Las mil caras de Belloso
"Es como si fuera Misión imposible . Te dicen: "La misión es hacer un payaso", y yo me pongo a estudiar, a caracterizarme, a probar. En este caso, el enemigo es el público que si te reconoce te mata, te encarcela, te tortura." Un poco dramática es la imagen que utiliza Carlos Belloso para referirse a la profesión que lo desvela desde hace 15 años, pero también la que mejor pinta su sensación de desafío. Y parece que le gustan los retos: sólo durante este año se metió en la piel de once personajes, hecho al que no le presta especial atención. "Hubo años en los que trabajé mucho más, llegué a hacer tres obras por fin de semana, sólo que ahora se me reconoce por lo que hago en televisión." Precisamente ahí reside la diferencia entre lo que vivió años atrás y lo que le tocó vivir durante 2001: un reconocimiento que podría considerarse masivo y que se consolidó con su Donatello sordomudo de Culpables , luego de las dos temporadas en la piel del Vasquito de Campeones .
No es una postura de falsa modestia o un incomprensible desinterés el de Belloso por lo que le puede deparar un reconociento que se le hizo mezquino durante tantos años -salvo entre los amantes del under - transitando por raros escenarios. A él lo que le gusta es investigar, indagar, correr sus propios límites, todo lo demás es yapa. Algo de lo más normal para alguien que se considera neurótico (dice el diccionario: furor, entusiasmo por una cosa, deseo vehemente de ella). "Hasta mi vieja, que era enfermera, tenía una teoría científica acerca de mi hiperquinesis, que planteaba muy seriamente delante de mis maestras. Yo lo defino como una neurosis grave. El arte es neurosis, no es un angelito que viene y se posa. Esto lo descubrí leyendo a Barthes". Y así empezó a entender por qué le salía tanta gente de adentro, de dónde venían tantas ganas de más, de distinto, de nuevo.
Los otros
- El Jaime de Felicidades "Fue mi primera incursión en cine y estuvo bárbaro. Lástima que no me llamaron más. Acá en el cine se manejan entre amigos. Yo no tengo representante y eso parece ser una desventaja. Cuando hacíamos Campeones , Pablo Cedrón me tenía al lado y escribía sobre la relación del cómico, el público y sus rutinas. Soy payaso para poder dejar de serlo, es un medio para otras cosas, pero igual no puedo dejar de inventar chistes tarados. "
- La Intimidad de Javier "Me reconozco en ese momento de la separación, en el que todo el tiempo estás a punto de... o de golpe ya estás separado, y no sólo de tu pareja, sino que también de otros afectos, de tus bienes. Fue doloroso, pero al igual que yo mi personaje no es abandónico, sólo se separa de la mujer."
- Donatello "Salvando esto de que encaro la sordera como una dificultad, también surge porque la dejo de lado. Donatello (de Culpables ) trata de ocultar su problema, es coqueto, no usa audífono y lee los labios. Si le sacás el impedimento de escuchar, coincidimos en una sensibilidad especial, creo que es el que más se parece a mí."
- Capitán Piluso "Es un proyecto que apenas se concretó este año, pero al que le pongo todas las fichas para el que viene. Yo veía al Capitán de muy chico y hasta le mandé una carta. Lo loco fue que me respondió y me envió una alcancía de Batman de 50 centímetros de alto. Creo que hay un puente místico entre él y yo. Tengo que aproyechar que me puedo encarnar en él, cosa que muchos no pueden. Es un hacer para no olvidar."
- Vasquito "Compartimos esa mezcla rara de perversión e inocencia. Un nene atrapado en el cuerpo de un grande. Pero a la vez es el más miserable, el más Viejo Vizcacha, el que sobrevive. Yo he vivido bastantes años cirujiando, pero nunca tanto. La observación me distancia, me devuelve a mi mundo infantil."
El multifacético Dr. Peuser
¿Qué hay de Carlos Belloso en cada una de sus indecifrables criaturas?
Son ocho los personajes que Belloso imaginó para su Dr. Peuser , el unipersonal que durante casi seis meses se instaló en el Actor´s Studio y que a mediados de enero retomará la costumbre. Y no fue fácil meterse en ese mundo comandado por la incertidumbre. Allí, el postrado y brillantísimo doctor Steven Hawkings -Stephen, en la realidad- muta su nombre considerando que podría haber nacido de padres argentinos. "Yo tuve un hermano de leche que tenía poliomielitis y esa imagen me acompañó desde siempre. Ese que está en el escenario podría haber sido yo."
Rata Jeiuord es un ratón de laboratorio que tomó forma femenina. "Creo que con el ser humano hombre todo es menos interesante." También aparece un testigo casual que llegó a convertirse en juez de la Nación. "Por eso le dedico la obra a Marco Denevi que tiene un cuento que comienza así. En medio de tanta rutina circense, va una payasada." Y Nicolino Laporta es un carcelero que resume una mentalidad muy limitada. "Podría ser yo, que también formo parte de la manada que recibe golpes en la cabeza y es comida como chuleta. Una insensibilidad canchera que termina mal."
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