Deco. Las siete tendencias que vienen
El mundo en pandemia redifinió el uso de los espacios; el esparcimiento se integra al interior y son protagonistas los objetos coloridos, la madera y la vegetación
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Espacios personalizados
Generar ambientes que contribuyan al bienestar y a estar mejor es la clave de una decoración en cuyos espacios ya no hay cabida para lo mínimo. Atrás quedaron esas ambientaciones neutras que se resolvían en gris o beige, sin presencia de objetos que hablaran de sus habitantes.
Hoy, en cambio, las paredes blancas, símbolo de la pureza y de la limpieza de esta época, ponen en relieve recuerdos provenientes de viajes y colecciones personales de todo tipo. Una casa en la que ahora se pasa más tiempo admite todo aquello que delata quiénes viven en ella. Los muebles, de formas redondeadas, sin puntas ni líneas rectas, se alejan de cualquier propuesta que pueda resultar agresiva y suman funcionalidad en percheros y piezas multiuso. La vuelta al empapelado y a los murales pintados imprimen una carga decorativa.
“Nada es tímido: los objetos ganan presencia en los espacios, de cáscara blanca, con texturas, maderas, plantas y color en los detalles”, detalla Julio Oropel, arquitecto y diseñador, docente de posgrado en Diseño del espacio interior de la facultad de Arquitectura de la UBA. En la búsqueda de interiores personales y atractivos para el que los vive adquieren importancia los objetos simples que su habitante atesora. Estos ya no se guardan, sino que se exhiben de manera protagónica.
Las texturas marcadas ganan presencia en alfombras, tapizados y revestimientos. Los géneros que simulan la piedra pueden tapizar sillones. Hay una emulación de las fórmulas de la naturaleza, con mucho verde en la casa y ambientes muy ventilados.
“Los ocupantes tienen que comprender mejor sus sentimientos y canalizarlos de una manera creativa”, revela Oropel. En una propuesta que no admite ambientes impersonales, son bienvenidos los elementos decorativos: abundan los objetos valorados a nivel personal, los géneros estampados con textura, jarrones, floreros y cuadros. “Es una tendencia del siglo XIX en la que se ponen en valor nuevamente los objetos que aportan calidez a la casa. Los espacios más personales responden al deseo, a la personalidad y a la forma de vida de su propietario”, describe Oropel.
Además, “todo lo que es la espacialidad cambió: la cocina es un espacio fundamental, el dormitorio se transformó y aloja una situación de micro escritorio, o en un rincón del patio se generó una oficina”, añade.
El arquitecto afirma que hoy la vivienda se revalorizó y, por eso, la gente está más dispuesta a gastar en decoración que en ropa.
Para el docente universitario, la decoración no está aislada de la situación macro. “Me gusta manejar escalas de lo más a lo menos”, admite. Por eso considera que la actual crisis ya influye en el modo de vida y también tiene una influencia en la decoración.
Como en el resto del mundo, la pandemia está cambiando la forma de vida. Las ciudades tienden a ser más verdes –”los japoneses están desarrollando granjas artificiales”–; la gente tiene su huerta hasta en el balcón y hay una invasión de plantas en los interiores.
Oropel advierte una tendencia de la gente joven a migrar de las ciudades a chacras, gra
neros o casas de pescadores que se consiguen a precios accesibles, para estar más en contacto con la naturaleza. Se trata de un valor apreciado después de tantos meses de encierro. “Las ciudades van a cambiar. Hay proyectos para convertir oficinas céntricas en viviendas de fácil acceso”, cuenta el arquitecto.
Y los materiales también son parte del cambio, adaptándose a otras funciones y tiempos. Una consecuencia ya visible para los interiores es la aparición de telas tecnológicas, como cortinas que recogen el aire contaminado del exterior, y lámparas que atrapan el virus. La tecnología está cada vez más presente en los hogares. Surgen, entonces, maneras de camuflarla, por ejemplo, envuelta en géneros. “El futuro es el hogar sustentable, con materiales amigables con la naturaleza e iluminación cuidada, con leds que consumen menos energía”, adelanta Oropel.
