El término Tex-Mex surge de la creación de este plato fronterizo y marcó un precedente de la comida popular
LA NACIONSi no fuera por los Nachos, probablemente nadie pisaría el pueblo de Piedras Negras, en la frontera norte entre México y Estados Unidos. Lo cierto es que pocos lo conocen, pero hoy existe un vínculo entre esta localidad de 350.000 personas y el mundo a través de la comida. Desde hace varias décadas este plato se convirtió en una de las picadas más consumidas en cientos de países. La palabra es parte de la lengua internacional; todos saben qué son los nachos: trozos de maíz horneados o fritos, cubiertos con queso, picante, carne, cebolla o lo que esté disponible. Nadie sospecharía que un plato tan popular surgiera de un lugar tan desconocido, y que incluso la palabra “Tex-Mex”, surgiera del mismo sitio. Pero todo nació de la combinación de hambre e improvisación.
Fue una noche de 1943 cuando un grupo de mujeres estadounidenses cruzaron la frontera en busca de algo de beber y un poco de comida. Para todos los turistas, el único lugar para ir era el restaurante “El Moderno”, en el centro de Piedras Negras, un pueblo en el estado de Cuahuila -México- que colinda con Texas. “Tenía un piano de cola y un escenario en donde había conciertos los fines de semana. Estaba hecho para recibir a los americanos”, explica diálogo con LA NACION, Lucía Pérez Paz (36), periodista y habitante de Piedras Negras. Hoy sigue siendo un pueblo pequeño, pero en esa época, El Moderno era el único restaurante “de categoría”, como lo describió Pérez Paz. Las mujeres fueron a pie al restaurante, pero cuando llegaron, casi todas las luces apagadas y la puerta estaba cerrada. Aun así que tocaron la puerta de cristal hasta que alguien los atendiera.
La persona que abrió la puerta fue Ignacio “Nacho” Anaya, el jefe de camareros. “No se le iba a negar la entrada a las esposas de unos militares gringos”, sugiere Pérez Paz. En Eagle Pass, el pueblo vecino del lado estadounidense, había una base militar y todos visitaban Piedras Negras exclusivamente para romper con el día a día del cuartel. “Se gastaban millonadas, yo me acuerdo que desde mi casa se escuchaba todo el ruido que hacía la gente del Moderno”, recuerda Juan Pérez Gutiérrez (78), el padre de Lucía, y amigo de los hijos de Pérez Gutiérrez. “Los dueños en esa época eran de Rodolfo de los Santos, que era uno de los caciques del pueblo. Lo que decían, se hacía”, agrega. Cuando los dueños del restaurante, escucharon el inglés de las mujeres, le ordenaron a Anaya que activara la cocina como sea.
Al sentarlas, el camarero se percató que no había ningún cocinero y de comida quedaban solo las sobras: totopos -tortillas de maíz cortadas en cuatro y fritas-, porotos negros, chiles jalapeños y queso Colby -producido en Wisconsin y muy común a mitad del siglo pasado. Con la presión del jefe, Anaya mezcló todo en una fuente y lo puso al horno. “A las señoras les encantó el plato y se quedaron buen rato en el bar”, relata Pérez Gutiérrez. “Todos conocíamos a ese mesero como Nacho, pues quedó el platillo con el mismo nombre”, agrega.
Después de ese día, comenzó a llegar mucha gente de Eagle Pass y otros pueblos texanos a probar el “especial de Nacho”. “El Moderno estaba a tres cuadras del puente internacional (el único que cruzaba el Río Bravo en ese momento) y había filas largas desde la frontera”, recuerda Pérez Gutiérrez. Después del éxito, Anaya renunció a El Moderno y en 1960 abrió un restaurante llamado Nacho’s en el mismo pueblo. “Más que un restaurante, en Nacho’s se servía el plato principal, comida corrida [platos tradicionales mexicanos] y se acompañaba con un trago. Recuerdo que siempre había mariachis y fiestas por la noche”, agrega. Desafortunadamente, ese restaurante cerró en 1994 después de la crisis económica que golpeó al país. El Moderno duró unos años más, aunque en 2015 también dejó de funcionar. Los nachos se popularizaron a partir de la publicidad generada en los intermedios del Superbowl, especialmente a partir de los 90.
El Festival Internacional del Nacho
El 21 de octubre se celebra el día internacional del nacho y en Piedras Negras cierran el pueblo por tres días. El Festival Internacional del Nacho es organizado por el mismo municipio y reciben a turistas de varias partes del mundo. “Llegan sobre todo gente de Estados Unidos, incluidas varias celebridades nacionales e internacionales”, cuenta Pérez Gutiérrez. Dentro de las actividades también se compite cada año para batir el récord del nacho más grande del mundo y hay un certamen de belleza.
Durante el festival hay diversos competidores de Piedras Negras y varias ciudades texanas que buscan ganar el título de “mejor receta de nachos”. “La verdad que hasta hace menos de 10 años nadie conocía este pueblo, pero desde que empezó esta celebración llega gente todo el año. El turismo terminó levantando un poco más al pueblo”, opinó Pérez Gutiérrez.
La receta original de los “Nachos”
Ingredientes para 4 personas
10 toritillas de maíz
300 g de queso Colby
300 g de porotos negros
2 chiles jalapeños
Sal, pimienta y aceite
Preparación
La receta original de nachos consiste en cocer en una olla porotos negros hasta que queden suaves y luego hacerlos puré. El puré se fríe con un poco de aceite, y se agrega sal y pimienta.
Mientras tanto se cortan tortillas en cuatro (en forma de triángulo) para luego freírlas para que queden crocantes.
Ya hechos los totopos se ponen en una fuente, se agregan los porotos y se ralla el queso sobre toda la mezcla. Se mete al horno a 200 °C por 15 minutos.
Finalmente, se cortan en rodajas dos chiles jalapeños y se agregan a la fuente.
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