Habitaciones sin paredes: la nueva experiencia de un hotel en los Alpes suizos

Habitación sin paredes, ni techos e increíbles postales con vistas de 360 grados a los Alpes suizos es una de las propuestas de un hotel, que ofrece un menú de experiencias que puede incluir una puesta de sol sobre un viñedo en la ladera de una montaña

La idea se originó en una instalación de arte emergente llamada Null Stern (Zero Stars). Es un conjunto de suites de hotel fundadas por el profesional de la hospitalidad Daniel Charbonnier y los artistas conceptuales Frank y Patrik Riklin.

En declaraciones a Insider, Charbonnier dijo: "Para mí, el concepto me habló como profesional de un hotel. En toda la segmentación de los hoteles, sentí que el sistema de valores para los huéspedes pasó de ser aspectos tangibles a experiencias y aspectos intangibles".

En 2009, los tres construyeron una instalación de arte en un búnker nuclear subterráneo. Charbonnier vio la idea, la reconoció como una experiencia que muchos buscan y se sorprendió cuando los invitados querían pagar más por eso.

Lo que originalmente comenzó como una instalación artística se convirtió en una marca hotelera con siete camas en todo el este de Suiza. Además, las camas tienen mayordomo. Las habitaciones, que abren en julio (durante el verano boreal), tienen un precio base de 295 francos suizos, equivalentes a unos 310 dólares por noche.

Después de haber trabajado en la industria durante años, Charbonnier nunca había visto a los huéspedes ofrecer pagar más, a pesar de tener habitaciones lujosas. En ese sentido explicó: "Solía darles oro, cristal y mármol a los invitados y aún así era difícil obtener dinero de ellos. Si puedo hacer feliz a la gente en un búnker nuclear, realmente me demostró que lo que importa es la experiencia".

Cuando los tres decidieron cerrar el búnker, se convencieron de pasar a una nueva idea con el concepto de la "experiencia". Por eso, en 2016, abrieron el hotel al aire libre, que estaba a 2000 metros sobre el nivel del mar, en los Alpes suizos.

La experiencia ofrece un total de siete camas en diferentes lugares de Suiza. En el primer día que se ofrecieron, dos de las habitaciones se agotaron durante todo 2020 y ya hay 9000 personas en lista de espera.

El hotel es administrado por un residente local, que está capacitado como un "mayordomo moderno", para hacer camas con vientos fuertes y llevar bandejas de comida a través del terreno. En caso de llover, los huéspedes serán llevados a una habitación interior.