
Donde nace el vodka
Con cuatro siglos de tradición en la destilación de alcoholes, Ahus, pequeña ciudad del sur de Suecia, alberga una de las más cotizadas marcas de esta bebida. LNR vivió por dentro el proceso de producción
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AHUS, Suecia.– Ingmar Bergman, Max von Sydow, Greta Garbo, Alfred Nobel, el tenista Björn Borg, el pintor Carl Larsson, el escritor August Strindberg, el grupo pop Roxette. Sus nombres, sus obras, sus talentos son orgullo sueco. Sus rostros saludan y dan la bienvenida desde las paredes que recorren el aeropuerto de Estocolmo. De fondo, como si se tratara de una puesta en escena, se escucha Dancing Queen, de ABBA y el movimiento de cabezas, caderas, pies y manos se hace incontrolable. En las cintas transportadoras no hay quien no esboce una sonrisa y cante el estribillo. Bienvenidos a la tierra de los vikingos, a la envidiada perfección socioeconómica. Bienvenidos a la tierra de Absolut Vodka.
De los ricos campos del sur de Suecia, la marca es más que una leyenda en una botella. Es la esencia del vodka cuyo nombre es un icono de marketing, una marca que traspasó la frontera de la publicidad para transformarse en un objeto de deseo, en el vodka de importación de mayor venta en los Estados Unidos y uno de los diez alcoholes internacionales mejor posicionados en el mundo.
Al sur de Suecia, en la pequeña ciudad medieval de calles empedradas y techos rojos se produce cada gota de la bebida. Ahus tiene una tradición en la elaboración del vodka que se remonta a más de 400 años atrás. Allí conviven las legendarias destilerías con la tecnología más reciente para asegurar tradición y calidad.
"Jamás produciremos en otra parte que no sea en Ahus", asegura Lina Asplund, una de las voces de Absolut en Suecia, a LNR. La frase de Asplund no es antojadiza. La rubia, que creció en Kristianstad, una localidad a 10 kilómetros de Ahus, recuerda su niñez entre botellas. "Papá trabajaba en la fábrica y visitarlo era una de mis salidas favoritas."
La historia de Lina parece calcada de la que cuentan la mayoría de los habitantes de Ahus. Como una tradición familiar, trabajar en esta fábrica se repite de generación en generación.
Una receta perfecta
Antes de que las puertas de la gran fábrica se abrieran, era necesario conocer cada condimento, cada etapa de la producción. Del grano de trigo a la plataforma de embarque.
Trigo mocho. Así se llama este cereal de grano resistente que en los campos del sur de Suecia se disfraza de mar. Un mar amarillo que, según el viento, produce pequeñas olas. "En Suecia se ha empleado de todo para elaborar vodka –cuenta Malte Barnekow, a cargo de la llamada Absolut Akademi–, desde patatas hasta remolacha, pero con el tiempo se descubrió que el trigo era la materia ideal para obtener un vodka de primera calidad. Un buen vodka exige la mayor cantidad de almidón y la menor cantidad de proteínas posibles. Hay quienes prefieren el centeno, lo que le da a la bebida un carácter ligeramente más tosco. Lo mejor es el trigo mocho, rico en almidón y bajo en proteínas."
Los campesinos suecos combinan métodos tradicionales con lo último en tecnología agrícola para producir el trigo. Suecia tiene las condiciones ideales para este cultivo: inviernos largos y fríos. Anotar: por cada litro de vodka se usa un kilo de trigo.
El agua también es fundamental en el proceso. Con orgullo, la gente de Absolut asegura que toda el agua que se utiliza proviene de su propio pozo, una profunda perforación ubicada en las destilerías que extrae agua directamente de los acuíferos más prístinos. A pesar de su frescura, el agua tiene un tratamiento especial. Es sometida a una serie de pruebas que incluyen nivel de pH, presencia de bacterias y contenido de minerales. El agua se mantiene en circulación permanente para cuidar su frescura.
En cada proceso, se combina desde lo tradicional hasta la más reciente tecnología. Vista desde afuera, la fábrica de Absolut parece sacada de una vieja postal. Frente a su gran puerta uno puede sentirse como Charly en la fábrica de chocolate, sólo que esta vez no hay diminutos hombrecitos acompañando cada botella o bañándose en litros de vodka. Sin embargo, la fábrica de Absolut tiene su encanto y es en ese momento que uno entiende la fascinación de la pequeña Lina.