La jungla
La casa entendida como un lugar de experiencias que, tal vez, antes se vivían puertas afuera, se aprovecha en todos sus rincones. Ecléctica, la decoración se pone, entonces, al servicio del clima que debe generarse para que el resultado sea placentero. Y acepta todos aquellos objetos que aporten calidez. Hasta el último rincón del hogar ahora vale y encuentra una o más de una función. Además, en todos ellos se busca transportarse a d
istintas sensaciones. “Creo que antes uno preparaba la casa para los invitados. Ahora nosotros somos quienes queremos vivirla y disfrutarla”, reflexiona la diseñadora Agustina Cerato.
La seriedad y la formalidad no forman parte de estos espacios que se ven invadidos por jarrones multicaras y por animales que pueden desparramarse por toda la biblioteca; los lunares adornan de manera desestructurada la vajilla; y los peces llegan al baño a través de empapelados que transmiten frescura. De la jungla, miniaturas de animales se pierden entre libros, mesas de arrime, consolas y hasta en estampados de telas. Las cebras, tortugas y pulpos se mezclan entre velas, topes de libros con forma de rinoceronte y colecciones de floreros con caras, como la rom
ana que se aconseja llenar con ramas. Por supuesto que esta selva no sería tal si no siguieran estando presentes las plantas de interior, que llegaron para quedarse, en temporadas atrás. Pero el asunto va más allá este año y no se limita más a una palmera o una pandurata en una esquina, sino que la idea es llenar, por ejemplo, una consola con plantas de distintas especies dentro de canastos y de macetas, para conseguir un toque natural y descontracturado.
Sin viajes y con salidas acotadas, el comedor se convierte en el mejor restaurant de Milán. Eso sí, si bien la ambientación gana espacio, también se volvió fundamental la comodidad. Entonces, arriba de la mesa manda la estética. Y las sillas acompañan, pero tienen como requisito principal el confort. “El living de visita, elegante e imponente, ya fue. Todos ahora usamos el comedor o el living con nuestra familia. El disfrute de los pequeños momentos es lo que se viene”, asegura. Los muebles además de lindos, tienen que ser cómodos: el sillón que incluya un apoyapies y que se ubique en un rincón que así se transforma en un lugar para ser vivido.
La decoradora que salía a comer todos los viernes, antes de la pandemia, ahora mantiene la tradición ese día de la semana, pero en su casa. No se priva de la barra de tragos, de las copas más lindas ni de la luz de las velas. Para lograr ese ambiente, la iluminación es clave y lo consigue por medio de una luz puntual sobre la mesa, con dimmer. Colocada a una altura de 70 a 80 centímetros sobre la mesa, obtiene el clima buscado. En tal ambientación de restaurant no faltan las velas sobre un mantel de algodón. “Se pueden superponer manteles individuales de fibras naturales o bordados con algún animalito, siempre acompañados de servilletas de tela”, aconseja. “Me gustan las mesas con vajilla mezclada. Puedo armar una mesa con platos artesanales que quedan bien con otros antiguos de mi abuela”. La diseñadora admite que no vale más tener guardados esos platos paquetes para una ocasión especial. En su negocio de la calle Arenales, Agustina Cerato asegura haber incrementado llamativamente la venta de vajilla pintada a mano durante la pandemia.
¿Los materiales para tanta vivencia hogareña? “Tienen que ser resistentes porque se tienen que bancar el uso cotidiano”, recomienda la diseñadora. En textiles y tapizados, se impone la calidad, pero en materiales firmes, como el terciopelo de puro algodón teñido a mano y con aspecto vintage que cuenta con un proceso que lo vuelve apto para el lavarropas, o el lino que, en sus distintos grosores, al ser arrugado, resulta un material relajado que envejece bien. Los colores son más sufridos, como para soportar lavados tal vez más frecuentes. Vinculados a la naturaleza, los verdes, camel, grises, tierra, beiges y terracota son ideales para la casa vivida. Las estampas son alegres y se puede imprimir toques disparatados, por ejemplo, en almohadones, por medio de alguna imagen de un perro o con una frase inspiradora.
