Reseña: Un pulso herido, de Leda Schiavo y Marta Vasallo
No casualmente, el título de la antología de poemas de Leda Schiavo (Buenos Aires, 1935) proviene de un verso del inspirado Federico García Lorca de Poeta en Nueva York. Schiavo es profesora de literatura egresada de la Universidad de Buenos, que a partir de 1976 desarrolló su carrera profesional en la Universidad de Illinois, en Chicago, donde llegó a ser designada profesora emérita. El motivo del viaje como odisea, prisma literario y experiencia vital (que incluye los naufragios) prevalece en su poemario: “Ítaca está siempre ahí pero nosotros seguiremos / adelante porque / nuestra patria es el viaje / nuestro destino es el viaje / nuestro único deseo es el viaje”. La “manía ambulatoria” del héroe griego es objeto de reverencia y de ironía en líneas de Un pulso herido.
En el volumen se intercalan siete reproducciones de pinturas de Marta Vassallo, traductora, periodista y, como la autora, docente; si bien no fueron pensadas como ilustraciones, acompañan el recorrido lírico de Schiavo por lugares y épocas. “Voy por la avenida costanera del lago Michigan / en la noche blanca y fría / como iba Alvaro de Campos por la carretera / de Sintra en su Chevrolet rojo / cansadamente eligiendo si ir, si no ir”, se lee en “Mitsubishi negro”.
Con una melancolía que surca ruegos, aforismos y sarcasmos, la autora compone un álbum de imágenes que contiene a Olga Orozco (“bruja mayor de la palabra”), Lautréamont, la muerte de una amiga, el recuerdo de su padre (“un enigma para siempre”), los amores perdidos, instrucciones para zarpar y lecciones aprendidas en el exilio: “La lejanía está aquí, la llevo dentro”.
Un pulso herido
Por Leda Schiavo y Marta Vassallo
Leviatán
68 páginas, $ 10.000