Un guardapolvo azul marino es la prenda obligatoria para los visitantes. En la libreta, lo primero que uno anota es "destilación continua". Esta es una de las claves. ¿Por qué? "Nuestro vodka se destila cientos de veces. Este proceso es el que llamamos destilación continua", explica el guía, vestido de rojo.
A diferencia de las uvas, que pueden fermentar por sí solas, la fermentación del trigo tiene que ser minuciosamente controlada en cada uno de sus pasos. "Del trigo molido se hace harina –cuenta–, que al mezclarla con agua forma un mosto. Primero se añaden células de levadura para convertir el azúcar en etanol. El resultado es una mezcla que contiene un 8 por ciento de alcohol y una centena de productos residuales. En la destilación inicial se consigue una concentración de más de 85 por ciento de alcohol. En este punto el vodka es un alcohol crudo y tiene aproximadamente el mismo nivel de impurezas que el whisky, el brandy o el cognac."
Para lograr el sabor que caracteriza a Absolut es necesario que el alcohol crudo discurra continuamente por seis torres de destilación que parecen sacadas de una película de ciencia ficción de los años 50. "Al pasar por la sexta torre se logra una eficiencia máxima de producción. En este punto se considera que el alcohol es un alcohol fino (96 por ciento) y prácticamente libre de impurezas –comenta el guía–. Luego llegará la mezcla del alcohol fino con el agua del pozo profundo. De esta manera, se consigue un vodka con un dejo suave que guarda el carácter constante del trigo del cual proviene. Para crear la variedad de gustos, se mezcla con diferentes sabores naturales."
La botella
Expertos en marketing de Suecia y de los Estados Unidos no veían con buenos ojos la botella de Absolut Vodka. Algunos se animaron a decir: "No tiene etiqueta, se va a perder en las estanterías. No va a ser fácil identificarla. No venderá jamás".
El tiempo demostró lo contrario. La botella se convirtió no sólo en un codiciado envase, sino también en un símbolo, un modelo que inspiró a más de 400 artistas, entre ellos, Andy Warhol,
Joyce Tenneson, Frank Holliday, Angus Fairhurst, Thomas Grünfeld, Javier Mariscal, Dan Wolgers y a personajes tan disímiles como David Bowie, John & Yoko, Nina Hagen, Jean-Paul Gaultier y David Cameron. Una verdadera obra de arte.
Una botella de farmacia sueca del siglo XVIII fue la inspiración. Una tradición que remite a los siglos XVII y XVIII, cuando el vodka se vendía en farmacias como medicina apta para curar desde cólicos hasta plagas. El envase de Absolut se transformó en un icono cultural. Simple, elegante y muy seco.
Fabricadas con arena de bajo contenido ferroso para asegurar un vidrio cristalino, las botellas se producen en Limmared, en las cercanías de Ahus. Esta vidriería, establecida en 1741, realizaba los frascos originales de farmacia.
Un dato curioso y no menor es que cada envase, antes de su llenado, es enjuagado con una única sustancia permitida por la empresa: el propio vodka. Al mejor estilo Esther Williams, las botellas se sumergen en una perfecta coreografía, una tras otra, empapándose en la transparente bebida. Por día pasan 500 mil que esperan llegar a buen puerto. Para que así sea, the Absolut Company ha instalado un avanzado sistema de código de barras que hace posible rastrear cada caja enviada de la fábrica al consumidor mismo. "Si llegara a fallar algo en algunas de nuestras botellas queremos saber qué, quién, cuándo y por qué", asegura Malte Barnekow.
En un gran depósito oscuro, miles de cajas esperan su turno. Como en una película futurista, enormes máquinas trabajan día y noche con las botellas que prometen ser las estrellas absolutas en el momento mismo en que las destapen.
Para saber más:
www.absolut.com
El medallón Rey barbudo
Lars Olsson Smith es el nombre del hombre que aparece en el medallón, conocido también como "el rey del vodka". Exitoso hombre de negocios, a los 14 años ya controlaba un tercio de todo el vodka de Suecia. En 1879, el mismo año en que Edison inventó la lamparita eléctrica, Olsson Smith introdujo un nuevo tipo de vodka llamado Absolut Rent Bränvin, elaborado con un método revolucionario de destilación, el mismo que se usa hoy en día. Desde aquellos años, Suecia produce uno de los vodkas más célebres del mundo.






