Ejecución de Saigón. La historia detrás de una imagen que conmovió al mundo: “Las fotos son el arma más poderosa”
La Guerra de Vietnam dejó millones de muertos, pero esa ejecución, capturada en una fracción de segundo, se convirtió en un símbolo del conflicto y marcó el destino de sus protagnoistas
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El 1 de febrero de 1968, el general Nguyen Ngoc Loan patrulla el barrio chino de Saigón junto a sus oficiales. La ciudad es un caos absoluto. Hace dos días, la Ofensiva del Tet hirió de muerte a Vietnam del Sur. Las calles se convirtieron en el campo de batalla. El Viet Cong y el Ejército de Vietnam del Norte atacan sin descanso.
Eddie Adams, fotoperiodista de la agencia Associated Press, lleva tres años documentando el conflicto. No sabe que, en cuestión de segundos, va a capturar la imagen que cambiará para siempre la visión de la guerra y la vida de todos los involucrados... incluida la suya.

Un disparo que estremeció al mundo
En plena calle, a la vista de todos, el general Nguyen Ngoc Loan sostiene con firmeza un revólver Smith & Wesson .38 special. Tiene su brazo extendido y apunta directamente a la sien de un prisionero. Su rostro parece imperturbable.
El hombre, con camisa a cuadros, tiene las manos atadas en la espalda. Apenas puede ocultar su expresión, una mezcla de miedo y resignación. Su mirada refleja la certeza de lo inevitable: va a ser ejecutado, va a morir. Detrás de ellos, un soldado observa la escena. No hubo juicio, ni palabras. Solo el sonido seco de un disparo.

Pero Adams disparó primero y, con su cámara, inmortalizó el instante exacto antes del tiro. Congeló en una imagen la crudeza de la guerra. Horas más tarde, la fotografía dio la vuelta al mundo y se imprimió en tapa de los diarios más importantes.
Aún hoy resulta imposible mirar la imagen sin estremecerse. Un hombre con poder absoluto sobre otro dispara a quemarropa. Hasta ese momento, la guerra había sido una lucha distante, librada en un país lejano, pero con un solo encuadre, Vietnam se volvió algo demasiado real e inhumano.

¿Quién era el prisionero?
El hombre ejecutado era Nguyen Van Lem, alias “Bay Lop”, un líder Viet Cong. Era comandante de un escuadrón letal, encargado de eliminar funcionarios, oficiales y familias de la Policía Nacional de Vietnam del Sur.
En su libro “La guerra de Vietnam. Una tragedia épica (1945-1975)”, el historiador Max Hastings reveló un detalle escalofriante: momentos antes de su captura, Nguyen Van Lem habría asesinado brutalmente al teniente coronel Nguyen Tuan, un alto oficial del ejército de Vietnam del Sur.
Para concretar su misión, también habría asesinado a su familia: a la esposa del militar, que fue degollada, a seis de sus siete hijos y a su madre, de 80 años. El único sobreviviente de la masacre fue Huan Nguyen, hijo de Tuan, de nueve años: recibió dos disparos y el comando asesino lo abandonó, creyéndolo muerto.

Hastings señala que nada justifica la ejecución sin juicio de Nguyen Van Lem, pero también enfatiza que el silencio del Viet Cong sobre estos hechos fue una manipulación deliberada de la historia. Mientras el mundo condenaba la ejecución de Lem por parte del general Nguyen Ngoc Loan, poco se habló de lo que había hecho antes de caer prisionero y de las circunstancias de su captura.
Pero la historia nunca fue clara. No aparecieron documentos oficiales que prueben las acusaciones. Lo que se conoció provino de informes militares y testimonios, pero nunca hubo un juicio ni pruebas concretas que confirmaran que Nguyen Van Lem era el verdadero responsable de la matanza.
Lo único indiscutible fue lo que capturó la cámara: una ejecución pública que estremeció al mundo. La esposa de Lem, Nguyen Thi Lop, se enteró de la muerte de su marido al ver la fotografía en la portada de un diario.

