Deco post pandemia. Más allá del home office, el interiorismo funcional está transformando los espacios que habitamos
Los fundadores de uno de los principales estudios de interiorismo revelan lo nuevo en diseño y cómo las casas hoy se piensan desde dentro hacia afuera para vivirlas mejor
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“El mundo no es un ángulo recto”, solía decir una de las más grandes arquitectas de la historia contemporánea. La iraní Zaha Hadid, la primera mujer en recibir el premio Pritzker de arquitectura, adoptó ese lema intentando empatizar con la vida humana. El proceso se trata de ampliar las aptitudes formales de las viviendas y, con eso, redefinir el concepto de fluidez espacial. Hadid aprendió, y nos legó, el modo de convertir dibujos radicales en edificios acogedores, en los que la raíz es la forma de habitarlos, no la grandilocuencia de las formas.
Trasladar las grandes tendencias de los salones internacionales a la enorme pequeñez de la vida humana cotidiana es un desafío que tienen hoy quienes administran las formas que habitamos y su relleno.

Aunque las casas siempre fueron para ser vividas, nunca como hoy importa más esa experiencia dentro de ellas que lo que haya que exhibir de su grandeza. “La deco dejó de ser algo superficial –sostiene Gustavo Yankelevich, quien, junto Máximo Ferraro, lidera Estudio MODO Casa, que se encuentra entre los diez mejores estudios del interiorismo en el país–. Hoy pensamos los espacios especialmente desde lo funcional, para vivirlos en su totalidad y disfrutarlos. Ya no se esbozan espacios residuales, de uso eventual. Una realidad que incluye la materialidad. Hoy elegimos materiales nobles, de fácil mantenimiento, que luzcan bien a pesar del paso del tiempo. En la actualidad, las casas son de uso completo, para compartir. Vivimos los espacios recreando aquello que por experiencia nos hace bien, como un viaje o una experiencia en un hotel, y decidimos incorporarlo a nuestras vidas”.
–¿Qué funcionalidades nuevas han aparecido?
MF: –Cocinas con grandes islas, con equipamiento gastronómico, casi como si todos fuéramos expertos en cocinar, integradas en los espacios para compartir y disfrutar de ese momento. Se eligen muchas cavas para vinos, con salas de degustación. Con más frecuencia se suman espacios destinados al relax, spa con los últimos sistemas de aguas y espacios de gym. La pandemia aceleró la función de home office como una urgencia, creando el espacio para quienes no lo tenían y aggiornado para los que sí, pero para algo eventual.
–¿Creen que hay tendencias que se han acelerado o acrecentado a partir de la pandemia?
GY: –Sin dudas, la pandemia acentuó prioridades que quizá estaban relegadas. La necesidad de tener espacios de esparcimiento (aunque no sobren los metros cuadrados), un lugar confortable para leer o escuchar música. Poder acercarse a lo natural, incorporar verde y visuales al exterior. Según las posibilidades, crear espacios para el ejercicio físico y, por supuesto, la función más requerida: home office.

–¿Cuál es el cambio de paradigma en términos de deco que determina el home office?
MF: –No es nuevo que mucha gente decida trabajar desde sus casas, pero la pandemia nos obligó a todos a crearnos ese espacio y nos abrió la alternativa para algunos, como un formato para siempre. Según nuestra mirada, trabajar desde casa implica en principio orden, para poder tener una rutina de trabajo y que no se mezcle con la personal. Luego fusionar lo funcional con lo estético, que mientras trabaje sea cómodo, fácil y ordenado, y cuando no, que vuelva a ser mi casa y me permita desconectarme de lo laboral. A veces pueden ser espacios dedicados solamente a esa función y, otras, integrados a espacios comunes, que son los que generan más desafíos estéticos y funcionales.
-Los milennials son volátiles, livianos en su andar. Poco afectos a los bienes materiales. ¿Qué lectura hacen de esa generación que empieza a perfilar sus viviendas?
GY: –La prioridad es la comodidad y el confort. Espacios de esparcimiento, de reunión, con materiales de fácil mantenimiento y sustentables. Los proyectos que hacemos para esta generación son pensados en uso simple, pero con un diseño sofisticado y original. Además de un proyecto original, el común denominador es funcionalidad, amplitud espacial, fácil mantenimiento y espacios de reunión.
–Siempre se consideró al diseño interior supeditado a la arquitectura del sitio. ¿Es posible pensarlos al revés?
MF: –Cuando delineamos un proyecto desde el inicio, no lo pensamos desde la arquitectura y luego en el interiorismo o viceversa. El proyecto comienza a través de conocer al cliente, sus necesidades, sus gustos, qué nos da lugar para pensarlo desde lo funcional e ir dándole forma desde lo estético. Pensar los espacios desde el interiorismo es idear desde el principio como será el final de obra hasta el último detalle. Luego, en el plano de la arquitectura se van tomando las decisiones troncales que derivan en temas tecnológicos de construcción y que acompañan todo el proceso de diseño desde que comenzamos el proyecto.
–¿Cuánta funcionalidad puede sumar el diseño interior a una planta preestablecida?
GY: –La realidad es que el diseño interior transforma la manera de habitar. Las obras de arquitectura terminadas se intervienen desde el interiorismo. Pero si se tuviera en cuenta esto de empezar un proyecto pensando en los interiores, no habría necesidad de generar cambios y el ahorro en el presupuesto final será considerable.
–¿Es posible, entonces, pensar una casa desde el interiorismo, del estilo que le querés dar?
MF: –Por supuesto. Los diferentes estilos son muy detectables. Nuestra mirada es cien por ciento contemporánea, con una gran influencia europea. Nuestros proyectos son elegantes, con toques sofisticados.
–La revalorización de las locaciones geográficas (el reencuentro con lo urbano en centros que se vaciaron parcialmente de oficinas, la ruralidad que ganó adeptos en este nuevo tiempo, etc.), ¿determina el diseño?
GY: –Vivir en la ciudad no es lo mismo que en las afueras. El verde, lo natural, aun más luego de la pandemia, pasaron a ser prioritarios. Son miradas diferentes a la hora de diseñar, lo urbano tiene el toque de lo sofisticado y lo otro el de ser más simple, aunque no por eso menos elegante. Nuestra mirada siempre es contemporánea en todos los casos y aplicando la premisa de lo cómodo, funcional.

–¿Cuán distante creen que estamos en materia de deco de sitios de vanguardia como New York, Shanghai o Milán?
MF: –Tenemos un nivel de diseño de alta gama, comparable con los grandes centros cosmopolitas. Quizá la diferencia está en el alcance de materiales que aún no llegan a nuestro país, pero creo que eso es un desafío que nos potencia y nos posiciona como grandes referentes del diseño de manera internacional.
–¿Qué vislumbran en el interiorismo para la próxima década?
GY: –El diseño de interiores está mutando, antes y hasta no hace mucho, era un valor para alguien que solo podía pagarlo. Hoy la gente lo va incorporando como una necesidad a la hora de pensar su casa o cualquier otra obra. Lo incorporan profesionales de la arquitectura para terminar de darle forma a sus proyectos como así las grandes desarrolladoras de real estate. Vivir los espacios al 100%, funcionales, con materiales nobles de fácil mantenimiento. Mirando lo que viene con ojos nuevos.




