte sos espléndida. Ese tipo cumplió esa función. Y bueno, yo me enamoré mucho hasta que me dijo que era casado y lo dejé.
-¿Pero vos sabés todo de todos y no sabías que él era casado?
-Yo hago un personaje en la tele, pero cuando termina el programa soy otra cosa. No investigo, no googleo. Y este tipo me miró de una manera tan especial que sanó una parte de mi alma. Y aunque me volvió a llamar, cuando un hombre me decepciona no lo quiero ver más. Después salí con un señor judío divino que quiso formalizar y tampoco quise. Ahora estoy sola.
¿Es verdad que te separaste de Bruno Barbier porque quiso conquistar a Susana Giménez?
-Ay, no. Esa esa una anécdota muy divertida. Ya Bruno me había contado que se había encontrado con Susana en un avión y bueno, él es muy caballero y se ve que Susana no está acostumbrada a eso.
¿Por eso pensó que se la quiso levantar?
-No, no. Yo hablé con ella y confío en Bruno, no creo que haya pasado nada. Fue muy graciosa la situación. Y como no soy celosa, no me molestó para nada.
-¿Tenés ganas de tener un hijo?
-Todos los hombres con los que estuve me pidieron un hijo, pero yo nunca me sentí preparada. Ahora siento que sí, que quiero, pero quisiera tenerlo con un hombre del que esté profundamente enamorada. Pero si no llega, ¿qué hago? ¿Congelo los óvulos? ¿Espero a ver qué onda? Llamo a un tipo y le pido "haceme un hijo" y ¿lo tengo sola?
-Podrías adoptar, como querías hacer con ese nene de Haití.
-Está muy difícil. Nos enteramos que la gente de ese lugar no hizo bien las adopciones, por lo tanto no son tan legales como pensábamos. Y no me quiero meter en un quilombo. No es que yo quiero un niño cualquiera de Haití: quiero ése. Y hoy por hoy la adopción no sería legal.
-¿Qué pasó con el programa social que querías hacer?
-Me gustaría hacer un programa que sea una mezcla de todo. Espectáculos, espiritualidad, entrevistas a políticos… Yo voy al Garrahan una vez por mes y nadie lo ve. Quiero decir: uno no es sólo lo que muestra.
-Pero...¿qué pasó con el programa?
-Cuesta mucha plata viajar a Haití. O a cualquier lado. Es una cuestión de presupuesto.
-¿No fue un problema de rating?
-No, no. Nos fue muy bien. Pero realmente sacar a la calle a dos cronistas cuesta mucha plata.Y yo no soy el canal, no soy el presupuesto. Cuando puedo meto temas sociales. Pero el resto no depende de mí.
-Invitar a alguien que necesita un trasplante, por ejemplo, no te cuesta nada.
-No es tan fácil. Hay que tener una estructura. Tenés que ir a la casa de esa persona, traer al médico, contar cómo es la operación… Esto si querés hacerlo bien, ahora si lo querés hacer más o menos quizás puedas, pero no es lo que yo quiero.
-En el libro le dedicás un capítulo entero a hablar de tu participación en 678 , ¿tan fuerte fue para vos?
-Fui y me acusaron de kirchnerista. Me pareció algo de mucha chatura. Yo fui a hablar desde el sentido común, a decir que nadie me representa, a contar que nunca me drogué. Ese día debatí y la pasé genial. Y para mí fue muy valioso. No tengo que estudiar diez días sobre la droga para ir a hablar en un programa. ¿Por qué tiene que haber especialistas de todo? Y está bueno saber si tus referentes se drogan o no.
-¿Sos kirchnerista?
-Fui al velorio de Néstor Kirchner. Me gusta Cristina, la voté, pero no quiero encasillarme. Quisiera poder decir las cosas que no me gustan del Gobierno. Por eso no quiero decir: "soy kirchnerista". Me encantaría que todos podamos decir lo que pensamos y debatir. Ni el Gobierno es tan perfecto, ni la oposición es una mierda. Yo quiero un país mejor, gane quien gane.
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