
En busca de conflictos
Aunque Jimena Anganuzzi se destacó en el escenario con dos piezas superelogiadas y aplaudidas, Mujeres soñaron caballos (en cartel) y Cachetazo de campo, ahora la pantalla grande seduce su corazón infiel
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No son ideas las que suben al escenario, los que suben son impulsos que inevitablemente, desde la platea, se leen como ideas. Eso. Impulsos y lentísimas reacciones se amontonan (casi hasta el agobio) en el pequeño escenario de El Camarín de las Musas cuando los seis actores de Mujeres soñaron caballos lo ocupan. Lucera está ahí y transcurre -parecería- casi sin emoción, sin conmoción; como si estuviese ajena a lo que allí se discute. Pero incuba un nivel de violencia que se diría imposible en ese cuerpo pequeño.
Lucera es Jimena Anganuzzi, quien se mete -desde hace un par de semanas- por tercera temporada en la piel de su personaje. Está acostumbrada a las puestas de largo aliento: lloró durante los seis años que estuvo en cartel Cachetazo de campo , la pieza con la que salió, junto a Federico León, de un lógico anonimato: era la primera vez para los dos en el teatro, no hacía mucho habían dejado las clases con Briski y todavía no habían cumplido los 20.
Esas lágrimas y esos mocos -muchos, a raudales- emanados casi con indiferencia en Cachetazo... fueron los que convencieron a Daniel Veronese (autor y director de Mujeres... ) sobre a quién debía convocar para su puesta. Ese aire ausente, distanciado, despojado le pertenecer a ella, a la actriz. Pero Jimena vuelve a sorprender. Esta vez desde la mesa de un bar: habla mucho, gesticula, se ríe... y piensa cada respuesta.
"No importa cuánto tiempo lleve haciendo una obra, siempre es distinto. Por ahí hay días que no me siento bien y no tengo tantas ganas de actuar, pero nunca me aburro. Y si, por ejemplo, tuviera la oportunidad de hacer de nuevo Cachetazo... , no lo dudaría."
La repetición no la agobia porque no tiene rutinas, ni ritos (ni siquiera esos sagrados para el teatro). "Nunca me concentro antes de entrar a escena -confiesa-. En una época hacía las dos obras: salía del teatro Sarmiento y me iba en moto al Callejón, donde tenía apenas diez minutos para cambiarme y salir".
- Otros actores no admitirían la ausencia de ese ritual...
- No creo en eso del rito del actor, ni me interesa. Lo respeto, porque son maneras de trabajar, pero a mí no me funciona. También tiene que ver con la confianza. En Cachetazo... ensayamos un año y medio, había mucha información sobre la obra, sobre el personaje. Era algo vivo, verdadero.
Para decir lo que le gusta y lo que no, es contundente. Reconoce que ver muchas obras la aburre: "Lo que busco son buenas actuaciones". Así, va eligiendo a los actores para llevar a escena un proyecto viejo y soñado: "algo sobre Dostoievski", que desarrolla junto a su amiga y ex compañera Paula Ituriz, con la que debutará como directora cuando este trabajo-que ya lleva dos años de gestación- "se pueda mostrar".
- ¿Estás lista para dirigir?
- Sí, y me encanta. Actuando me siento segura, más tranquila.
- ¿Es que ya no tenés desafíos como actriz?
- No, ni a palos, todavía no hice nada. Pero me siento con más herramientas para hacerlo. Dirigir me conflictúa y eso me gusta.
En busca de conflictos, de desafíos, anda Jimena. De todo tipo, de esos que tienen que ver con el escenario y de los que tienen que ver con la vida. "Antes pensaba que actuar era lo único que me daba placer, pero fui creciendo y empezaron a aparecer otros intereses. Ahora el teatro no es todo, empezaron a cruzarse otras cosas." Irse de la casa de los viejos, tener su casa, compartirla, terminar de hacer un duelo (su hermana, Fernanda, murió de sida hace cinco años), crecer. Ni más ni menos que la vida.
A los 25 años, el futuro económico también la preocupa -y ocupa-. El teatro no da más que para la semana, para tener algo en el bolsillo, pero no para mantener una casa. "Sólo ves plata cuando viajás, en los festivales." Ante la necesidad, entonces, apareció la televisión, un medio del que no reniega, pero que tampoco le genera el compromiso que a ella le gusta tener. "No es trabajar de moza -aclara-, es actuar y es eso lo que yo quiero."
Su experiencia en Tumberos , con Adrián Caetano (participó apenas en tres capítulos de la serie), la conmocionó y aún hoy la sobresalta cuando, desprevenida, alguien le grita ¡Tumbera! por la calle. Pero, en el podio de preferencias, después de las tablas está el cine. Justamente, para este mes, espera el estreno de Nocturna , la película de Cristian Pauls que protagonizó junto a Damián de Santo, Alejandra Flechner y Francisco Fernández de Rosa. "Ahí también tengo un personaje rarito -anticipa-, roba, tiene poderes... ¡Pero no llora! "
Todo juntos
- ¡ Acción! Jimena está esperando que llegue octubre. No es que quiera quemar etapas, pero es que en ese mes finalmente llegará a la pantalla grande (más precisamente a la del Malba) Todo juntos , la película que filmó junto a Federico León y que los tiene no sólo como protagonistas, sino casi como únicos actores.
Pero para que no se le haga ardua la espera, Jimena tiene en carpeta varios proyectos (además de los que habla en la nota). A saber: participar en una tira de la productora Ideas del Sur y llevar adelante la segunda puesta de Intimoteatroitinerante, el teatro en cabinas que dirige Fernando Rubio.