Color en primer plano
En espacios que recurren al color de las paredes como recurso decorativo, las propuestas esta vez van más allá de los tonos clásicos y seguros, y apuntan a quienes quieren jugarse por un cambio. Es sabido que los colores generan sensaciones, sentimientos y deseos. En los tiempos que corren, según las vivencias personales y la propia personalidad, el color puede dar parte de la respuesta.
En el caso de Colorín, ideó un abanico de cuatro paletas. Aquellos tonos inspirados en la tierra son los que se piensan para dar una sensación de tranquilidad y calidez. Transmiten calma y bienestar al contribuir con la conexión con el propio ser. En esta paleta hay beiges, marrones y un toque de azul. Versátil, es una opción tanto para el living y el comedor como para los dormitorios. Si, en cambio, la intención es transformar una habitación y lograr un efecto casi instantáneamente vigorizante en el estado de ánimo, una paleta vibrante con tonos fuertes es la indicada. Manda el rojo, verde, amarillo y naranja para aportar vitalidad, energía y entusiasmo. Estos colores están recomendados para espacios en los que la actividad a desarrollar requiera estar activos, despiertos y lúcidos. Un escritorio armado en un rincón para funcionar como home office adquiere un toque de personalidad marcando ese sector con estos colores.
Más frías, las gamas concebidas para generar ambientes frescos y livianos abarcan tonos como el azul intenso, que puede convivir con un toque de amarillo, celeste y lila. Asociados a la naturaleza, dan sensación de libertad e son inspiradores. Están indicados para salas de estar, dormitorios y también recibidores, baños y cocinas. Con intenciones lúdicas, la paleta del rosa intenso admite alianzas con un azul petróleo, un violeta o un rosa, que provocan picardía, entusiasmo y diversión en ambientes que se pueden intervenir total o parcialmente con estos tonos. Frescos y flexibles, imprimen un espíritu joven y se recomiendan en espacios que necesitan revitalizarse y recuperar la alegría. Es una buena alternativa para ambientes infantiles o dormitorios de adolescentes.
La variedad de posibilidades es amplia y hay que tener en cuenta que “es distinto si es una casa que arranca de cero o si ya está armada. En este caso, el desafío es ver qué hay en ella y cómo se puede modernizar con color”, reflexiona la arquitecta María Fernanda Domato, jefa de trade marketing para Colorín. Una forma que es afín al gusto de los argentinos es “trabajar con color en una sola pared, o llevando el color hasta 1,60 m y, de ahí para arriba, iniciar un friso blanco que continúa con el cielorraso, dando amplitud al lugar”, señala, y detalla que, por ejemplo, en una cocina se puede pintar la pared de celeste y las sillas con aguamarina, sumando un mantel que incluya ambos colores.
Como respuesta a los problemas del mundo y al deseo de conectarse con la tierra, la alternativa en pinturas de paredes que ofrece Alba intenta volver a lo más primitivo. En los colores tierras, en todas sus variantes, y en el mostaza se vuelcan, así, todas las necesidades. Las intensidades van del menos al más, que esta vez es muy oscuro, siempre que el tamaño y la luminosidad del ambiente lo permita. “El color del año es un neutro basado en los marrones con tintes amarillos y con un tinte negro que lo hace neutro y muy versátil”, describe la arquitecta Virginia Domínguez, analista de color de Pinturas Alba. Se trata del color principal, llamado piedra esculpida, al que pueden asociarse cuatro paletas que responden a distintos perfiles de personalidades, ya que es conocida la influencia del color en el estado de ánimo.
Los colores expresivos, que incluyen algún tono de rojo en su composición, apuntan a quienes se sienten confiados y orgullosos: son energizantes y propician la autoconfianza. Quienes se inclinan por la solidaridad social pueden preferir los terrosos, grises suaves y marrones neutros, para una sensación de equilibrio. Usados en su variante muy intensa en intervenciones, dan profundidad y sensación de cobijo. En otra gama, los colores del planeta incluyen celestes, verdes y grises, en alusión al agua, el cielo, el mar y la vegetación. Se vinculan con la conciencia ecológica para cambiar el mundo y recuerdan la resiliencia de la naturaleza.
