En cruceros inmensos, pero lejos del ruido
Cómo disfrutar de un gran buque sin cruzarse con miles de pasajeros en cada espacio. Sectores privados, desembarcos exprés, alta cocina y otras delicias exclusivas
El auge de los cruceros de los últimos diez años es sinónimo de turismo masivo. Barcos cada vez más grandes, miles de pasajeros. Pero así como hay naves pequeñas para expediciones extraordinarias, las empresas navieras dedicadas al turismo de gran escala decidieron seducir al también pasajero que busca y puede pagar un servicio de alta gama.
Para lograrlo, incluyeron sectores privados dentro de los mismos buques, de manera que sus pasajeros puedan compartir los espacios comunes, pero también tener privacidad. Ofrecen alta cocina, desembarcos exprés y all inclusive en serio. Las bebidas, por ejemplo, en cualquier momento y lugar están a mano sin cargos extras. Hasta tienen menús de almohadas y selección de colchones. Hay barcos como los de Paul Gaugin Cruises que poseen una marina retráctil para que los pasajeros tengan la opción de salir al mar en botes y realizar actividades náuticas como windsurf en medio del océano. O los cruceros de Silverseas que no tienen cabinas internas y todos los huéspedes cuentan con servicio de mayordomo.
Los huéspedes que pagan la exclusividad no deben hacer filas ni esperar durante largos minutos para tomar lanchas, cuando el desembarco es de esta manera. Por el contrario, las tienen disponibles a demanda. Hasta los trámites migratorios son más sencillos. Y al regresar del paseo en cada puerto encuentran un gazebo donde reposar, bebida fresca en mano.
La única verdad es la realidad
Navegar aguas profundas a bordo de un colosal barco –en 2015, será botado el Allure of de Seas, nuevo monstruo de los mares, que podrá albergar a 7400 turistas– con variedad de piscinas, restaurantes y actividades recreativas, es el sueño de muchos. Pero no siempre se cumple del modo en que se lo imaginan. La idea de vacacionar en estas embarcaciones suele iniciarse con la ilusión de apreciar el movimiento mecedor y zambullirse en la paz de contemplar por horas las aguas infinitas o la inmensidad de un cielo despejado que, a veces, se salpica de nubes. Incluso algunos tienen la expectativa de pasar una noche romántica a la luz de la luna y el resplandor de las estrellas. Pero este deseo se comparte con otros miles de personas que buscan lo mismo, conviven a toda hora y no siempre es fácil encontrar una reposera libre. Además, para bien o para mal, se organizan actividades animadas por personal entusiasta, que alienta a viva voz a los participantes y suele perturbar a los que sólo quieren descansar. Tanto jolgorio no deja demasiado espacio para la intimidad.
Más allá de los puertos, se pasa mucho tiempo a bordo. Atentas a esta situación, cada vez más compañías incorporan servicios premium.
Hay suites y en sectores de cabinas especiales. The Haven, por ejemplo, es el espacio en los barcos más nuevos de Norwegian Cruises concebido para que no más de 150 personas encuentren la paz que desean, con la posibilidad de volver al bullicio cuando gusten. Tiene accesos disimulados: no es que hay guardias que impiden el paso de los demás, sino que los pasajeros que están dentro del programa saben cómo acceder. También Norwegian tiene camarotes de mayores dimensiones, grandes ventanales, balcones y hasta terrazas en las Garden Villa, con hasta tres habitaciones con cama King o Queen size, tres baños completos y un toilette, además de un espacioso living compartido con piano de cola, jardín privado con hidromasaje, comedor al aire libre y terraza.
Más allá de este caso particular, las suites de los barcos masivos suelen ser especialmente confortables y estar decoradas con flores frescas y materiales nobles como la madera y el mármol; además de tener colchones superiores y set de baños con sales de baño y máscara de gel para los ojos, como los que ofrecen en algunas cabinas de Princess Cruises Lines.
Muchas de las habitaciones mejores dotadas se hallan, asimismo, en espacios exclusivos como en el Yacht Club de algunos barcos de MSC Cruceros, como es el caso del Preziosa, donde 99 suites están dispuestas en torno a una recepción privada, salón panorámico, ascensor y biblioteca, además de un sector de piscina propio con hidromasaje, solárium y bar, abierto hasta muy tarde y con servicio tan personalizado que los camareros ya saben los tragos preferidos de los pasajeros.
En lo más alto
Las firmas de crucero instalan sectores destacados en los pisos más altos, en la proa, lo más cerca posible del cielo. Allí suelen distribuirse estas piscinas y jacuzzis de los programas exclusivos. También, por ejemplo, los espacios para los denominados rituales ayurvédicos que prestan algunas embarcaciones de Costa Cruceros, que consisten en una serie de tratamientos basados en medicina india.
Otro ejemplo de relajación en lo más alto del crucero es The Waves Yatch Club del buque Monarch, que recorre las Antillas y el Caribe Sur durante todo el año, de Pullmantur con un chill out con solárium y camas balinesas en cubierta. La calma se complementa con delicias gourmet que no suelen abundar en los buffet ni en los restaurantes, algunos muy buenos, para el público general.
Una de las experiencias más engorrosas de los cruceros masivos es embarcar y desembarcar, ya que requieren de largas filas. Por eso, los pasajeros VIP suelen tener prioridad para subir y descender. Incluso para Migraciones suelen tener personal que agiliza los trámites de manera que los huéspedes accedan al barco sin mayores esperas. Un mayordomo recibe al turista y, después del check-in lo acompaña a su habitación. Y es también quien se ocupa de deshacer el equipaje si el pasajero lo desea –así como de hacerlo cuando llegue momento de partir– y de realiza las reservas, tanto para los restaurantes como para las excursiones.
Otra característica de estos servicios es que tienen sectores reservados especialmente para comer. Incluso, para hacer la experiencia más original, en el caso de algunos barcos de Princess se da lo que se llama la Mesa del Chef, que invita a que menos de diez pasajeros sean testigos de lo que ocurre en la cocina, reciban consejos y secretos culinarios por parte del cocinero y disfruten de cócteles, espumantes y degustación de varios platos creada para la ocasión.
Según cada empresa, este tipo de servicios VIP suele estar incluido cuando se reservan los mejores camarotes del barco o se pueden contratar de manera independiente, siempre que el alojamiente sea en los sectores más caros del barco, pagando o no un monto adicional en algunos casos.
Siempre está la opción de cruceros pequeños, generalmente de hasta 300 pasajeros, que suelen llegar a los destinos más lindos. Incluso dan la vuelta al mundo en unos cuatro meses, con servicios de alta gama. Pero si de barcos inmensos se trata, las opciones se han multiplicado.