
El diseño que busca ser vivido
Martín Zanotti, un profesional que apuesta al protagonismo y confort de quien habita el hogar
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Lo primero que sorprende al conocerlo es su juventud. El énfasis y entusiasmo con los que nutre las palabras demuestran la pasión por lo que hace.
-¿Cómo se inicia en el diseño?
-Soy arquitecto, la cuarta generación en mi familia. Estudié en la Universidad de Buenos Aires y antes de graduarme, en tercer año, comencé a trabajar en diseño de interiores. También fui docente en la UBA en dos materias: Diseño y Planificación Urbana. Ya recibido, trabajaba hasta llegar al último detalle: el sillón, el zócalo o el marco de la puerta. Este último tiempo estoy en el área del paisajismo dentro del urbanismo. Así empecé a cerrar este núcleo que es la obra de arquitectura como un todo, donde no sólo desarrollo el interiorismo, sino también la parte exterior. Estoy asociado con Matilde Oyharzabal.
-¿Qué lo motivó a encarar el proyecto arquitectónico, la decoración y el paisajismo como un todo?
-Hoy la gente quiere que hagamos el proyecto, lo construyamos, lo decoremos. Hay que brindar una solución íntegra. A mí, como apasionado del diseño, me encanta, porque me permite desarrollar hasta el mínimo detalle una obra consumada y perfecta. Con Matilde Oyharzabal formamos una sociedad, O+Z, dedicada a obras de arquitectura, interiorismo y paisajismo.
-¿Cómo fue su trayectoria teniendo en cuenta que tiene 29 años?
-Tuve una carrera vertiginosa. Agradezco tener trabajo en lo que me gusta y que los resultados se vean en poco tiempo. Pero no le digo que no a nada. Tengo un espíritu muy inquieto. No hay que negar ningún trabajo porque nunca se sabe la repercusión que puede tener. Indudablemente este ascenso fue en gran medida a Casa FOA. Estuve en siete ediciones desde 1994, excepto en 1995 y 1996, que coincidió con la terminación de mis estudios y con la época en que estudié en el exterior. En 1994 nos presentamos en sociedad con Bárbara Shakespeare. Yo había trabajado durante dos años en el estudio de Alfred Fellinger, uno de mis maestros, y había participado en las Casa FOA del estudio. Teníamos 21 años y estábamos en la muestra. No ganamos ningún premio, pero fue bueno porque demostramos que podíamos. Me presenté solo en 1997 e hice un baño que tenía 2,40 m x 2,40 m. Gracias a él gané la beca DArA Junior. Luego empezó una seguidilla de premios: por ejemplo, el de la revista Sophia en 1999 , y en Casa FOA, la medalla de plata en el año 2000 y la de oro en 2001.
-¿Cómo definiría su estilo?
-Tengo un lenguaje que es sumamente abstracto. Mi concepto es que hay un espacio para darle un uso. Pero esa función no la establezco yo, sólo la reinterpreto. Ese uso lo pone mi cliente. Si limito ese espacio con un estilo, limito la vida de sus habitantes. Mi teoría es que ese lugar, cuanto más limpio y puro sea, mejor, porque doy más libertad. Si el decorador hace un espacio muy condicionante en un estilo, está limitando a un determinado uso. Cuando diseñé el baño en Casa FOA, acá no existía el minimalismo y les encantó. Algunos me signaron como el precursor de este estilo en la Argentina, pero no estoy de acuerdo. Mi trabajo se relaciona con esa tendencia porque propongo la abstracción, pero como resultado de dos criterios: el protagonista es el usuario y la función antepuesta a otros valores. También uso la descontextualización de los materiales.
-¿Qué descubrió con los años?
-Yo soy por mi obra, no por mí mismo. Esta nota, si no está acompañada por mi obra, no tiene sentido. La difusión del profesional del diseño, cuando pasa a ser una difusión de estrella, no sirve porque yo no vendo mi imagen. Mi obra es lo que vale, porque me conocen por ella.
-¿Qué obras le gustaría realizar?
-Me encantaría hacer un hotel, de punta a rabo. Es un tema interesante, donde se mezclan los espacios y los no espacios, lo contenido y lo contenedor. También un centro de transferencia tipo Retiro: terminal de subte, tren, colectivos.
-Valora mucho el trabajo en equipo.
-Sí, en definitiva es lo que hay que hacer en nuestro país: trabajar en equipo. Es de una gran riqueza y no podría estar realizando estas actividades si no hubiera trabajado en equipo. Aprendí con Alfred Fellinger, Doris Oliva, Matilde Oyharzabal. Creo que los medios tienen que colaborar para mostrar la verdad en este rubro. Hay que destruir el mito de lo snob de nuestra profesión. Tenemos que quitar la parte frívola, entender que esto tiene que pasar más por el uso. El diseño debe hacernos la vida más feliz, debe permitir que lleguemos a casa y que sea un oasis a pesar de la realidad que estamos atravesando. Estoy convencido de que nuestro país va a salir adelante, pero hay que seguir y seguir. No escucho la mala onda. Lo que puedo hacer desde mi lugar es trabajar y pensar, que es lo que Dios me dio.
Modelos y precios
Algunos artículos que permiten acercarnos al estilo de nuestro entrevistado.
- Velador: tubo, en pergamino, de 30 cm de alto x 12 cm de diámetro, $ 48 (Concepto Urbano).
- Lámpara: de pie, con tensor, en papel, $ 68 (Concepto Urbano).
- Cubo: mesa ratona, en madera de nogal, $ 140 (Concepto Urbano).
- Florero: en porcelana, cuadrado, $ 14 (Bepinel).
- Bandeja: rectangular, en porcelana negro chocolate, $ 20 (Bepinel).
- Juego de vajilla: para 8 personas, en porcelana importada, $ 390 (Bepinel).
- Mesa ratona: en cedro lustrado en marrón oscuro. De 1,40 m x 0,70 m x 0,40 m, $ 590 (Simple).
- Mesa ratona: de tres tablas, en cedro. De 1,30 m x 0,80 m, $ 650 (Simple).
Fuentes consultadas: O+Z: Juramento 2161, 6° A; 4782-5644. E-mail:omasz@hotmail.com. Azcue Diseños: 4812-5341/1483. Concepto Urbano: Soler 5858; 4777-2292. Bepinel: Arenales 1143; 4812-2014. Simple: Gurruchaga 2181; 4833-3212.