El impacto de la imagen y el destino del general Loan
Al año siguiente, la fotografía de Eddie Adams ganó el Premio Pulitzer y se convirtió en un símbolo del conflicto. Pero con el tiempo, el propio fotógrafo haría una confesión inquietante: “La fotografía no dice lo que realmente pasó antes ni después”.
El impacto de la imagen destruyó la reputación del general Nguyen Ngoc Loan. Antes de ese día, era un líder respetado, considerado un bastión de resistencia contra el avance del comunismo. Pero tras la publicación de la imagen, a los ojos del mundo, se convirtió en un villano.
En una entrevista realizada en mayo de 1968 por la periodista italiana Oriana Fallaci, y publicada en su libro “Nada y así sea”, el general habló sobre la polémica que desató la ejecución de Nguyen Van Lem y expresó su desprecio hacia los combatientes del Viet Cong que no usaban uniforme, considerándolos cobardes que atacaban sin dar la cara.
En 1969, Loan fue gravemente herido en combate. Una bala le destrozó la pierna derecha y tuvo que ser evacuado a los Estados Unidos para recibir tratamiento. Aunque intentó volver al frente, su herida lo dejó fuera de combate.
En 1975, tras la caída de Saigón, buscó refugio en los Estados Unidos. Se instaló en Burke, Virginia, a unos 30 kilómetros de Washington, con su esposa y sus cinco hijos.
Abrió una pizzería, que bautizó Les Trois Continents (Los Tres Continentes, en francés), e intentó vivir en el anonimato. Pero más temprano que tarde, el pasado lo alcanzó.

En noviembre de 1978, su historia resurgió cuando la prensa estadounidense reveló su identidad. De inmediato, estalló la controversia: ¿Los Estados Unidos debía conceder asilo a un hombre acusado de crímenes de guerra? El Congreso abrió una investigación y el Servicio de Inmigración y Naturalización concluyó que Loan había cometido un crimen de guerra, iniciando un proceso para su posible deportación.
Sin embargo, no todos estaban dispuestos a condenarlo. El presidente Jimmy Carter intervino personalmente para detener el proceso de deportación del general argumentando que tal “revisionismo histórico era una locura”. Pero la defensa más inesperada vino del propio hombre que lo había convertido en un símbolo mundial: Eddie Adams. El fotógrafo testificó a favor de Loan y se disculpó personalmente con él y su familia por el daño que la fotografía causó a su reputación.
El general Loan murió en 1998, a los 67 años, víctima de cáncer. Unos días después de su fallecimiento, el 27 de julio de 1998, Adams escribió una reflexión en la revista Time: “En 1969 gané un premio Pulitzer por una fotografía de un hombre disparándole a otro. En esa fotografía murieron dos personas: el receptor de la bala y el GENERAL NGUYEN NGOC LOAN. El general mató al Viet Cong; yo maté al general con mi cámara. Las fotografías fijas son el arma más poderosa del mundo. La gente las cree, pero las fotografías mienten, incluso sin manipulación. Son sólo medias verdades.”
El fotógrafo continuó: “El general Loan era lo que se llamaría un verdadero guerrero, admirado por sus tropas. No digo que lo que hizo estuviera bien, pero hay que ponerse en su lugar. La fotografía tampoco dice que el general dedicó gran parte de su tiempo a intentar que se construyeran hospitales en Vietnam para las víctimas de la guerra. Esta fotografía realmente arruinó su vida. Nunca me culpó. Me dijo que si yo no hubiera tomado la fotografía, otra persona lo habría hecho, pero me siento mal por él y su familia desde hace mucho tiempo. Me mantuve en contacto con él; la última vez que hablamos fue hace unos seis meses, cuando estaba muy enfermo. Le envié flores cuando me enteré de que había muerto y escribí: “Lo siento. Tengo lágrimas en los ojos””.

Un símbolo de guerra
A pesar del revuelo que generó, la imagen no cambió el curso de la guerra. Estados Unidos continuó su intervención en Vietnam por siete años más, hasta la caótica evacuación de Saigón en 1975.
Cuatro años después de la foto de Adams, hubo otra foto desgarradora que volvió a avivar el rechazo al conflicto: una niña de nueve años corriendo desnuda por una carretera, su piel en carne viva tras un ataque con napalm. El napalm es una sustancia pegajosa e incendiaria que se adhiere a la piel y provoca quemaduras letales. La niña de la imagen y su rostro desfigurado por el dolor se convirtieron en otro símbolo del horror de la guerra.
La icónica fotografía “Ejecución de Saigón” mostró la brutalidad de la guerra y cambió la forma en que el mundo veía el conflicto. Pero lo que congeló en un instante no fue toda la historia...
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