Casas dinámicas
No es amigo de las tendencias e incluso evita mirar las diferentes propuestas de otros diseñadores para así no contaminarse. Eugenio Aguirre es un sello registrado en muebles de calidad, funcionales y que mantienen una estética que los identifica. Concibe las colecciones en función de las necesidades que reconoce en las formas de vivir las casas, que van evolucionando y cambiando. Por eso, más que lo que se usa, lo que las guía es la vida misma y los hábitos de una sociedad que varían con los años. El reconocido diseñador avisa que su criterio de poner la casa no es el clásico ya que el diseño de una casa, advierte, es distinto de cómo era hace diez años.
“Los hijos se van antes y sentarse a comer todos juntos en la mesa no se da todos los días. Entonces, la mesa de comedor queda solo para recepciones, de vez en cuando”, analiza. Por eso, sugiere mesas más chicas, cuadradas, en las que entran cuatro personas de cada lado, o rectangulares angostas. El objetivo es que los comensales queden más cerca unos de otros. En mesas más angostas, la gente queda a un metro de distancia y ya no a un metro y medio, lo cual es más cómodo para hablar, generando situaciones más íntimas.
La pandemia trajo lo suyo y provocó que la casa que antes era más para mostrar se convirtiera en un lugar para vivir, donde hoy pueden darse dos situaciones en el mismo lugar. Esto produjo cambios en cuanto a su uso, sobre todo en las áreas sociales. Si bien Eugenio Aguirre viene desarrollando desde hace un tiempo propuestas que responden a estos cambios, reconoce que la gente tiene miedo de salir de la planta típica.
“El living se transformó radicalmente. Antes consistía en una mesa baja y sillones alrededor. Esto es poco cálido porque el otro queda a tres metros de distancia. Y si está sentado en el mismo sillón que uno, hay que mirar para el costado para hablar”, describe. ¿Su respuesta? Un sillón redondo u ovalado que permite sentarse alrededor de toda la vuelta y da la posibilidad de acercar sillas o silloncitos y mesas, de modo que se arman distintos grupos que pueden conversar más cerca unos de otros.
Esto cambia la dinámica del living ya que se adapta a las necesidades del grupo, así sea de dos, seis o diez personas. La mesa ratona es reemplazada por mesas chicas, de cuarenta centímetros, redondas o rectangulares que pueden alejarse o acercarse al sillón. Pueden ser dos, tres o cuatro e, incluso, pueden ser distintas. El mismo sillón puede ubicarse acá o más allá, acercándose o alejándose de la pared, según lo que requiera la cantidad de personas reunidas en el living.
Otra propuesta para generar un living dinámico y ya no tan rígido como el tradicional es una mesa baja minibar, de una altura un poco superior a la de una mesa baja, que es de 35 a 40 centímetros. Esta mesa, de 45 centímetros de altura, se puede poner cerca de un sofá. Su medida es la ideal para apoyar cosas, para comer o para armar una picada. Además, cuenta con un estante y un atractivo diseño de las patas. Con las medidas justas para esa proporción de mesa, el sofá baby step se propone armar un espacio para ser disfrutado, gracias a sus equilibradas dimensiones.
La casa que persigue ser más aprovechada en toda su superficie admite también un sitio donde juntarse a tomar algo. Para eso Aguirre ideó una isla de tragos a la que se accede desde los cuatro lados y que, si bien es ideal para colocar entre el living y el comedor, puede reservarse a uno u otro espacio. Con el sello de Eugenio Aguirre, tiene un lugar de guardado, cajones de cubiertos, cava, mesada para tragos, bandejas de cuero extraíbles, luz, interiores de lino y cargador de teléfono.
