Gente rígida: por qué es importante ser flexible en situaciones adversas

Hay una característica fundamental que todos los seres humanos necesitamos desarrollar para que nos vaya bien en la vida.

Cuenta una vieja anécdota que en una oportunidad un barco iba navegando e ingresó en un canal oscuro donde había mucha niebla. De pronto, el capitán observó una luz enfrente. De modo que envió el siguiente mensaje: “Gire tres grados al norte”. Frente a ello, los encargados de la luz le respondieron: “Gire usted tres grados al norte”. El capitán, muy molesto, les mandó un mensaje contundente esta vez: “Habla el Capitán de la Marina de los Estados Unidos de América. Repito: Gire tres grados al norte”. Esta fue la respuesta que obtuvo: “Y nosotros somos un faro. Repetimos: gire usted tres grados al norte”.

La gente rígida siempre se termina quebrando. Aquellos que no tienen la capacidad de maniobrar, de girar, de detenerse a pensar para buscar nuevas alternativas, por lo general, sufren y todo les cuesta más en la vida. Porque ven todo y a todos en términos de blanco o negro, sin matices.

Preguntémonos: ¿Cuántas crisis hemos atravesado en la vida? Seguramente más de una. ¿Tenemos convicciones? Sí. ¿Tenemos firmeza? Claro que sí. Pero, en especial en situaciones adversas, necesitamos actuar con flexibilidad. Es decir, con la habilidad de adaptarnos a las circunstancias, de hallar nuevas maneras de reaccionar y de hacer las cosas, de cambiar si es necesario, de construir nuevos caminos.

Porque, en ocasiones, lo que tenemos por delante es un faro y el giro tenemos que realizarlo nosotros, para no chocar y acabar dañados. Para lograr avanzar a pesar de los obstáculos.

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