Se acaba de editar Titanes en el hit, una biografía oral de la banda que, desde hace tres décadas, sintetiza en sus canciones el gen nacional.
Nadie más indicado que Fernando Sánchez, editor de la revista Barcelona y ex editor musical de la revista Rolling Stone (dos highlights apenas de una extensa y prestigiosa carrera en el periodismo vernáculo) para escribir Los Auténticos Decadentes, Titanes en el Hit: Una biografía oral, el voluminoso libro que, a lo largo de 600 páginas, repasa la historia del grupo que, en la tradición de autores como Enrique Santos Discépolo, supo sintetizar con maestría la idiosincrasia del ser nacional.
“Me gusta ser apreciado por las revistas que leo, por ejemplo, y en una época había una ruptura en ese sentido”, le decía Jorge Serrano a Alejandro Lingenti en una entrevista de 2006. “El reconocimiento que recibimos en muchos casos habla muy bien de algunos periodistas que son de otro ambiente y que han podido superar los prejuicios. Creo que el puntapié inicial lo dieron Fernando Sánchez y Pablo Marchetti.”
El libro, oportunamente, incluye ese artículo al que se refiere Serrano. Publicado en la revista Mix y titulado “La vanguardia de los casamientos” marca un punto de inflexión en la legitimación del grupo. “No imaginaba que ese artículo iba a ser tan determinante”, explica ahora Sánchez. ”Sí sabía que era una provocación para los colegas del periodismo de rock, por entonces tan dados a buscar las vanguardias en las revistas extranjeras o en las bandas inspiradas en grupos angloparlantes. Creo que, además, en el fondo escondía cierta intención de reivindicar lo que nosotros veníamos haciendo en aquella época con Sometidos por Morgan, la banda protomusical que teníamos en esos días. Los Decadentes eran al mismo tiempo faro y licencia para dar rienda suelta a nuestra segunda vocación, en mi caso más relacionada con la performance artística que con la música en el sentido estricto. Pero, sobre todo, eran motivo de mi más profunda admiración porque me sentía identificado con sus orígenes. Con sus primeros discos admiré su tesón y energía para insistir con su proyecto; a partir de Mi vida loca (1995), además, me rendí ante la evidencia de su talento como compositores. Quedaba claro que ese primer repertorio no había sido producto de la casualidad sino no de una increíble capacidad para hacer canciones populares. Y no, jamás pensé que esa nota iba a ser tan importante para la banda. Aunque después de que me lo dijeron en persona y haberlo visto publicado en distintos medios, voy a terminar creyendo que es cierto. Para mí es sencillamente un orgullo.”
Por tu condición de fan, y por ese vínculo de tantos años con los Deca, ¿Qué fue lo que más te sorprendió mientras los entrevistabas y escribías el libro?
Mi vínculo con la banda no es tan cercano. Los entrevisté varias veces, nos hemos visto en distintas ocasiones pero no somos amigos. Hay otros periodistas con los que han desarrollado una relación más intensa. De modo que si bien los conocía, el libro me permitió acceder a cierta intimidad de cada uno de los músicos. Generalmente las entrevistas tradicionales hacen foco en la actualidad y en la opinión de algunos de los integrantes, y en este caso me tomé el trabajo de darles a todos el mismo tiempo y espacio, algo que decidí hacer así porque sabía que más allá de lo que se percibe desde abajo del escenario como público, en la dinámica interna existe una horizontalidad que intenté reflejar en el libro. Y entonces sí, puede descubrir que a su modo, cada uno de los integrantes tiene un concepto muy claro de lo que significa la banda para él, para sus compañeros y para el público. El lógico que como espectador, uno se quede con el brillo de los cantantes y los créditos de los compositores, pero la banda es mucho más que eso. Por otro lado, conocer las historias individuales de cada uno también me sirvió para valorar aún más el esfuerzo y el trabajo a lo largo de sus 31 años de carrera. Y finalmente, aparecieron cientos de anécdotas que desconocía y que, creo, son parte fundamental del libro.
