Después de los 40 el cuerpo cambia y hacer lo mismo de siempre puede no ser suficiente
El ejercicio regular es clave, pero repetir la misma rutina durante años puede dejar de dar resultados; el cuerpo cambia con la edad y pide nuevos desafíos para sostener fuerza y bienestar
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Gaby tiene 55 años, es abogada, y va a pilates dos veces por semana desde hace cinco años. La escuché decirlo con una mezcla de orgullo y convicción que me conmovió. Porque entendí algo en su tono: está haciendo lo que puede, lo que le gusta, lo que sostiene.
Y sin embargo, no se sentía del todo bien. “No tengo fuerza”, me dijo. “No me gusta cómo me veo”. “Pero voy a pilates dos veces por semana, siempre”.
Ahí fue cuando supe que tenía que decirlo. Aunque incomode. Porque yo también amo el pilates. Pero hacer lo mismo, con la misma frecuencia y la misma intensidad, durante años, puede no ser suficiente después de los 40.
El cuerpo cambia
No es que estés haciendo algo mal. Es que tu cuerpo cambió, y te está pidiendo otra cosa. Una cosa es estar activa; otra muy distinta es hacer actividad física suficiente y adecuada. No, no es lo mismo subir una escalera que estimular tu masa muscular para sostener el metabolismo, evitar caídas o mejorar la sensibilidad a la insulina.
La Gaby de hoy no es la misma de hace cinco años. Ni vos ni yo somos las mismas de hace diez. Eso que antes funcionaba perfecto -una clase dos veces por semana, una caminata diaria o el “yo me mantengo activa”- puede no estar alcanzando para este momento hormonal, metabólico y emocional.
Y el cuerpo no te lo dice con flores. Te lo dice con menos tono muscular, más grasa acumulada, más cansancio, insomnio o ansiedad. Síntomas que no son “normales por la edad”, sino señales. Ignorarlas puede pasarnos factura, literal y metafóricamente.

El mito del ya hago algo
Movernos dos veces por semana es mejor que nada. Pero creer que eso ya es suficiente puede ser una trampa silenciosa. Una semana que faltás, una lesión, o no desafiar a tus músculos con algo nuevo: no solo no progresás, sino que retrocedés.
Después de los 40 perdemos masa muscular más rápido, y después de los 50 la pérdida se acelera. ¿Dejar de entrenar solo tres días? Podés empezar a desentrenarte. La ventana de desentreno es cruel: 72 horas.
No es tu culpa, es el enfoque. No es por falta de voluntad, ni porque hagas pilates en vez de crossfit. Es que lo que una vez fue suficiente, hoy ya no lo es. El marketing prefiere vender soluciones rápidas: galletitas funcionales, test de saliva o frascos de “energía femenina”. Pero lo que más necesita tu cuerpo -masa muscular, movimiento variado, fuerza funcional, continuidad- no se vende en ningún lado.
Lo que ya no sirve
Hay acciones que no te llevarán a ningún lado:
- Repetir la misma clase con la misma intensidad durante años.
- Pensar que caminar es suficiente.
- Medir el progreso solo por cansancio o sudor.
- Decir “a mi edad ya está”.
- Hacer dos veces por semana y creer que alcanza.

Sí hay soluciones
Se puede ganar masa muscular después de los 40. Mejorar el cuerpo, el ánimo y la vitalidad con movimiento es posible. Pero no es con lo mismo de siempre, no es sola, no es improvisando. Hay un camino, un plan que se ajusta a tus hormonas, a tu historia, a tus tiempos.
Pero no empieza si no te animás a mirar con honestidad si lo que estás haciendo te alcanza para lo que querés lograr. Dos veces por semana solo sirve si estás empezando. Después, tu cuerpo pide más. Revisar, desafiar la comodidad, diferenciar lo que nos gusta de lo que nos sirve: eso es lo que marca la diferencia.
Y si venís entrenando hace tiempo y no ves resultados, no estás fallando. Es hora de ajustar la estrategia.
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