El dormitorio se vuelve también más funcional gracias a una mesa de luz más completa que, además de dar más vida a un rincón que suele quedar desaprovechado, suma un clima especial a todo el ambiente. Incluye luces, un biombo de bambú para poner las fotos, estantes, cajones y cargador de teléfono. “Es como viajar en un avión en primera clase”, describe su creador.
Madera, del piso al techo
En un mundo que se siente más hostil, la madera actúa como un refugio en casas que hoy se viven más que nunca. Para ganar calidez, nuevamente los pisos de madera desplazan otras opciones y la tecnología se puso en marcha para obtener una opción apta para pisos de ambientes húmedos, como es el caso de las cocinas. A esto se suma el auge mundial de las ambientaciones con paneles de madera, que crean una situación de intimidad y calidez.
Para revestir paredes, cielorrasos o para dividir ambientes, Patagonia Flooring desarrolló una superficie con listones de madera, recurso que resulta versátil para la arquitectura y la decoración. Este sistema permite renovar y dar vida a cualquier ambiente, ya que producen en una amplia gama de tonos. Además, los listones varían en su medida, permitiendo adaptarse más armónicamente a las dimensiones de los distintos espacios.
¿Cuáles son los más pedidos? En los últimos tiempos, los preferidos son los que miden 45 x 45 milímetros y los de 22 x 45 milímetros. ¿Maderas en el techo? Sí, es una tendencia que recorre el mundo y que puede adaptarse a cada ambiente, eligiendo el acabado y el tono más acorde. “En el techo la madera puede combinarse con hormigón armado para dar una armonía al ambiente. Además, se puede elegir la textura que se lleve bien con otras maderas del espacio”, señala Daniel Saramaga, CEO de Patagonia Flooring.
Es conocida la acción de la madera para controlar el sonido y la temperatura. Sin embargo, si el ambiente lo requiere, es posible acompañar el revestimiento por un panel que sirva como fondo acústico y térmico.
Una ventaja, no menor, es que se trata de un sistema de instalación limpia, es decir que se coloca en seco, en un solo día. Y si, esa es otra gran tendencia, pero del ámbito de la construcción.
Es también posible revestir paredes de exterior con otra propuesta que es 100% resistente al agua y al sol, y que soporta, incluso, climas extremos. Viene en dos tonos y se instala fácilmente con tornillos, de modo que los listones quedan firmemente sujetos, para resistir las inclemencias del tiempo.
A paso firme, del living a la cocina. En pisos, la madera no encuentra materiales que le hagan decidida competencia. La calidez que aporta a los espacios impulsó el desarrollo de versiones a prueba de agua. En cocinas, redescubiertas y ahora convertidas en uno de los ambientes más vividos por toda la familia, la madera ya es una opción.
¿Pisos con relieves de vetas orientadas, en la cocina? Sí, un estilo muy buscado y que ahora es posible conseguir gracias a un avance tecnológico que asocia fibras de madera amalgamadas con un núcleo de cloruro de polivinilo que luego reciben un proceso de acabado natural. El resultado es un material 100% a prueba de agua que gana en durabilidad y resistencia ante la exposición al calor, la luz, los agentes bacterianos y la acción de los productos químicos.
Además, son aptos para todos los ambientes, pero se recomiendan, sobre todo, para esos sectores en los que se vuelve imposible evitar que se filtren el agua o la humedad, como sucede en los pisos y también en las paredes de la cocina.
Y así como cambian las tendencias y las necesidades, también cambian los gustos, Por eso quedó atrás el plastificado que fue tan valorado hace unas décadas. Además de la cocina, para el resto de la casa hay una evolución en cuanto a los gustos en pisos de madera. “Antes se preferían las superficies planas y brillosas con un aspecto de plastificado. Ahora los acabados naturales, con cierta rusticidad que transmite la naturaleza, con la textura de la veta más visible, es lo que más se usa”, afirma Saramaga.
Si bien algunos se juegan por los tonos oscuros, como el ébano o el palo santo, hoy es el turno de los claros. También es una opción el corcho, que es la corteza del alcornoque, una variedad de roble, que aporta aislación térmica, acústica y decorativa.
