Brazos como agujas: furor por la técnica del tejido extremo
Se llama tejido extremo. Y es la técnica de moda por estos días de frío intenso. Pero no pone en riesgo la salud de quien lo practica. Por el contrario, tiene propiedades sedantes y hasta se recomienda en cuadros agudos de estrés. Simplemente, consiste en tejer con los brazos (sin necesidad de agujas) a gran escala utilizando vellón de lana de oveja sin hilar supergrueso para hacer, en pocas horas, una manta XXL o un pie de cama. O, también unas hermosas fundas de almohadón para levantar el descolorido sillón. Incluso, algunos se atreven a elaborar una alfombrita que pueda servir de suave refugio para apoyar los pies al abandonar el calor de las sábanas.
Según cuentan los fanáticos del tejido extremo, la técnica surgió hace pocos años en el norte de Europa, de forma casual, cuando la diseñadora ucraniana Anna Marinenko observó una gran madeja de lana merino y comenzó a realizar "solo para probar" un tejido de punto grueso, usando sus brazos en vez de las agujas de madera o metal. Anna compartió en internet una foto del resultado de su experimento y la repercusión fue tan positiva que decidió patentar su creación.
Como era de esperarse, las fotos de las mantas nórdicas XXL hechas con esta técnica invaden los storyboards de Instagram y Pinterest. Y en YouTube ya hay cientos de tutoriales que explican con lujo de detalles cómo hacer todo tipo de cosas con la técnica arm knitting (tal su nombre en inglés). Por caso, una de las celebrities locales que subió un tutorial de esta técnica es la conductora Pamela David –confesa amante del tejido– que muestra con suma destreza en su canal de YouTube cómo hacer una manta gigante desde el living de su casa.
Pero también son incontables los cursos y talleres que se dictan por estos días para aprender los secretos del tejido del momento. Hace 3 años, la periodista Daniela Fajardo descubrió esta técnica que era furor en Europa: "Buscando notas de tendencia descubrí estas mantas XL. Hice una manta para mi cama que quedó divina y después hice un video, un tutorial que lo subí a la web y fue furor. A partir de ahí empecé a hacer mantas y a venderlas y después se me ocurrió hacer lo de los talleres los fines de semana. Lo bueno es que aprendés la técnica y te llevás la manta a tu casa", cuenta Daniela, que bautizó su emprendimiento Tejidos SuperGordos.
"Es un hobby y una salida laboral. Hacer talleres de arte es como ir a un spa: se hace para tener un tiempo personal, para ellas. Y a la vez es una técnica placentera, terapéutica, que baja el estrés. Pero después muchas convierten ese hobby en un emprendimiento", asegura Daniela, que trabaja con lanas premium pero no es la merino pura. "La lana merino pura sale muy cara, 2500 pesos el kilo. Yo uso vellón de lana, que es una cruza de merino con otra oveja. Es muy suave y el kilo cuesta 510 pesos".
En cuanto a las razones del boom, Daniela ensaya varias explicaciones: "Primero, las mantas son divinas y hay boom de la deco nórdica: hay una búsqueda de que la casa sea un lugar acogedor. Y también está la necesidad de hacer cosas con las manos para bajar el estrés", plantea Daniela, que lleva sus talleres al interior.
En Olivos, Carolina Minassian enseña tejido extremo desde hace un par de temporadas. "Pero recién este año explotó –reconoce la docente cargo de Artesanalmente Talleres–. Y va a seguir en auge unas temporadas más porque afuera sigue siendo un verdadero boom".
Haciendo números
Para hacer una manta pequeña se necesita, en promedio, un kilo de lana. Las fundas de almohadón demandan la mitad. ¿Los precios de la materia prima? "Depende: la natural, sin teñir (en color crudo o marrón), cuesta $465 el kilo. En, cambio las de colores son más caras: 748 pesos. El precio de la lana a nivel mundial subió, es un comodity. Acá no se consiguen las mejores lanas. Las que se usan en Europa, que son de mucho mejor calidad, vienen de Australia", cuenta Minassian.
El gran gancho, dice, es que no se necesitan conocimientos previos para tejer con el brazo pero lo verdaderamente atractivo es que en no más de tres horas la gente se lleva a casa la manta o la funda lista para lucir. "Ya no hay paciencia, no es como antes que se tomaba todo el tiempo necesario para hacer las cosas. Por eso los cursos que se dan son intensivos. Las personas que vienen quieren aprender pero al mismo tiempo buscan llevarse el producto terminado a su casa. Y esta técnica es tan fácil y segura que hasta la puede hacer un niño de 4 años", cuenta Minassian, que más que nada capacita a mujeres que quieren empezar un emprendimiento y no hacerlo simplemente como un hobby.
Todo lo contrario sucede con las mujeres que acuden a Taller de Oficios No convencionales (TOC), en Villa Urquiza. Allí, en los workshops de distintas disciplinas se respira un aire amateur, de laborterapia. Entre la gran oferta de cursos que ofrecen, el de Tejido de Manta y de almohadones XL–ambos con la técnica de arm y finger knitting– son de los más demandados por estos días. "Es un taller de invierno, tenemos dos cursadas dos sábados por mes. Y la verdad es que están siempre llenos", dice Mara Manzanares de TOC.
¿Por qué esta técnica es furor? "Porque la gente quiere volver a lo simple y empieza a sacar lo industrializado del medio. El vellón natural es muy gordo, muy esponjoso y suave, y esta técnica te permite sentir la materia prima en la piel. Es una sensación muy agradable, que te conecta con lo natural –plantea–. Aunque el tejido extremo se puso de moda el año pasado, este año terminó de explotar. Ahora hay cursos por lados".
Los workshops de manta XL para hacer una pieza de un tamaño de 1,50 x 0,70 cuestan $1450 e incluyen todos lo materiales. Los de almohadón XL (de 0,50), $1200. En ambos casos incluyen los materiales. "Algunas personas vienen para empezar un emprendimiento, pero en general vienen para hacer cosas para la casa. Ese es lo que más atrae: que se llevan la manta o el almohadón listo para usar", cuenta Mara. Aunque la web está llena de tutoriales que explican al detalle la técnica del tejido extremo, Manzanares asegura que muchas mujeres prefieren los cursos presenciales para alguien que las asista, además de compartir una experiencia grupal con otras personas.
Tal vez lo negativo del tejido extremo es que solo se limita a hacer mantas, fundas y demás cosas para la casa. "Algunos hacen bufandas, pero la verdad no lo veo práctico –sostiene Fajardo–. Además, el vellón no se puede lavar. Como son fibras sueltas, si lo ponés en el lavarropas se desarma todo. La única manera de mantenerlo impecable es con la limpieza a seco".
¿Y quién manda una bufanda a la tintorería?
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