Una de las grandes virtudes de Titanes en el Hit es que más allá del orden (casi) cronológico de la historia de la banda, del circuito punk a las bailantas y al mainstream, incluye retratos en primera persona de cada uno de los músicos. ¿Cómo elegiste esa dinámica?
Más allá del relato cronológico en el que según los momentos y las épocas es narrado más por unos que por otros, quería que el libro reflejase esa horizontalidad que prioriza el grupo. Por eso los capítulos individuales, que dejan de lado la línea de tiempo y se enfocan en las historias individuales y las ideas de cada uno. Es una obviedad, pero la formación, el modo en que los artistas acceden a la información y el contexto en el que crecen, hacen a su obra, y en los Decadentes, en tanto crisol social y cultural, esos orígenes son determinantes.
A pesar de esa “adolescencia eterna” que pregona y transmite la banda, es notable el modo en que cada uno asume roles y entiende a los Decadentes como un engranaje que funciona mucho más allá de los shows. ¿Cómo percibís ese ensamble por fuera de la escena?
Los Decadentes es un grupo de amigos que según las épocas son familia, compañeros de laburo, socios o compinches. Al ser tantos, las afinidades van, vienen y vuelven. Lo que tienen todos igual de claro es que la prioridad es, siempre, el grupo. Y más precisamente, el show. Pueden estar de mal humor, enojados o cansados, pero el show es innegociable. Y logran separar muy bien los momentos de joda de los de trabajo. De este modo, un ensayo puede ser intenso y serio y, diez minutos después, en la cocina de la sala, pueden estar riéndose a carcajadas con anécdotas casi infantiles. Haber logrado preservar el costado lúdico de su carrera profesional sin desbarrancar en el intento es una de las claves de la permanencia.
Más allá de los músicos, hay personajes como el ex manager Nico Landa, actualmente al frente del grupo de country litoraleño Los Animalitos, que hasta podrían merecer un spin-off de esta historia oficial Decadente. ¿Cómo definirías a esa troupe que los acompaña?
Los propios Decadentes se definen como un radiador que atrae bichos raros. Y tienen razón. Pero no serían lo que son sin esos personajes. En el caso de Nico, además, su paso como asistente de Nito (Montecchia, guitarrista y mánager) fue clave en el desarrollo internacional del grupo. Su locura imparable le permitió al grupo trascender de un modo que quizás un representante más formal no habría logrado. O sí, pero en todo caso, que haya sido a su manera le da a la historia una pincelada de “decadencia” mucho más atractiva.
¿Cuál es, a tu entender, el secreto para que LAD hayan sostenido a lo largo de tres décadas su proyecto artístico?
Otra vez, la horizontalidad. Todos cobran lo mismo por show, el voto de cada uno de los doce vale lo mismo a la hora de tomar decisiones importantes. Aunque todos tienen una vida artística por fuera de la banda, todos saben que la prioridad es el grupo, y eso habla de un dominio del ego que no es muy habitual entre los artistas en general ni entre los rockeros en particular. Y, fundamentalmente, el show en vivo, que sigue siendo tan demoledor y efectivo como hace 20 años, con un repertorio propio imbatible.
Otra gran virtud del libro es la reivindicación de Afo Verde, que ocupa un lugar en el centro de la industria discográfica a nivel regional, e incluso global. ¿Cómo sentís que influyeron los Deca para su proyección global?
Afo fue el primero que logró darle al grupo un sonido lo suficientemente hi-fi como para rotar en MTV al lado de productos internacionales y, al mismo tiempo, preservar ese caos sonoro que es marca registrada de los Decadentes. No sé si fue “el” disco que a él le permitió dar el salto, pero sin dudas es uno de los cinco discos que lo convirtieron primero en un productor de renombre continental y, luego, en un alto ejecutivo de la industria discográfica a nivel global. Puede haber distintas opiniones acerca del resultado artístico de sus producciones con los Decadentes; lo que tiene discusión es que, a la luz de la historia, su intervención resultó clave para que la banda diese el salto internacional que dio en los 90. En ese sentido, creo que el aporte fue mutuo.
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