Papeles murales
En sintonía con las ambientaciones con identidad propia, los empapelados son un rico recurso que gana terreno. “Las últimas tendencias en papeles decorativos tienen que ver con los murales panorámicos, las texturas 3D, la geometría contemporánea y los botánicos tropicales. Además, los papeles se renuevan con avanzadas técnicas de impresión y variedad de acabados”, resume Pablo Andretta, gerente de diseño de Muresco. Se viene un año ecléctico que está, sin embargo, unido por la búsqueda de diseños que acercan vida.
El aire libre y la selva oxigenan las casas. La naturaleza salvaje tropical es una de las principales tendencias en papeles. Los murales se ilustran con escenas del trópico que incluyen estampados botánicos y de aventuras. Así, el estilo de vida caribeño y la inspiración colonial pasan a ser el centro de atención.
Para gustos que se encuentran en el lado opuesto, otro motivo que está en alza es el de los diseños abstractos, inspirados en distintos momentos del arte, como el movimiento impresionista, el art déco y las tendencias de los 50 y 60. En tonos vivos, esos años parecen revivir en las paredes contemporáneas.
En cuanto a acabados, la trama y la urdimbre del lino se percibe suave y acogedora al tacto. En otra onda, gracias a texturas impresas en los papeles, se produce un efecto visual que permite una variación en las tonalidades, según la luz que reciba el ambiente. Con ellos puede generarse un efecto de trompe l’oeil en empapelados con diseños modernos que simulan ser chapas oxidadas o mallas metálicas, ideales para un dormitorio adolescente, un estudio u oficina.
Después de un 2020 en el que la naturaleza, la textura y la suavidad se impusieron en el diseño de papeles murales, este año el impacto llega con temáticas futuristas e inspiración de viajes, en una clara reacción al confinamiento provocado por la pandemia.
El efecto stencil permite representar flores, dibujos infantiles en los papeles, con un efecto cálido y acogedor, para los dormitorios de los más chicos.
Más metros, más independencia
Como espacio de usos múltiples, estudio, oficina, atelier, consultorio, sala de música, playroom, gimnasio, vinoteca, home theatre, taller de cerámica o de costura… Los fines a los que se puede destinar ese pequeño espacio, de 4 x 3,20 metros, que se coloca en un rincón del jardín, el patio o la terraza, son tan amplios como las actividades que tal vez no encontraron nunca un lugar específico en la casa, en lo que va de la pandemia. El concepto de home office que llegó para quedarse avanza, de este modo, un paso más lejos, por medio de la instalación de sheds o cobertizos.
Para estudiar o trabajar se gana, así, un ambiente más independiente y alejado del movimiento de la casa. “La idea es lograr un balance entre el home y el office en el que uno logre entrar en un espacio de trabajo, de inspiración o de relax que, si bien es totalmente independiente de la casa, se encuentre en el propio jardín”, explica el diseñador Maximilian Boix Mansilla, responsable de BA Sheds, firma dedicada a la construcción de estas novedosas estructuras.
Se trata de un sistema modular que consiste en paños que se arman in situ, en tan solo un día. Los paneles aislantes que conforman las paredes del ambiente son de poliuretano expandido y chapa, y su interior está revestido en un enchapado melamínico de madera. Los perfiles del shed son de acero galvanizado. El piso es flotante plástico, de fácil mantenimiento. Si la estructura se coloca sobre la tierra, se fija a ella con bloques de concreto y pilotines. El montaje, simple, seco y limpio, promete cero impacto ambiental.
La construcción tiene en su exterior una mini galería de 80 centímetros cuyo fin no es otro que brindar resguardo mientras se abre el shed. Además, cuenta con una puerta plegadiza que se puede abrir completamente para una mejor circulación de aire; una pequeña ventana lateral que permite la ventilación cruzada; y un paño fijo en la parte posterior para dejar pasar la luz. Para poder usar todo el año, viene con aire acondicionado frío-calor.
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